Los centros de guerra (5)

Por Joaquín Castillo.

Estamos en medio del proceso del declive del imperialismo estadounidense, sin especificar con precisión cuándo se inició y cuándo terminaría de ser enterrado, aunque decimos que a partir del nacimiento como nación independiente, el 4 de julio de 1876 las más desgarrante agresión contra México, con el robo de la mayoría de su territorio, encontrando en la guerra contra Corea, el criminal arrojo de las bombas contra la población civil de Japón. Ambas atrocidades representan, en conjunto, las pruebas de la naturaleza, de su carácter genocida, a más de lo que representa el capitalismo como sistema explotador y saqueador de los pueblos del mundo.

Son dos etapas de desarrollo de robo del esfuerzo del trabajo de los trabajadores, comenzado en el siglo XIV y XV por el sistema capitalista, historia que revela la naturaleza perniciosa a partir del genocidio contra los pueblos originales al llegar los colonialistas europeos a América, imponiendo su religión, sus idiomas y culturas con la bayoneta, la espada, la hoguera y la Biblia.

La Primera y Segunda Guerras Mundiales dan un gran empuje al desarrollo de la industria armamentista, ante el afán de las potencias más desarrolladas por superar la opositora y elevando aún más la ambición desmedida y el egoísmo, estimulado por el supremacismo del sionismo hermano mellizo del fascismo, cuya fuente es la ideología del racismo, sistema de ideas y concepciones de superioridad racial de una determinada clase élite, grupo engreído que se presenta él mismo frente al resto de la humanidad con marcadas diferencias, pero cuya esencia natural permite tener un origen, desarrollo y transformación común concatenado en la naturaleza desde la que formamos parte inseparable.

Es de ahí el origen distorsionado de la realidad histórica contada por una clase dominante que a través del desarrollo mismo de la producción y reproducción va cambiando cuantitativa y cualitativamente en sistemas opresores cuyos grupos dominantes han ido sucediéndose conforme los niveles de riquezas económicas, políticas y sociales. El interés de los opresores por mantener sus privilegios mediante la explotación de la mayoría trabajadora, ha conducido al oscurantismo, interpretando y educando a la sociedad en función de que la mayoría actúe y se comporte en defensa del estado de cosa, pasando el conocimiento cultural, psicológico y social en general a la pro siguientes generaciones.

Para eso, no ha habido mejor forma que negar la realidad según la cual el origen y desarrollo de la cultura y todo el conocimiento proviene del desarrollo de la producción y reproducción de lo material, los (alimentos), sin lo cual la vida no existiría. La élite dirigente dividida entre las creencias (religión) y la política (gobierno), dividida para hacer creer a los más ingenuos y manejables, que hay un poder al que debe obedecerse, que es invisible, pero que castiga con severidad hasta la muerte si se desobedecen sus reglamentos divinos (Dios), el creador de todo lo que se encuentra en los libros de la Biblia, escrituras frente a las que se comete pecado que conducen a la muerte de existir alguna duda acerca de sus escrituras y de su autor único (Dios). Ese miedo inculcado e infundado desde siglos a las diversas generaciones y ante la ausencia de las ciencias y filosofía que estudian la procedencia del hombre y el desarrollo de las cosas, ha calado en la psicología de la mayoría de la humanidad.

Junto a la política, la religión forma parte integral del dominio del poder establecido, aprovechado por los grupos económicos dominantes de las diversas sociedades opresoras, a pesar de que ha sido la insuficiencia de conocimientos científicos lo que dio origen a las creencias a partir de la falta de explicaciones acerca de los fenómenos naturales que se sucedían, desconocidos para entonces en la sociedad primitiva. Ese dominio tiene su inicio en la sociedad patriarcal (en la esclavitud clásica), cuya base estriba en el surgimiento de la propiedad privada, frente a propiedad social de la tierra y de lo producido por la comunidad (el comunismo primitivo). Esa parte de la historia humana es negada y hasta se ha ocultado para evitar el conocimiento real del origen de la vida humana, su evolución material y espiritual real para evitar los cuestionamientos del sistema de dominio con base en el engaño.

Estas explicaciones las hemos presentado para dar inicio a los relatos concernientes a las pretenciones de las corrientes ideológicas del sionismo y fascismo que preconiza el imperialismo con las concepciones supremacista blanca (raza aria), razón por la que se oprime a la mayoría de los trabajadores y las naciones del mundo, en estos momentos promovidas por el imperialismo estadounidense, pero cuyas concepciones vienen del colonialismo europeos, una herencia cultural asociada con las instituciones religiosas y al poder económico, político y social que la élite se niega a compartir, a pesar de las necesidades que se padece ante la ausencia de los derechos fundamentales para los que la mayoría trabaja. Esos poderes prefieren, en su ambición desmedida y el egoísmo, exterminar a los que se oponen a seguir viviendo en condiciones esclavas. Por eso, agreden, asesinan masas enteras, hacen guerras para seguir saqueando e invaden bajo cualquier pretexto en nombre de la paz y su democracia.

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