Desnudando a la Antigua Orden (4 de 5)

Por Ramón Morel

El Gran Engaño: ¿Por qué el Discurso de la Antigua Orden no Toca el Poder Real?

Mientras señalan al inmigrante, protegen a los que se benefician de un modelo económico que necesita de la mano de obra barata y el conflicto.

El discurso de la Antigua Orden se vende como un grito de guerra contra el sistema. Pero un análisis frío revela su gran paradoja: es un movimiento aparentemente anti-elitista que, en la práctica, sirve como válvula de escape para el poder económico establecido. Este artículo desentraña cómo su retórica protege a las verdaderas élites desviando la ira popular.

La Válvula de Escape Social

El modelo económico de sectores clave de la República Dominicana—especialmente la agroindustria y la construcción—depende estructuralmente de la mano de obra haitiana, mayoritariamente irregular, mal pagada y sin derechos. Esta precariedad abarata costos y maximiza ganancias para los grandes empleadores.

La Antigua Orden, con su obsesión en el “inmigrante ilegal” como problema, nunca señala a los empleadores. Nunca cuestiona el modelo de explotación. Al canalizar toda la frustración ciudadana hacia el síntoma (el migrante), desvía la atención de la causa (un modelo económico que necesita de esa explotación). Es una distracción masiva y perfecta.

El Ataque Selectivo a las Élites

La retórica de la Orden es ferozmente anti-elitista, pero su definición de “élite” es curiosamente selectiva:

Atacan ferozmente a la élite política tradicional , a la que acusan de “entreguista” y “corrupta”. Esto les gana simpatía popular.

Ignoran por completo a la élite económica (grandes conglomerados agroindustriales, constructoras) que se benefician del flujo migratorio que ellos denuncian. No hay consignas contra los dueños de los bateyes ni contra los grandes desarrolladores inmobiliarios.

Esta selectividad no es casual. Mientras el pueblo debate sobre “inmigración sí o no”, la pregunta incómoda—“¿por qué existe un mercado laboral que precariza a todos los trabajadores?”—nunca llega a la mesa.

El Nacionalismo como Cortina de Humo

Al enmarcar un problema socioeconómico complejo como una simple cuestión de “identidad nacional y soberanía”, el debate se estanca en la emoción y la cultura. Se vuelve imposible discutir con datos sobre salarios, condiciones laborales o reformas del mercado de trabajo. El nacionalismo exacerbado actúa como una cortina de humo que impide analizar las bases materiales del conflicto.

Lejos de ser una amenaza para el poder establecido, la Antigua Orden cumple una función de estabilización del sistema. Su existencia garantiza que el conflicto de clases—la lucha entre el capital y el trabajo—se transforme en un conflicto étnico-nacional. Es el sueño de cualquier élite económica: que los de abajo luchen entre sí, en lugar de cuestionar a los de arriba.

En el quinto y último artículo de esta serie, revelaremos el proyecto final de la Orden: no solo protestar, sino gobernar.

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