Trump contra Venezuela: falsas justificaciones, razones geopolíticas

Por Yoselina Guevara López

El 2 de noviembre de 2025 en una entrevista con la periodista Norah O’Donnell para el canal de televisión CBS, el presidente estadounidense Donald Trump rechazó la posibilidad de un ataque directo contra Venezuela, pero afirmó que “los días de Maduro están contados”. Mientras el portaviones más letal de Estados Unidos y según algunos expertos el más grande del mundo, el USS Gerald R. Ford, zarpó de Europa para unirse a la fuerza naval y aérea estadounidense desplegada en el Mar Caribe, aumentando las expectativas de que la administración Trump pueda intensificar lo que afirma es un “ataque contra los narcotraficantes”, pero que plantea serias dudas sobre su legalidad y efectividad.

Falsas justificaciones: doctrina antinarcóticos

Desde el inicio de las operaciones en el Mar Caribe las fuerzas armadas de los Estados Unidos han hundido más de 14 pequeñas embarcaciones y asesinado a más de 60 personas, de los cuales no hay datos de identificación de los fallecidos, mucho menos se conoce la naturaleza de la supuesta carga que transportaban así como lo referente las actividades que estaban desarrollando en el mar. Sin embargo la administración Trump, sin ningún tipo de prueba fehaciente, afirma que estas personas asesinadas son narcotraficantes.

El presidente norteamericano durante una conferencia de prensa el 15 de octubre asevero que “por cada barco que hundimos, salvamos 25.000 vidas estadounidenses”, una afirmación que ralla en el ridículo tomando en cuenta que son pequeñas embarcaciones y sabiendo que el ano pasado los Estados Unidos tuvo 84.000 defunciones por sobredosis; es decir que con solo el hundimiento de 3 barcazas era suficiente para haber declarado una victoria. Por otra parte si el problema mayor en Estados Unidos es el consumo de fentanilo, esta potente droga no llega desde Venezuela, y las pequeñas embarcaciones hundidas no tienen ni siquiera la capacidad para llegar hasta las costas norteamericanas.

En todo caso Donald Trump, está tratando de mantener la espectacularización de una narrativa, que a estas alturas nadie le cree, queriendo además imponer una doctrina antinarcóticos, justificada legalmente por la seguridad nacional, que probablemente le puede servir para enfrentar a México, que sí pudiera ser un potencial rival.

Enfrentar un hegemón

Ante el asedio y la amenaza estadounidense la respuesta del gobierno venezolano ha sido primero la organización del pueblo en unión popular y militar en rechazo a una invasión extranjera y a la violación de la soberanía; por otra parte la denuncia a nivel internacional de la ilegalidad de las acciones norteamericanas, así como también el posible inicio de un conflicto bélico en una región caracterizada por la paz.

En este sentido desde diferentes agencias de prensa se ha señalado que el presidente Nicolás Maduro ha solicitado apoyo a Rusia, China e Irán para modernizar radares, aviones de combate y sistemas de defensa aérea, con el objetivo de crear un cinturón disuasorio que al menos dificulte cualquier iniciativa estadounidense en la región.

Todo ello es factible, pero debe ser visto no como una búsqueda de alcanzar una superioridad que compense los problemas de mantenimiento y actualización de arsenales que actualmente enfrenta las fuerzas armadas venezolanas. Es la configuración de una estrategia que reduzca la libertad de acción de buques, aeronaves y drones norteamericanos a lo largo de la costa venezolana y sobre la infraestructura energética, dejando cualquier operación estadounidense expuesta y cada error mucho más visible, de manera tal que en caso de falla y dificultad para alcanzar un objetivo la administración Trump tenga que pagar sobre todo un alto costo político.

Posiciones de los socios políticos y estratégicos

Moscú sigue siendo el socio político más sólido, con la ratificación de un tratado integral de asociación con Caracas, que estipula una continuidad en la inversión en Venezuela en energía, minería y seguridad. Pero el esfuerzo bélico en el frente ucraniano puede limitar la capacidad y los plazos de envíos desde Rusia; lo más probable es que se aboquen al apoyo en mantenimiento y reparaciones, envió de repuestos, equipos de entrenamiento y algunos lotes de misiles.

En cuanto a China, pudiera ser más cautelosa con los suministros militares, priorizando sensores, telecomunicaciones, y mantenimiento, esto le permite tener mayor visibilidad sin verse arrastrada a crisis transatlánticas. Respecto a Irán, están acostumbrados a sortear las sanciones, pueden suplir rápidamente las deficiencias con drones e interferencia electrónica; estas son herramientas económicas, adaptables y muy eficaces en la saturación táctica.

Razones geopolíticas de Estados Unidos

Además de esta inusitada implementación de una “doctrina antinarcóticos”, la apropiación de los recursos de Venezuela y un eventual cambio de régimen que sea afecto a los intereses norteamericanos, la administración Trump está preparándose para un largo conflicto con China, su verdadero y principal rival geopolítico. De ahí nacen todas las maniobras que estamos presenciando, desde los aranceles hasta la imposición del rearme a la Unión Europea, pasando por la posibilidad de una apertura hacia Rusia. Es decir es el alineamiento de diferentes factores que conformen un frente contra Pekín o al menos no favorable a China; por ello es vital recuperar el poder en la zona que Estados Unidos ha considerado su patio trasero y convertirlo en su “fortaleza”, su “fortín”.

Para Washington, desde diferentes puntos de vista Caracas representa un gran problema porque, a lo largo de los años, ha creado unas relaciones sólidas con Moscú, Pekín y Teherán. Estados Unidos no se resigna a la idea de perder su zona de influencia así como al hecho de que ya no es posible dominar un continente únicamente por la fuerza y tras una humillación constante; por ello enarbola su bandera en el Mar Caribe para reafirmar su dominio marítimo, aunque sea eminente su declive más que un ataque cobarde a una nación soberana.

La experiencia reciente nos enseña que iniciar una guerra es más fácil que terminarla, Venezuela es un país que por ejemplo tiene más del doble del tamaño de Irak, una compleja geografía, una historia de rebeldía y está dirigido por un gobierno que cuenta con la aceptación de la población y la lealtad de las fuerzas armadas. Si Washington llegara a lograr por la fuerza un cambio de gobierno corre el riesgo de recrear las interminables guerras y desastres que ha creado en el Medio Oriente, pero esta vez en su propio continente. Tenemos el ejemplo de Libia donde el resultado sigue siendo el caos, guerra civil, mercados de esclavos a cielo abierto y una puerta abierta de inmigrantes hacia Europa.

Esperemos que predomine la sensatez y no las voces de los halcones de la guerra, por ahora el pueblo venezolano se mantiene firme cohesionado en torno al gobierno del presidente Nicolás Maduro, siempre en resistencia en defensa de su soberanía.

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