Análisis para la comprensión de los actores y el orden internacional (3/4)
Por José Manuel Jiménez. La trascendencia de empresas como APPLE o SAMSUNG en su contribución al avance tecno-cultural, sólo es comparable a la labor de Organizaciones como la UNESCO.
La concesión del Consejo Económico y Social de otorgar estatuto consultivo a ciertas ONG ha contribuido a potenciar que en la misma línea varios Organismos especializados de las Naciones Unidas, hayan atribuido el “estatus consultivo” a aquellas ONG con una destacada participación internacional en actividades coincidentes con las desarrolladas por estos Organismos especializados. Tal es el caso de la UNESCO, la OIT o la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es obvio, a la luz de los ejemplos mencionados, que el criterio delimitador de las distintas figuras de la organización internacional, a tenor del Derecho regulador de las mismas, presenta, todavía, una cierta validez teórica que, sin embargo, no está exenta de excepciones y fisuras que nos deben hacer recapacitar sobre la necesidad de no petrificar y absolutizar este criterio.
Finalmente, las distintas formas de organización internacional suelen diferenciarse atendiendo a la naturaleza de las funciones que desarrollan en la Sociedad Internacional. Desde esta perspectiva se distinguen aquellas entidades o actores con finalidades y funciones no lucrativas de aquellas otras cuya funcionalidad económica está presidida por la búsqueda de la máxima rentabilidad y beneficio (empresas multinacionales). La existencia de organizaciones intergubernamentales que surgen ante la necesidad de propiciar la colaboración económica entre los Estados Miembros, e indirectamente mejorar su nivel económico, expresado en términos del PIB o de su balanza de pagos, constituye de por sí una crisis de la tradicional distinción. Si consideramos organizaciones como la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la Organización de Países Exportadores de petróleo (OPEP) o la, ya disminuida, Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), no podemos excluir la funcionalidad económica del ámbito de las OIG.
Este análisis no es exclusivo de las Organizaciones intergubernamentales. También cabe referirlo a las ONG, ya que muchas de estas organizaciones surgen con el propósito expreso de promover una mayor cooperación y beneficios económicos entre sus miembros privados, a través de una creciente participación en el comercio internacional o en el flujo financiero mundial. Por el contrario, no cabe desconocer la importancia que para la creación y funcionamiento de las Empresas Multinacionales poseen consideraciones de naturaleza no estrictamente lucrativa. Por ejemplo, la investigación y desarrollo son los elementos más característicos y vitales de las Empresas Multinacionales. La trascendencia de empresas como APPLE o SAMSUNG en su contribución al avance tecno-cultural, sólo es comparable a la labor de Organizaciones como la UNESCO