Nadie por encima de la ley

Por Juan Taveras Hernández. La Constitución no hace exclusiones, no discrimina, no hace excepciones, no otorga privilegios ni da dispensa. El que la hizo, que la pague, el que robó que vaya a la cárcel y devuelva lo robado.

Todos somos iguales ante la ley; nadie está por encima de ella no importa como se llame, ni que posición política, económica y social ocupe, si es o ha sido presidente de la República, legislador, Ministerio Público, juez de las altas o bajas cortes, ministro, canciller, embajador o general. La ley no hace distinción, no crea privilegios ni otorga dispensa; lo mismo un rico que un pobre. La ley es igual para todos, incluso los presidentes al asumir el cargo, de manera solemne se comprometen ante el pueblo ser fieles defensores de los derechos y deberes de los ciudadanos: “Juro por Dios, por la Patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, sostener y defender su independencia, respetar sus derechos y llenar fielmente los deberes de mi cargo».

No existe  ninguna razón jurídica para que el expresidente Danilo Medina no haya sido investigado y sometido a la justicia, como tampoco la hubo antes con el expresidente Leonel Fernández.

Un presidente o expresidente, si violó la ley, si participa o es cómplice de cualquier delito o crimen puede ser sometido a la justicia, si es culpable, condenado a la pena que manda la ley.

Una cosa es retaliación (acusaciones por castigo o venganza), y otra cosa es persecución y castigo por actos de corrupción, como justamente lo  hace el actual Ministerio Público que encabeza la magistrada Mirian Germán contra ex funcionarios que desfalcaron el erario valiéndose de sus posiciones en el Estado o de sus relaciones familiares o personales con el ex presidente de la República y sus lacayos.

En la actualidad -insisto- no hay retaliación, lo que hay es un proceso de persecución de la corrupción poniéndole punto final al “borrón y cuenta nueva”, a la impunidad que ha prevalecido en el país durante décadas. Retaliación hubo cuando el expresidente Salvador Jorge Blanco fue perseguido, apresado, acusado de corrupción y condenado por la justicia de Joaquín Balaguer que dispuso la destrucción moral del Partido Revolucionario Dominicano para que no volviera al poder.

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