De las enseñanzas de Don Juan Bosch
Por Francisco Cruz Pascual. Los partidos políticos se dividen y así pierden posibilidades de éxito electoral. Esa es una verdad probada en carne propia por los líderes dominicanos en todo el proceso histórico nacional, desde 1844 hasta hoy. El germen de la división se aposentó en la habitación Trinitaria y eso facilitó al General Pedro Santana sustituir a la Junta Central Gubernativa. El Partido de la Liberación Dominicana es el último ejemplo de cómo la división afecta el éxito partidario.
A mi entender, la pérdida del poder político por parte del PLD, es el resultado del manejo inadecuado de las emociones, por parte de quienes propiciaron la salida de esa organización de un grupo de hombres y mujeres de mucha valía sociopolítica, encarnada en Leonel Fernández.
Se puede argumentar todo lo que se quiera, con razón o sin razón, pero propiciar la partida de un personaje histórico -que por demás había agotado tres períodos presidenciales exitosos- fue un error táctico que no midió consecuencias estratégicas a corto y largo plazo. Todavía no sabemos qué pasará con los dirigentes y cercanos colaboradores del Partido morado durante los días que le faltan al PRM en la dirección de la Cosa Pública, frente a la escalada de descredito al que han sometido los 8 años de gobiernos del “estratega principal” del PLD, pero lo que se vislumbra a corto plazo es tribulación y ajetreos judiciales sin precedentes en la historia política nacional.
En su libro ´Guerra de la Restauración´, Juan Bosch lo trata de la siguiente manera: “…se supone que en medio de la guerra patriota de la Restauración los jefes debían tener control sobre sus emociones, ser disciplinados, espejo de virtudes ciudadanas para que el pueblo lo viera como ejemplo a seguir. Pero no era así. El primer presidente de la Restauración fue fusilado por ellos mismos. ¿Cómo puede explicarse tal embrollo? ¿Era que Gaspar Polanco, Luperón, Pimentel, Pepillo Salcedo, Monción,…habían huido de un manicomio? ¿Era que algún haitiano les había dado a beber un hechizo? Nada de eso. Ni estaban locos ni estaban embrujados. Eran simplemente pequeños burgueses actuando de líderes en una sociedad donde ni había burguesía que le dirigiera, ni había masa trabajadora a la cual dirigir.”
Continua diciendo: “Eran hombres que ocupaban un lugar que no le correspondía, pero tenían que ocuparlo por la sencilla razón de que en el país no había una clase con la sustancia necesaria para dirigirla. La conducta incoherente de esos jefes restauradores es típico de un conglomerado pequeño burgués. Por eso, en la guerra Restauradora hubo generales para regalar, y los pequeños burgueses usan cualquiera arma que tengan en manos para aniquilar a todo el que estuviera por encima de ellos.”
Sin darse cuenta, el viejo pensador pareciera hacer una profecía apocalíptica sobre el futuro del Partido de la Liberación Dominicana. El maestro no podía hacer más de lo que hizo para tratar de cambiarnos desde esa realidad pequeña burguesía que prefiere quedarse ciega con tal de dejar tuerto a su adversario. El pueblo dominicano colocó su esperanza en el Partido morado y le dio todas las oportunidades posibles. Es que con el Partido morado gobernando el pueblo se sentía bien, la nación se transformó, solo hay que ver el PIB con que el PLD tomó el poder y en qué candad lo multiplicó, para bien de la nación dominicana. Pero, unos cuantos se centraron en destruirse mutuamente y con ello frustraron al pueblo. Es lamentable, pero en este camino hacia el 2024 ojalá no miremos la paja en el ojo ajeno, antes de ver nuestros ojos y percatarnos de tenerlos limpios.