La postura política de República Dominicana ante el conflicto geopolítico de las Malvinas en 1982

Valentín Pérez

En 1916, para ser específicos, el 13 de mayo, cuando las botas interventoras hostigaron al pueblo dominicano, de los Sanmartinianos recibimos el mayor de los apoyos que puede recibir una nación, “el moral”. Cuando nuestra libertad se vio mancillada y se desdibujó de nuestros rostros la alegría natural que produce la libertad, ellos, los argentinos, fueron solidarios, desafiaron al imperio y eso le costó importantes sanciones económicas que terminó resquebrajando su economía y restando calidad de vida a sus ciudadanos.

Desde el año 1833, fecha en que las Malvinas fue tomada por la fuerza, por Gran Bretaña, los trances no han cesado, y el interés de Argentina por recuperar sus tierras, que por derecho les pertenecen los ha llevado a comprometer su patrimonio estatal y la tranquilidad de su pueblo.

En el conflicto bélico que estalló el 2 de abril de 1982, por el control del archipiélago, la posición de la República Dominicana estuvo apegada grandemente a principios jurídicos y a compromisos regionales; cuando el mundo se enteró de la ocupación de las Malvinas por parte de Argentina, la recomendación que le hiciese el cuerpo diplomático al presidente de turno , “don Antonio Guzmán”, fue que mantuviera la neutralidad, pero luego de las acciones de Gran Bretaña y el inicio de las hostilidades, la República Dominicana mostró su inclinación a favor de la nación de San Martín.

Pedro Padilla Tonos, representante de la diplomacia dominicana pidió a la Comunidad Económica Europea, que levante las sanciones contra Argentina, sus palabras fueron, cito: “Respaldamos los derechos territoriales argentinos sobre las Malvinas, pues es bien conocida nuestra posición anticolonialista”, fin de la cita.

Durante el desarrollo del conflicto, un nuevo canciller fue designado, Augusto Vega Imbert, quien fue capaz de reiterar que la “patria de Duarte”, podía servir de puente para el acercamiento de ambas naciones y, que nuestra nación se oponía a todo colonialismo en cualquier parte del mundo, fue tanto así la insistencia del Estado dominicano para que Gran Bretaña detenga las hostilidades que en el 37 y 39, periodo ordinario de la Asamblea de Naciones Unidas, el gobierno dominicano defendió la legítima reclamación de las Malvinas por parte de Argentina.

A tal punto llegó nuestra defensa por los derechos de Argentina, que en el desarrollo de la guerra el expresidente dominicano Donald Red Cabral, visitó Washington, se reunió con el senador Jesse Helms y le expresó la necesidad de que en el hemisferio se genere un encuentro de líderes que ponga fin a la situación entre ambos países.

Algo parecido hizo el doctor Joaquín Balaguer, se reunió con el presidente del Consejo de la Unión Interparlamentaria y expresidente de Venezuela, Rafael Caldera y también clamó por el cese a las hostilidades y atropello contra Argentina.

Finalmente, el 14 de junio de 1982, el comandante de las fuerzas argentinas en Malvinas, Mario Benjamín Menéndez, se rinde ante el general Jeremy Moore, jefe de las tropas británicas, poniendo fin a la guerra (en el campo de batalla). Pese a que hoy las Malvinas siguen bajo el dominio británico, podemos decir que la República Dominicana, actuó con valentía y respondió de la misma manera en que respondió el buque “9 de julio”, de la armada Argentina en 1920.

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