Impulsos monetarios y caída del producto real
Luis Santos Burgos
Las autoridades monetarias continúan la tendencia de los impulsos monetarios iniciada al cierre de mayo, conjuntamente con la reducción continua de la tasa de política monetaria desde el cierre de mayo, dando lugar a otro proceso de expansión monetaria combinada con instrumentos de control o reducción del nivel de liquidez, mediante la emisión de títulos de deuda de la entidad emisora.
En tenor, la autoridad monetaria ha facilitado liquidez a las entidades de intermediación financiera por valor de RD$205,000.00 millones, donde el 89.7 por ciento se realizó entre junio y noviembre del presente año de 2023, una cifra record considerando que el estímulo monetario total facilitado para enfrentar el impacto de la pandemia ascendió a RD$215, 000.0 millones, superior en solo RD$10,000.0 millones.
Los estímulos de monetarios procuran incidir en la baja de los tipos de interés activos y pasivos, a los fines de reducir los costos financieros y estimular la cartera de préstamos de las entidades financieras, pues se trata de influir elevando la demanda agregada, esta vez, luego de haber concluido un ciclo de restricción monetaria.
El impacto del actual ciclo de expansión, no parece haber reportado los resultados esperados por las autoridades, pues la tasa activa promedio ponderada, a pesar de situarse en 16.29 por ciento en marzo y a 15.30 en agosto, apenas pudo descender a 13.98 por ciento durante noviembre.
En el ámbito del interés pasivo, tampoco se observa descenso progresivo, puesto que la tasa promedio ponderada después de haber alcanzado su mayor tope 10.81 por ciento en mayo, sin embargo, a noviembre solo logra descender a 9.07 por ciento, con la atenuante de que la tasa preferencial se mantiene en 10.63 por ciento.
Esto, a pesar de que la Republica Dominicana se considera entre los primeros países a nivel global que iniciaron el proceso de desmonte de la tasa de política monetaria hasta situarla a noviembre en 7.0 por ciento, luego de haberla mantenido constante en 8.5 por ciento, entre febrero y mayo de 2023. Mientras, la Fed de los EE.UU, nuestro principal socio comercial y la UE, por el momento, mantienen detenida la tendencia alcista de los tipos de interés de referencia.
Por otro lado, a pesar de que los estímulos monetarios provistos por las autoridades debían fijarse en una tasa no mayor al 9.0 por ciento, la evidencia empírica no refleja avance significativo, no obstante, haya tenido a noviembre un crecimiento interanual de 17.0 por ciento.
Sin embargo, un simple ejercicio de enero-noviembre tomando a junio como centro medio, revela que entre enero-junio al igual que junio-noviembre de 2023, no se produce cambio alguno en la cartera, lo cual queda evidente, reagrupando los rubros más importantes, como son: agricultura, manufactura, construcción, comercio, hoteles y restaurantes, así como, adquisición de viviendas y consumo; dado que su nivel de ponderación promedio se mantuvo estacionario en 10.0 por ciento.
En tanto, a pesar del éxito del black Fraireanunciado por el banco central, la cartera de consumo se mantuvo estacionaria promediando 28 por ciento, entre enero, junio y noviembre del presente año 2023, manteniendo el mismo nivel de ponderación que exhibió durante la fase de restricción monetaria.
El efecto insignificante de la expansión de los agregados monetarios implica que los estímulos monetarios, probablemente, se orientó a la reestructuración de cartera de los grandes deudores o preferenciales, lo cual pudiera estar explicando que el índice de morosidad, entre otros, haya aumentado situándose entre 11 y 12 por ciento, conforme el discurso del gobernador del banco central relativo al comportamiento de la economía enero-septiembre 2023.
Además, el incremento de los agregados monetarios, no surtió los efectos esperados por las autoridades en lo relativo a las perspectivas de crecimiento de un 3.0 por ciento del PIB, fallidamente avalado por el FMI, en su última revisión de la economía dominicana, dado que apenas, cerraría con un crecimiento alrededor de 2.5 por ciento, muy por debajo del 4.5 por ciento, previsto a inicio de año y de su potencial de crecimiento 5.0 por ciento.
El achicamiento que viene presentando la economía dominicana desde la postpandemia, genera un desencuentro y alejamiento de su potencial de crecimiento, colocando en conflicto el hecho que se haya logrado, según las autoridades, situar la inflación en su objetivo meta 4.0 por ciento, mucho menos, en un escenario donde el tipo de interés activo, constituye un rubro de alta ponderación en la determinación del nivel de inflación y el hecho de que los alimentos y bebidas gaseosas todavía se mantienen entre 8 y 9 por ciento.