Alejandra Ancheita: «En América Latina, luchar por el medio ambiente y los derechos humanos es una actividad de alto riesgo»
“En América Latina, luchar por el medio ambiente y los derechos humanos es una actividad de alto riesgo”, sentencia la abogada mexicana Alejandra Ancheita, cuya labor de defensa de los derechos de las poblaciones indígenas y las mujeres precarizadas la ha llevado a sufrir amenazas y campañas de difamación en medios de comunicación, especialmente durante su larga batalla legal contra una empresa minera canadiense.
“Las personas defensoras son criminalizadas y amenazadas y en muchos casos desaparecidas o hasta asesinadas”, denuncia en una entrevista con EFEverde la fundadora y directora del Proyecto de Derechos Económicos Sociales y Culturales (ProDESC).
“Esta organización tiene ya casi 20 años de trabajo en la defensa de estos derechos y muy específicamente en la defensa de la tierra, el territorio y los bienes naturales de comunidades indígenas y agrarias que son afectadas no sólo por el gobierno mexicano sino también por la presencia del poder empresarial”, resume Ancheita, que también se ocupa de velar por los derechos laborales de mujeres en sectores particularmente precarizados.

Esta jurista es una de las 11 protagonistas del informe ‘Las peligrosas vidas de los defensores climáticos’, que la organización Global Climate Legal Defense ha publicado este jueves. En el documento, esta entidad, dedicada a apoyar legalmente a activistas climáticos a nivel global, recoge las historias de represión y silenciamiento de cada uno de estos defensores.
Desde Brasil hasta Filipinas, pasando por India, República Democrática del Congo, Liberia, Uganda, Mozambique, México, Reino Unido, Egipto o Canadá, el informe subraya la situación de vulnerabilidad en que se encuentran estas personas, expuestas en muchos casos a las críticas de la opinión pública –mediante campañas desplegadas contra ellos en los medios de sus países– y a riesgos que atentan contra su integridad física.
En 2014, Alejandra Ancheita fue galardonada con el premio Martin Ennals, que reconoce el compromiso de las personas con los derechos humanos. Sigue la estela de sus familiares. Hija de un jurista, que se dedicaba también a defender a las comunidades indígenas, y de una madre que apoyaba a las mujeres colaborando con ellas en proyectos económicos.
Su padre perdió la vida a causa de su activismo, apunta el informe de Global Climate Legal Defense, cuando ella tenía apenas 8 años.
La situación de Ancheita se complicó a partir de su cruzada contra la minera canadiense Excellon por su explotación, para la extracción de plata, en las tierras de una comunidad agraria mexicana, el ejido La Sierrita.
A lo largo de los juicios que se fueron sucediendo en torno a este caso, Ancheita recibió correos electrónicos con amenazas de muerte. La persiguieron por la calle, y hasta entraron en su oficina, cuenta. “Empezaron a vigilar las oficinas de mi organización y a vigilarnos a nosotras cuando viajábamos a la comunidad a realizar nuestro trabajo con los ejidatarios y las ejidatarias. También irrumpieron en nuestra oficina para probablemente robar información. Sin embargo, la alarma sonó y llegó la empresa de seguridad que tenemos. Pero pudimos saber que habían dejado conectado un deviceen mi computadora, que después con expertos en seguridad digital identificamos que servía para mandar la información a otras computadoras”, afirma la abogada.
Difamación en medios
No ayudó que el periódico mexicano El Economista publicara un editorial en que la apodaba “la abogada del diablo”, y argüía que su trabajo era una amenaza para la economía del país y para cerca de un centenar de empresas, explica.
“Las campañas de difamación establecen un ambiente de hostilidad hacia los defensores y las defensoras. En el caso en que les llegue –o nos llegue– a pasar algo, de alguna manera la opinión pública reconoce que ‘nos lo estábamos buscando’ porque esas campañas nos caricaturizan como personas problemáticas”, recalca Ancheita.
La activista señala que no tiene pruebas fehacientes para asegurar que el diario tuviera o tenga relación con la multinacional minera, pero critica el sesgo que lleva a muchos periodistas de ese medio y de otros a posicionarse contra ella, en favor de los intereses empresariales. Además, lamenta la dependencia que los periódicos tienen de sus anunciantes.
“Los medios de comunicación trabajan en un sistema en donde los anunciantes son en muchas ocasiones quienes empiezan a definir la línea editorial, no necesariamente la directiva del propio periódico, que tiene que ver con intereses económicos, y también, con una crisis que han enfrentado durante muchos años los medios de comunicación, por lo menos los más tradicionales”, juzga.
En este sentido, cree que una mejor salud del panorama informativo, con medios de comunicación más independientes y a salvo tanto de las presiones del gobierno como de los inversores privados o anunciantes, ayudaría también a aplacar la represión de los defensores ambientales.
Mecanismos de protección
El gobierno mexicano ha establecido un mecanismo de protección para defensores y defensoras de derechos humanos y para periodistas, celebra Ancheita: «Es un mecanismo que establece medidas de seguridad con un análisis de riesgo, personal capacitado y otras soluciones, como botones de pánico, por ejemplo».
Son medidas «efectivas hasta cierto punto», dice, «aunque tienen sus limitaciones. Ella, incide, se siente protegida especialmente por las redes de apoyo entre activistas por los derechos humanos: “Para nosotras ha sido muy importante mantener una comunidad con otros defensores y defensoras y mantener un espacio de comunicación abierta para prevenir cualquier situación de riesgo que sin duda sea en detrimento del trabajo que hacemos”.
EFE VERDE.