Apagones y un alto costo financiero afectan a RD

Un déficit de generación por imprevistos pero también por fallas de planificación que han disminuido la capacidad instalada gravita hoy sobre el sistema productivo en forma de prolongadas interrupciones del suministro eléctrico, como si de repente las tinieblas de la peor época anterior de la malhadada CDE hicieran un súbito regreso. Un país que parece condenado a unas relaciones contractuales sin equidad en el sector energético que solo garantiza permanencia de ingresos y rentabilidad a los generadores privados y el hundimiento en déficit de las distribuidoras incapaces demostradamente de salir de su agujero perdidoso.

 

El Estado mostrando una antológica incapacidad para superar sus errores, autocriticarse y salvar a la sociedad de agudas insuficiencias en un suministro vital. Un fracaso operativo que presiona a las industrias en general al masivo uso auxiliar de plantas propias –como tiene que ocurrir también con la intermediación comercial- que hace gastar más a todo el mundo, tragándose márgenes de beneficios y trasladando las consecuencias al costo de la vida.

En paralelo persiste el inevitable efecto dominó que en gran medida subordina las tasas de interés bancario nacionales a las decisiones de la Reserva Federal que en Estados Unidos equivale al Banco Central, ente que finalmente acaba de acogerse a la realidad de que debía abaratar el dinero (por primera vez en el año) para estimular la economía estadounidense ahora desacelerada y todo el mundo sabe que cuando por allá emerge gripe, financieramente hablando, aquí puede haber pulmonía.

 

En el norte continental ha existido la necesidad de hacer fluir mayor capacidad de compras e inversiones a los agentes de la economía y a los consumidores de la gran potencia. Lo mismo ocurre por estos lares.

Endeudarse en República Dominicana es muy alto, atestiguado por el por propio sector empresarial, algo que en el corto plazo cambiaría por la fluctuación a la que de ordinario se acoge nuestro Banco Central para asegurar el funcionamiento de los sistemas de pago y aquí, mis señores, los sectores productivos se quejan de tener impedida la sostenibilidad porque endeudarse sale demasiado caro a ese ámbito de la economía.
HOY

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