‘Árbol de pasión’, décimas de Pablo Henríquez Severino (I)

Por Julio Cuevas

I-Introducción

Hablar sobre la décima, en la literatura dominicana, conlleva a tratar el mal llamado «descubrimiento»de nuestra isla, por parte de España.

 

La historia recoge el nombre el nombre del poeta don Francisco Morillas, del que se dice que compuso una glosa de la que nada más se conservan dos (2) versos, con motivo del triunfo obtenido en la Batalla Sabana Real de la Limonada, el 21 de enero de 1691, contra la armada francesa. Los soldados dominicanos, estaban dirigidos por el capitán Antonio Miniel. Esa glosa, nada más se tienen estos versos:

«Que para sus once mil

Sobran nuestros cuatrocientos) a)»,

 

(Ver «Historia de Santo Domingo», de don Antonio del Monte y Tejada, tomo III, cap. IV, pág. 50).

 

Varias formas métricas, como la famosa quintilla del presbítero Juan Vásquez, cura de Santiago de los caballeros, escrita con motivo de los rumores de que una cuadra inglesa rondaba la isla, y por la que fue quemado vivo en el coro de la iglesia de Santiago de los Caballeros, que dice así:

 

«Ayer español nací,

A la tarde fui francés,

A la noche etíope fui,

Hoy dicen que soi inglés:

No sé qué será de mí».

 

Si buscamos la procedencia o raíces de nuestra literatura, en específico, en la poesía, encontraremos que una de esas fuentes está centrada en la poesía de los camioneros gallegos portugueses, derovada de la lírica provenzal que llegó a España por Santiago de Compostela, caracterizada por su variedad métrica.

Es el romance, de fundamento temático lírico, fue el que más influyó en nuestra literatura. El romance era una verificación larga octasílaba, asonantada en los versos pares, que tuvo su origen en las gestas españolas.

 

Una de las modalidades del romance, es la décima, la cual consta de diez (10) versos octasílabos, los cuales riman el primero con el cuarto y el quinto; el segundo con el tercero; el sexto con el séptimo y el último verso; y el octavo con el noveno.

 

Esa composición se le atribuye a la autoría de Vicente Espinel (1550-1624), quien, en el 1591, publicó de poesías, llamadas «espinelas».

 

Esas espinelas llegaron a América, a través de los trovadores y sus guitarras. La décima influyó, no sólo en nuestra isla, sino también en otras tierras del Caribe, como Puerto Rico y Cuba. Aquí podemos destacar a varios poetas repentistas o decimeros, como Meso Mónica.

 

Hoy en días,junto a los nombres de Juan Antonio Alix, José María Serrat, Manuel Joaquín Del monte, Salomé Ureña, Manuel María Valencia y Felix María del Monte, entre otros, también podemos citar a Eladio de los Santos y a este poeta que hoy nos ocupa, el académico, Pablo Henríquez Severino, con su libro de décimas, titulado «Árbol de pasión» (2024).

Citando al estudioso poeta decimero dominicano Ramón Saba, «en la República Dominicana ha habido cientos de decimeros espinelistas de primer orden, como son, en primer lugar, el mocano Juan Antonio Alix (1833-1918), conocido como “Papá Toño” o como “El cantor del Yaque”, quien se mantenía viajando por casi toda nuestra geografía difundiendo (y vendiendo) sus composiciones poéticas para su sustento personal.

 

Aparte de Alix, la cantera de decimeros espinelistas dominicanos es inmensa y es imposible mencionarlos a todos, sin embargo, en los subsiguientes temas y explicaciones, mencionaremos a algunos que son muy relevantes, como por ejemplo, los desaparecidos Luis Camejo (santiaguero, de quien Huchi Lora nos cuenta que poseía una gran capacidad creativa, autor de la obra “Puyas de Javilla” y, quien, posiblemente, fuera hijo de crianza de nuestro gran humorista Paco Escribano,).

 

Además, podemos citar a Manuel Meso Mónica; Jaime Chanlatte y Narciso González (Narcisazo) y los vigentes Huchi Lora (el más sobresaliente decimero dominicano de estos tiempos); César Sánchez Beras; Felicia Vásquez; Johnny Lama; Jimmy Barranco Ventura; Sandra Fernández; Roberto (El Vale) Valentín; Simeón Vásquez; Olga Lara; Noel Rodríguez Fernández; José Rafael Estévez Espinal (Fello)Francisco Suero; Grisel Lerebours; Luis Carvajal.

 

Además, hay que mencionar a Diógenes Díaz Torres; Cheddy García (Primera dominicana en publicar un libro de décimas); Wilson Díaz; Mariano García; Roberto Villa Oliver y José Jáquez»; también, agrego yo, aquí, al poeta dominicano, Tomás Castro Burdiez, entre otros.

 

(Ver artículo de Ramón Saba, titulado

«La décima espinela… “del campo y la ciudad” (1 de 3), periódico «El Nuevo Diario» del martes 16/1/2024).

II- Desarrollo

Después de esa extensa y muy necesaria introducción sobre la décima y su llegada y popularidad en nuestro país, pasamos a dar una mirada transcrítica, al ya referido libro de décimas «Árbol de pasión» (2024), impreso en los talleres gráficos de la Editora Universitaria de la UASD. 204 pags. Diagramado por el poeta Eladio de los Santos. Este libro presenta en la portada, un cuadro titulado «Adán y Eva», de Alberto Durero(Núremberg, Alemania, N-21-5-1471/M-6-4-1528, Núremberg, Alemania).

 

En esta obra, hay una diversidad temática, abordada desde un tratamiento rímico y métrico, acorde con las reglas o principios clásicos de la décima espinela, lo que moldea el potencial creativo del poeta y lo obliga a tener que ajustar su expresión poética a los principios establecidos, para responder a la configuración formal de esta popular composición poética.

 

Leyendo el prólogo que le escribió el laureado poeta de la Generación del 48, don Víctor Villegas (N- San Pedro de Macorís el 22 de septiembre de 1924/ M- el 23 de abril de 2011, en Santo Domingo), pude ver que aquí el poeta Villegas hace referencia al libro titulado «Flor de esperanza», lo que indica que esta versión, como una tercera edición, «revisada y ampliada», al final, fue publicada con el título de «Árbol de pasión». Aquí, Villegas resalta el valor patriótico y cultural que contienen estas décimas.

(Ver pág. 15, obra citada).

 

Desde su inicio, el sujeto-autor va conllevando un patrón temático que, se resume en una mirada de reclamo de transformación del panorama sociopolítico de la República Dominicana.

 

El poeta perfila sus décimas hacia una manifestación poética de transformaciones vitales del contexto vivencial. Es una rebeldía ante el estatus quo. En la mayoría de las décimas que se recogen aquí, hay una voz denunciante; pero, además, hay también una refinada expresión romántica y/o lírica, como un canto de amor y de alabanza a la amada.

 

Otro enfoque temático que tambien encontramos aquí, está representado en su defensa del medio ambiente o de la naturaleza. La viodiversidad, es también parte de las inquietudes asumidas por el sujeto-autor, en estas décimas.

 

El canto a las madres, a su madre, Dolores Severino, es también otra de las motivaciones poéticas asumidas por el poeta en esta obra, junto a la expresión romántica o lírica del poeta enamorado, como aquella décima dedicada a Apolonia Reyes Navarro, su compañera.

(Ver pags.29 y 33, obra citada).

 

El poeta se expande hacia el amor filial, por lo que su apego a su Paola Henríquez, es también otro de los motivos que le dan sentido, ritmo y musicalidad a sus décimas.

 

(Ver págs. 45/48, obra citada).

La vida misma, es el centro o fuente, para el repunte decimero de este creador.

 

Es un poeta agradecido, por lo que el canto a su profesora, es otra pieza poética que le permite al creador externar su amor y agradecimiento eterno a su profe Alejandrina o su admiración al patriotismo y Fervor político a su gran camarada Iván.

 

(Ver págs. 53 y 57, obra citada).

 

En otro de los temas que el poeta enfila su canto decimero, es en los estudios, como un fundamento de crecimiento espiritual y revolucionario del Ser en nuestro vivir.

 

Aquí, en estas décimas hay ritmo, aunque conllevado siempre por las reglas a que obligan las décimas, tanto en la rima de sus versos, como en su conteo métrico.

 

Se trata de una obra que, a pesar de estar ajustada a esas obligaciones clásicas, es amena,entretenida y armoniosa. Nos divierte y mantiene al lector con la mirada puesta en su base rítmica y rímica.

 

Este libro no conlleva a aburrimientos, sino que, al contrario, nos entretiene y nos deja mensajes de transformación política y espiritual, algo que todo lector o lectora, quiere encontrar en un libro.

 

Estamos ante una obra que, aunque ajustada a reglas clásicas obligatorias, contiene espontaneidad y soltura expresiva, en su discurso poético.

 

III-Conclusión

Como cierre o conclusión, debo señalar que es este un libro que lleva al lector a una lectura seguida, por su musicalidad, más que por su temática.

 

-Mi recomendación para el sujeto-autor, es que se libere de la cárcel métrica y rímica y que entre al mundo poético y creativo del verso libre, sin ataduras que no sean las de apegarse al discurso estético, musical, rítmico y creativo de la poesía.

 

-El apego a reglamentos obligatorios en la producción poética, restringe el potencial creativo, renovador e imaginativo del sujeto-autor. Asumamos la libertad creativa y de vivir, desde todas las vertientes de nuestro existir.

 

IV-Bibliografía

-Henríquez Severino, Pablo,

-«Árbol de pasión».

(Con prólogo de Víctor Villegas).

Talleres gráficos de la Editora Universitaria UASD, Santo Domingo, República Dominicana, 2024.

 

-Penson, César Nicolás,

Reseña histórica crítica de la poesía en Santo Domingo, págs. 10/11.

Editora Taller.

Santo Domingo, República Dominicana, 1980.

 

-Saba, Ramón

Ver artículo «La décima espinela», parte 1/3.

Periódico El Nuevo Diario (Edición digital), de fecha martes 16/1/2024.

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