Ausente en debates RD: Gestión y prevención de riesgos de desastres

Ing. Carlos Checo Estrella

Estos días instituciones empresariales patrocinaron la realización de debates entre aspirantes a posiciones electivas que estarán en juego en el próximo certamen electoral a celebrarse el 19 de mayo.

En cada uno de los encuentros se preguntó a los comparecientes sobre temas diversos desde economía, hasta seguridad ciudadana y otras cuestiones que a juicio de los organizadores tienen importancia para el presente y futuro de nuestra nación.

En esos conversatorios hubo una grave ausencia, que nos preocupa: La Gestión de Riesgos de Desastres que, al parecer, no tiene, a juicio de los sectores empresariales y universitarios organizadores de los encuentros importancia alguna; para ser tratado en debates donde se conocen las propuestas y preocupaciones de quienes aspiran a dirigirnos en los próximos cuatro años. Hace tiempo que detectamos sesgos cognitivos en nuestra sociedad, en especial en las autoridades y en las élites de poder.

No es posible explicar desde la más simple racionalidad, que, en República Dominicana, dado el historial de desastres ocurrentes, no se actúe en consecuencia y, hagamos lo que establecen los protocolos internacionales en tal sentido; antes, durante y después de los mismos.

Nuestro país está catalogado dentro de las naciones más vulnerables a desastres por eventos naturales del planeta. La reducción de riesgos de catástrofes, además de salvar vidas y bienes, ayuda a las comunidades a progresar.

En nuestro territorio se han identificado 1006 zonas vulnerables en 26 provincias y el Distrito Nacional. Años tras años, la combinación de las amenazas naturales con la realidad social, económica y ambiental de las poblaciones de nuestra nación ocasionan numerosas calamidades.

La explicación a la no ejecución  de los programas y acciones contenidos en el Plan Nacional de Reducción de Riesgos diseñado por mandato de la Ley 147-02; cuyo objetivo concreto es la reducción, previsión y control de los factores de riesgo, amenazas y vulnerabilidades, en nuestro país está  manifiesta en la incapacidad de nuestras autoridades de entender que la prevención, mitigación de riesgos es una de las cuestiones nodales dentro de la obligación del Estado en garantizar la protección a la población.

La normalización en la opinión pública de la precaria institucionalidad democrática, no provoca reacciones adversas al desacato de esa ley durante veintidós años. A menudo los fenómenos atmosféricos nos señalan vulnerabilidades, que es preciso ir reduciendo.

Las lluvias torrenciales y los fuertes vientos sobre el territorio nacional traen graves consecuencias: pérdida de vidas, cuantiosos daños materiales, y desplazamiento de miles de personas e incertidumbre.

Los adelantos conseguidos se ven mermados por los constantes desastres. Los impactos económicos de las perdidas conllevan retroceso en los niveles de desarrollo alcanzado. Estos embates de la naturaleza causan severos daños en las estructuras y pérdidas humanas. Esta Situación se ha visto agravada por los efectos del cambio climático, una amenaza que amplifica las amenazas existentes.

Es hora de entender que para alcanzar uno los principales retos de República Dominicana, y el más importante, acercarnos a un desarrollo integral que proporcione bienestar la población, es urgente la reducción de riesgos de desastres mediante la superación de las vulnerabilidades.

Para salvar vida, proteger bienes y propiedades cada vez es imperativo, desarrollar la ejecución de los programas y acciones del Plan Nacional de Reducción de Riesgos diseñado por mandato de la Ley 147-02; cuyo objetivo concreto es la reducción, previsión y control de los factores de riesgo, amenazas y vulnerabilidades.

Es propicio el inicio del Ordenamiento Territorial que es un mandato constitucional, señalado en el Artículo 194: “Es prioridad del Estado la formulación y ejecución, mediante ley, de un Plan de Ordenamiento Territorial que asegure el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales de la Nación, acorde con la necesidad de adaptación al cambio climático”.

El próximo 1 de junio da inicio la temporada ciclónica y nos encontrará tan vulnerables como siempre Hacemos un llamado a los que toman las decisiones que afectan al conjunto para que el próximo año 2025, la Temporada Ciclónica nos encuentre mejor preparados para evitar las graves y cuantiosas pérdidas que acarrean los fenómenos naturales.

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