Bicentenario de la doctrina de Monroe

Julio Ortega Tous

Nueva versión formulada por el más alto cargo de las fuerzas armadas norteamericanas para América Latina y el Caribe. Los recursos que posee América Latina y el Caribe forman parte de la “seguridad nacional” de los EEUU.

El presidente de los EEUU en 1823 era James Monroe. Fue el quinto presidente de la joven nación después de Washington, Adams, Jefferson y Madison, y gobernó en un periodo de muchas convulsiones continentales, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Las guerras con España por las independencias de los países hispanoamericanos fue lo más importante. Pero también alzamientos de los esclavos contra Francia en Haití, en Guadalupe y otras colonias azucareras. Además de la independencia y la confrontación de EEUU con Inglaterra. Es lo que el gran historiador Eric Hobsbawn llamó “La era de las revoluciones”.

Los Estados Unidos no eran ni por asomo lo que son hoy. Eran unas cuantas ex colonias británicas en la costa atlántica del norte del continente, luchando por su sobrevivencia como nación ante el poder británico que le desafiaba por todas partes. Sin embargo, la élite gobernante tenía la meta de construir una gran “República Continental”, desde el océano Atlántico hasta el océano Pacifico. El jefe de la diplomacia en Washington era en 1823 John Quincy Adams, hijo del segundo presidente de EEUU, John Adams, uno de los llamados “padres fundadores” y él mismo sexto presidente de Estados Unidos de 1825 a 1829. John Quincy fue diplomático muy joven, junto a su padre, primer embajador norteamericano en Londres y representante en París y en Holanda. John Quincy fue enviado a la corte de los zares en San Petersburgo apenas siendo un adolescente junto al representante titular de los Estados Unidos. Abogado y diplomático de una extrema disciplina, construyó un pensamiento a largo plazo para la construcción de la república continental. En el 200 aniversario de la formulación de la llamada doctrina de Monroe, nos encontramos con una nueva versión formulada por el más alto cargo de las fuerzas armadas norteamericanas para América Latina y el Caribe. Los recursos que posee América Latina y el Caribe forman parte de la “seguridad nacional” de los Estados Unidos y en particular el litio, el petróleo y las grandes reservas de agua dulce. Parece que muy poco o nada ha cambiado en 200 años, solamente que se han actualizado los componentes.

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