Características de la convergencia contra el decadente imperialismo occidental
Por Narciso Isa Conde
Frente a la agresiva decadencia del imperialismo occidental, ya en proceso de división, ha venido conformándose una confluencia de actores político-sociales con un denominador común: autodeterminación y luchas por la soberanía desde una gran diversidad política-ideológica y variadas cosmovisiones.
En ese torrente juegan roles relevantes Rusia, China e Irán en campo de las contradicciones inter-estatales. Igual los BRICS como conjunto.
En ese contexto a las izquierdas transformadoras le corresponde un rol muy importante partiendo que confluir en esa dirección con esos Estados, no debe implicar subordinarse a ellos,
La convergencia, incluso las alianzas tácticas, por ejemplo, con súper potencias como CHINA o la FEDERACIÓN RUSA, hostilizadas por las grandes potencias occidentales, no necesariamente significa identificarse y someterse desde las izquierdas revolucionaria y estados soberanos del llamado “tercer mundo”, a sus respectivas políticas de Estados e intereses de gran potencia.
Mucho menos exige asumir la defensa de las bases capitalistas en que se sustentan los regímenes económico-sociales de ambas súper naciones: totalmente en el caso de Rusia (aunque con la tradición de la URSS y del PCUS detrás de las orejas); y China parcialmente (con sus dos sistemas en coexistencia y en disputa, y el Partido Comunista gobernando).
Putin es una especie de Zar Moderno, con un paquete de ideas conservadoras, pero con el valioso mérito, el talento, las convicciones y el hábil accionar que le ha posibilitado, desde el nacionalismo de gran potencia, conducir las fuerzas que le han permitido a Rusia derrotar el intento del sistema imperialista occidental, encabezado por EEUU, de dominarla (post derrumbe del socialismo estatal) y enfrentar exitosamente sus pretensiones de cercarla, asaltarla y desintegrarla.
Incluso Putin fue de los dirigentes que optó contra la URSS y respaldó la restauración capitalista en las repúblicas que la integraron.
Putin no es socialista, no es comunista, no es de izquierda,
Su postura no es para hacerse ilusiones revolucionarias, pero tampoco para no entender que esa gran potencia, coyunturalmente, ha sido –y puede seguir siendo- un factor para vencer o debilitar sustancialmente el dominio centenario del imperialismo occidental y su decadente civilización burguesa; algo de extraordinaria importancia para abrirle nuevos cauces a lucha por la soberanía, la libertad y el socialismo
Vale la cautela frente al curso del proceso en China y su rol como superpotencia mundial, exportadora de capital y con tendencia a la primacía en el mercado mundial. Pero procede la solidaridad mutua frente a la agresividad imperialista estadounidense y sus nefastos designios a escala mundial, antes de Trump y ahora con Trump.
También vale respecto al régimen de Irán, sin dejar de valorar su papel antiimperialista de primer orden en el Oriente Medio y en el mundo islámico, sin dejar de saludar su inmenso respaldo a la causa Palestina, a Venezuela, a Cuba…
En esta situación mundial es necesario confluir tácticamente con ese arcoíris político social diverso, con todo el torrente contrario al sistema imperialista que por siglos ha dominado a África, Asia y Nuestra América.
Pero debe hacerse sin aceptar centros hegemónicos, sin seguidismos, sin dependencias. Con autodeterminación de las fuerzas revolucionarias (anticapitalistas, socialistas, comunistas e incluso de la teología de la liberación y los pueblos que también libramos esta lucha trascendente.
Rusia se ha visto forzada a enfrentarse militarmente a las fuerzas del occidente imperialista, después de iniciada la guerra en Europa Oriental por la OTAN en territorio ucraniano en el 2014 y de confirmarse el plan de esa poderosa alianza militar, dominada por el Pentágono, de haber sido desplegada una intensa hostilidad de Europa Occidental contra Rusia, y evidenciarse la determinación de cercarla y usar a Ucrania, con el nazi-fascista Zelenski al frente, como escenario y factor de guerra en su contra.
La decisión de desplazar tropas rusas bajo el mando de Putin a Ucrania fue eminentemente defensiva.
Irán, por igual, se ha visto forzada como nación a respaldar militarmente a la resistencia palestina, algo de extraordinario valor antiimperialista, amén de las agresiones sufridas.
En esta confrontación es claro que ni China, ni Irán, ni Rusia son equiparables a EEUU y a la Unión Europea.
Ni tampoco la intervención militar de Rusia en Ucrania debe compararse con la intervención militar soviética y del Pacto de Varsovia contra la renovación del socialismo en Checoslovaquia.
Todas las guerras son dolorosas, toda invasión a otro país debería evitarse.
Pero no siempre es posible evadir, sin costos mayores, ciertas guerras desatadas por otros, o evitar respuestas militares provocadas por agresiones mayores de los adversarios, como es el plan instrumentado desde la OTAN contra Rusia.
Putin es, a mi entender, lo que sinceramente he dicho, pero en esta confrontación es incomparable con Zelensky y con el propio TRUMP.
Rusia merece triunfar en esa pelea y está triunfando. Eso es lo justo y lo necesario.
El régimen de Zelensky y la agresión de la OTAN, primero con el concurso de EEUU y ahora sin él, casi derrotado, merecen ser derrotados – y lo están siendo- en ese capítulo fallido de la ya debilitada guerra global infinita emprendida por EEUU con el concurso de la Unión Europea, Israel y todos los miembros de la OTAN.
Esto favorece a las izquierdas continentales y mundiales, en tanto tiende a establecerse con más firmeza una multipolaridad mundial con un imperialismo occidental semi derrotado y EEUU más debilitado.
Esto lo digo porque me parece necesario hacerlo de cara al país y al mundo.
Pero también porque entiendo inoportuno y erróneo el enfoque de este tema expuesto por el compañero Manuel Salazar, Secretario General del Partido Comunista del trabajo-PCT en su artículo titulado: “NO DEBE HABER CONFUSIÓN: NI TRUMP, NI ZELENSKY, NI PUTIN”
Posiciones no idénticas, pero parecidas han sido también lamentablemente asumidas por varios grupos de filiación trotskistas aquí y en el exterior.
Es importante reflexionar a fondo sobre estos, corregir equívocos y valorar la trascendencia de ese torrente diverso que ya está debilitando un sistema de dominación que le ha acarreado tantos males a una gran parte de la humanidad y a nuestro planeta, hasta poner en riesgo su existencia.