También subraya que, a pesar de la influencia económica, el Mundial de fútbol no está desprovisto de sorpresas, como aquella donde Croacia fue subcampeón del torneo 2018, apenas unos años después de la fragmentación de la Yugoslavia federada.
Fase de eliminatorias: zona de sorpresas
A pesar de que solo ocho países se han coronado campeones en la historia, los seguidores del fútbol recuerdan que en las fases eliminatorias suelen colarse equipos inesperados. De este modo, Senegal, Ghana y Costa Rica, por mencionar algunos equipos, han alcanzado los cuartos de final en distintos certámenes.
Croacia no solo es subcampeona de Rusia 2018, sino que apenas unos años después de su configuración como país independiente, separado de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, obtuvo el tercer lugar del mundo en la copa de Francia 1998, tras derrotar a Países Bajos con dos goles contra uno. Era, además, el debut croata en las gestas mundialistas de FIFA.
«El torneo te pone en la situación más justa en la fase de eliminación, un solo partido en una sede neutral (a excepción del local):
en 90 minutos todo puede pasar. Así lo demostró Costa Rica en 2014, liderando un grupo en el que estaba el tercer lugar del Mundial de 2010 y dos veces campeón del mundo, Uruguay, además de Italia e Inglaterra, para en octavos de final superar a Grecia», reconoce Águila.
Schwartz coincide con esta lectura. «A final de cuentas el balón está rodando y durante los 90 minutos puede pasar lo que sea en un Mundial de fútbol. Simplemente un error, simplemente una distracción, simplemente un pequeño roce, simplemente una dosis de fortuna o de suerte son las que cambian los resultados de los partidos», recuerda.
De ahí también uno de los mayores atractivos del Mundial: ni la más ambiciosa de las especulaciones o apuestas, por ejemplo, pudo prefigurar que Alemania echaría al anfitrión de la Copa de 2014, Brasil, y además de la manera en que lo hizo: imponiéndose con una goleada, siete goles sobre uno.
Un campeón del mundo surgido de África
El rol de los países africanos en el fútbol internacional es preponderante, pues sus hijos, de primera o segunda generación, figuran con roles protagónicos en las mejores ligas del mundo.
Además, países como Argelia, Ghana o Senegal han hecho campeonatos competitivos. En el Mundial de Brasil 2014, por ejemplo, el único equipo que pudo anotar dos tantos en la portería alemana, custodiada por Manuel Neuer, fue el ghanés. Sin embargo, no queda claro si una de sus selecciones podría pronto alzar la Copa.
El pronóstico de Águila no es favorable. «Es un tema de gestión deportiva, planeación y creación de un equipo que compita. El talento destaca, pero pocas veces solo eso te hace tocar lo más alto».
Por ello, antes que África, es probable que
vuelva a ganar un país sudamericano o una selección de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf), a la que pertenece la competitiva Costa Rica, así como los accidentados pero profesionales Estados Unidos y México.
El periodista Schwartz coincide en que los jugadores africanos han multiplicado sus oportunidades en las ligas internacionales. No obstante, todavía no consolidan una fuerza como selecciones nacionales que resulte contundente.
«Los africanos están jugando en las mejores ligas del mundo definitivamente y ello también los ha hecho crecer, pero evidentemente la participación africana no es tan numerosa como la participación de Europa», distingue.