La mayoría de los municipios, no cuentan con estructuras organizativas funcionales; carecen de sistemas administrativos efectivos y utilizan muy pocos criterios técnicos o económicos en la asignación de los recursos públicos.
Necesitamos gobiernos locales eficientes, transparentes y con una gestión estratégicamente destinada a que los ayuntamientos cumplan a cabalidad lo que ordena la Ley No. 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios, es necesario fortalecer las capacidades técnicas, gerenciales y de planificación de los gobiernos locales para formular y ejecutar políticas públicas efectiva y aplicarlas de forma eficiente.
Esto amerita que los ayuntamientos se constituyan en instituciones fuertes, democráticas, participativas que trabajen junto y cercanas a las comunidades en la solución de los problemas y las satisfacciones de las demandas de servicios.
Para el mejoramiento del acceso de los munícipes a servicios básicos, es prioritario establecer nuevas funciones y un marco para la asignación de recursos.
En el sentido de acercar la institución a los ciudadanos, en procura de mejorar la calidad y eficiencia de los servicios a las comunidades, se hace necesaria, la apertura Delegaciones Municipales.
Razones de territorio y población demandan el establecimiento de estos órganos territoriales de gestión desconcentrada con la finalidad de mejorar la eficiencia, eficacia y efectividad en la gestión de los servicios y otras prestaciones de competencia municipal. Es un deber de las corporaciones municipales crear entornos Favorables para la gobernanza y el buen gobierno.
La necesaria desconcentración en municipios como Santiago, Santo Domingo Este, Distrito Nacional, Santo Domingo Norte, que acumulan una gran extensión territorial y poblacional demandan la apertura de esos órganos, previstos en la Ley 176-07, de organización municipal. Art 25, Capítulo II y Art 67, Capítulo VI.
Estudios avalan que la creación de las Delegaciones Municipales, tendrá un impacto positivo en la eficacia, eficiencia y efectividad; igualmente en participación social y, el incremento el sentido de responsabilidad comunitaria, sobre las inversiones locales.
No debemos seguir improvisando, echando a un lado las herramientas que contribuyen al fortalecimiento de las capacidades de planificación y gestión de los municipios, nodales para construir desarrollo integral y bienestar para la gente y el territorio.
Hasta cuándo seguiremos postergando sentar las bases que nos permita alcanzar la prosperidad y el bienestar en cada rincón de República Dominicana.
Sin cabildos institucionalmente fuertes y bien gestionados no podremos alcanzar el deseado desarrollo económico social de las comunidades.