Crecimiento desequilibrado y la superación de la crisis
Daris Javier Cuevas
Ante la presencia de la actual crisis económica más contundente que registra la historia económica contemporánea, y observado la fragilidad del sistema económico global, ha quedado demostrado que el modelo económico previo a la pandemia requiere fuertes cambios una vez superada la crisis actual. Para transitar por los cambios requeridos, se hace inminente la adopción de una política macroeconómica de demanda que fomente tasa de crecimiento sostenible en el mediano y largo plazo.
Y ha de ser de esa manera, porque se entiende que cuando el PIB crece, se incrementa la riqueza de una nación y se crean la base hacia un salto progresivo al desarrollo económico. Pues se trata de que el PIB resume la totalidad de bienes y servicios que un país determinado genera en un periodo de tiempo, pero que, para lograr un impacto relevante, este no debe ser coyuntural si no de largo plazo.
A la luz de la razón, el crecimiento económico de un país se considera relevante si este expresa una correlación armónica con el PIB per cápita, por persona, y que estadísticamente refleje un bienestar socioeconómico cuantitativa y cualitativamente muy notable. Pero resulta que, si ese crecimiento económico es fruto de un rebote o arrastre estadístico, entonces, no se logra un efecto positivo en el bienestar de la gente y, por tanto, es un crecimiento excluyente.
En la actual crisis económica, y en la notable fase de recuperación de la economía a escala global, se vislumbra la existencia de un crecimiento desequilibrado expresado en que los diversos sectores de la economía crecen a un ritmo desigual entre sí, en tanto que diferentes segmentos económicos tienden a registrar una marcada desaceleración. Esta dinámica que se repite de manera frecuente fue advertida hace décadas por las sesudas reflexiones de los economistas Osvaldo Sunkel y Pedro Paz en su libro el subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo, con vigencias perceptibles.
La interpretación del equilibrio y desequilibrio del crecimiento económico siempre ha generado controversia en el debate económico, sin embargo, en la actual situación de crisis económica resulta irrefutable que la economía se recupera de una manera muy desigual, incluso existen sectores que aun lucen muy rezagados. Sin lugar a dudas, estamos ante la presencia de un crecimiento económico desequilibrado, el cual se distancia de lo que es un crecimiento equilibrado, reflejado en la actividad económica sectorial.
El crecimiento económico desequilibrado tiene su expresión palpable en el hecho de que mientras se tiene un sector económico estancado, existe otro sector que se expande de manera progresiva, ambos con resultados asimétricos. A modo de interpretación, el sector que tiene mayor progreso logra elevada productividad. Mientras el sector estancado alcanza productividad mediocre y se torna vulnerable y es sensible a los riesgos económicos, lo que en la práctica se traduce en una perturbación general de la economía.
Ante tanta incertidumbre que rodea a la economía global y local, se requiere mayor sinergia para que se pase de la recuperación a la superación de la crisis económica, en el cual la economía cada vez requiere mayor liquidez. Es que resulta inocultable que la economía ha perdido capacidad para hacer satisfacer las expectativas que impone la actual coyuntura, donde ningún país ha escapado del deterioro en las condiciones de vida de las gentes, por lo que casi todas las economías han caído en retroceso espantoso.
Los graves daños económicos parecen que mantendrán su prolongación más allá de lo previsto por los organismos internacionales con multiplicación del malestar que obstaculiza superar las calamidades de la población. Por tales razones se impone que los diferentes gobiernos tienen que invertir más salud, la persistencia de la pandemia obliga a mantener políticas asistencialista atenuantes, la política fiscal debe mantenerse en el marco expansivo, el endeudamiento público debe manejarse con mucha prudencia ya que la crisis económica derivada de la crisis sanitaria solo se supera atendiendo con inteligencia, sagacidad y criterios de sostenibilidad.