Cuando China no estaba y República Dominicana no importaba mucho a los Estados Unidos

Fidel Soto

Desde que se anunció en el año 2018, el establecimiento de las relaciones diplomáticas con la RPCH, el Departamento de Estado de los EE.UU. Inició una campaña de presión, chantaje y condena a ese paso, concerniente sólo a la voluntad expresa de la Soberanía y Autodeterminación del gobierno y del pueblo dominicano.

El despliegue de esa ofensiva se acompaña de un supuesto interés en ayudar y colaborar con el país. De pronto han iniciado una política de socavamiento de las relaciones con la RPCH, y un aparente deseo de ayudar y colaborar con los dominicanos. Como por arte de magia se anuncian planes de ayudas y financiamientos en áreas importantes de la gestión de gobierno.

El gobierno dominicano se muestra servil y arrodillado ante esa nación. Se nota ese servilismo en el presidente Luis Abinader. Ahora mismo en el caso del conflicto entre Rusia y Ucrania y la OTAN, se apresuró a condenar a Rusia.

Es conveniente recordarle al presidente y al partido de gobierno -cuya raíz histórica se
encuentra en postulados democráticos- pisoteados por la intervención estadounidense en el 1965, que esa bandera de Soberanía y Autodeterminación; no debe ser bajada por los designios de Washington ni por ningún «titeraje» y/o tutelaje en repetición de la afrentosa actitud, tomada por el presidente Hipólito Mejia, al apoyar la invasión a Irak, enviando soldados dominicanos. Es importante recordarle al presidente dos hechos históricos :

El primero : Es que en la acción de Irak, el gobierno dominicano repitió lo que nos hicieron los interventores, al impedir una revolución democrática, cuyos principios eran los enarbolados en la declaración de independencia de los Estados Unidos. Y esa repetición fue la que hicieron cuando nos enviaron soldados de las dictaduras latinoamericanas. Entre éstas, las de : Nicaragua, Paraguay, Brasil, Honduras y el Salvador, bajo el nombre de Fuerza Interamericana de Paz (FIP).

El segundo : El trato dado al gobierno de Salvador Jorge Blanco, cuando necesitaban con urgencia, un préstamo de cien millones de dólares y lo solicitaron al gobierno de Ronald Reagan.

Lograron una entrevista para explicarle la difícil situación del gobierno. Reagan le pidió, o le exigió una declaración contra el gobierno de los sandinistas.

Es Bernardo Vega, quien explica el caso de la siguiente manera :

*»Una vez confirmada la visita de Estado eso provocó que se pospusieron medidas desagradables bajo el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta después de la misma, pues el propósito era solicitar US$100 millones para subsidiar la comida y la gasolina que serían pasados de la paridad oficial de un dólar por un peso, al mercado libre y paralelo y así evitar la inflación.»*

*»Horas antes Reagan había solicitado a Jorge Blanco que en sus palabras apoyara su gestión a favor de los contras en Nicaragua, pero este evadió el asunto diciendo que su discurso ya estaba redactado y tenía que ver con la influencia de la Constitución norteamericana sobre la dominicana.»*

*»Antes de la delegación dominicana entrar al despacho del presidente Reagan uno de sus asesores me informó que solo conseguiríamos catorce millones. Jorge Blanco en la larga mesa del gabinete le «tiró» a Reagan un documento de los servicios de inteligencia dominicano, advirtiendo sobre violencia programada una vez se efectuase el ajuste».*

Así, a patadas trataron a ese gobierno. Y todo, porque el presidente Jorge Blanco, no se atrevió, por la relación de Peña Gómez con los sandinistas de hacer esa declaración. Si Regan le hubiera soltado los cien millones, el PRD y su gobierno es muy posible que se salvarían de esa tragedia de abril del 84.

Nos preguntamos : ¿ Esta docilidad y servilismo es por esa experiencia ?
¿Es acaso por naturaleza servil?

No importa. Lo que importa es que vemos a un presidente y a un Ministro de Relaciones exteriores muy complaciente con la Oligarquía y el Pentagonismo.

Nota: Ver artículo de Bernardo Vega del 18-05-21, publicado en el periódico Acento bajo el título la «petite historie»,

 

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