Derivados anticipados de una reforma fiscal
Haivanjoe NG Cortiñas
Estar apercibidos acerca de los derivados anticipados que le pueda ocurrir a la economía dominicana con una reforma fiscal, resulta de interés, habida cuenta de que sería una manera de prepararse apriorísticamente y de esa manera construir defensas para ser resiliente ante los previsibles cambios tributarios que pueda ocurrir.
Las autoridades oficiales han comunicado su interés en realizar una reforma fiscal tan pronto inicie el próximo cuatrienio gubernamental. Al margen de que hayan razones o no para hacer cambios en las finanzas públicas, por el anuncio y dado que el nuevo gobierno tendrá mayoría en el Congreso de la República para aprobar sin tropiezos una reforma fiscal, al tiempo que se ha ido creando el ambiente para que se entienda de lo necesario de una reforma fiscal cuanto antes, considerar los aspectos más relevantes que resultarían de la reforma -que no incluye en esta opinión los temas sobre los ingresos tributarios, el gasto público y el financiamiento-, resulta de interés, como manera de estar preparado para mitigar impactos negativos sobre la marcha de la economía.
Los efectos sobre los agentes económicos, los consumidores y la macroeconomía que tendría una reforma fiscal dependerá de la magnitud de los nuevos montos de ingresos a los que aspira el gobierno central, que puede ascender hasta un 3.0 % del PIB nominal, así como de los cambios que puedan producirse en las reglas del juego tributario que norma la actividad económica, como las exenciones y otras que atañen a los consumidores, tal es el caso de la ampliación de la base tributaria y, a los asalariados, con la consideración de que habría que disminuir el umbral/deducciones sobre el que se aplica el impuesto sobre la renta. Estas señales pueden estar apuntando hacia una reforma fiscal de carácter regresiva.
Una reforma fiscal tiene capacidad para incidir en los canales de formación de precios y puede hacerlo de la siguiente forma: nuevos impuestos o mayores tasas impacta en el flujo de ingresos de las empresas, lo que afectaría el nivel de rentabilidad, escenario que promueve la fijación de nuevos precios hacia el alza por el lado de la oferta, generando una cadena de aumentos de precios en los productos del conjunto de empresas -sin que necesariamente se le haya colocado impuesto al resto de los bienes y servicios-, provocando lo que se denomina aumento de precios relativos, que lleva a generar un mayor nivel de inflación general.
El dato más reciente sobre el comportamiento de los precios al consumidor de la economía dominicana, que corresponde a junio de 2024, muestra una tasa de inflación interanual de un 3.36 % y la de junio de un 0.48 %, promovida especialmente por el incremento de precios de los alimentos que se situó en un 0.75 %, indicativo de un renovado incremento de precios, que ofrece muestras de nuevas formaciones y presiones inflacionarias, en particular, por el acento que tiene la inflación subyacente, que se ubica en un 3.98 %, cercano a la meta de inflación del año. No debe descartarse que las unidades económicas estén anticipando reacciones en el mercado, como forma de construir resiliencia frente a una mayor carga impositiva.
Estos resultados de precios pueden ser vistos como una manera de identificar posibles derivaciones en otras variables clave de la economía, por la posibilidad de una reforma fiscal, tales serían los casos de la reacción de la demanda interna, la tasa monetaria y su efecto traspaso sobre el precio del dinero bancario y la dinámica económica, ajustes en la política monetaria del año, en el tipo cambio y a un ambiente de conjeturas entre los agentes económicos y el público consumidor.
La economía dominicana había experimentado una caída importante en su tasa de inflación, al registrar valores negativos durante los meses de abril y mayo del 2024, que hizo situar a la inflación interanual en niveles previo a la pandemia, mostrando con ello estabilidad y control sobre la formación de precios. Sin embargo, el repunte de junio, ofrece motivos para considerar que los agentes económicos están anticipándose a la reforma fiscal, lo que puede ser considerada como una inflación que se origina en el lado de la oferta, ante eventuales aumentos en los costos en las unidades productivas, promovidas por expectativas de nuevos impuestos y nuevas métricas en las tasas.
Por el lado de la demanda interna, la economía dominicana con la reforma fiscal puede responder ralentizándola, obedeciendo al menos a dos factores: los consumidores al verse afectado el poder de compra de sus ingresos monetarios por incrementos de precios en el ámbito de la oferta en los bienes y servicios, disminuirían su capacidad de demanda y, también, en el caso de reducir el umbral de las deducciones al impuesto sobre la renta los salarios, matizaría la reforma fiscal con el componente regresivo.
Otra derivación que puede ocurrir con la reforma fiscal sería la de un aumento en la tasa de interés monetaria, motivada por una renovada inflación, que el ámbito monetario podría tratar de disipar con una postura de tipo restrictiva, a fin de inducir una restricción en la demanda, con el previsible efecto traspaso hacia las tasas de interés bancaria, en la demanda y el aumento de costos financieros que se trasladarían al consumidor final vía aumentos de precios relativos por el lado de la oferta.
La eventual reforma fiscal con sus posibles repercusiones sobre la tasa de inflación y la tasa de referencia monetaria, crearía las condiciones en el mercado cambiario para promover presiones adicionales en la demanda de dólares, derivándose en aumentos en la cotización de la divisa y también, en la depreciación cambiaria, lo que induciría a operaciones de mercado abierto por parte del Banco Central, utilizando para ello parte de las reservas internacionales de que dispone, con su colateral de disminución del medio circulante; lo que, dependiendo de la magnitud del comportamiento bancario, adicionará mayores niveles de presión a la formación de los precios de la economía por el lado de la oferta y restando dinámica a la demanda.
Ante los cambios que previsiblemente se presentarían con la reforma fiscal, es de esperarse que el Banco Central haga ajustes en el programa monetario del 2024, reestimando variables clave, como en la meta de inflación esperada y la base monetaria.
El ambiente inflacionario que puede derivarse de la reforma fiscal, tendría capacidad para promover un ambiente de conjeturas acerca de determinados hechos y comportamientos entre los agentes económicos, complicando el escenario, ante la creencia de que cada agente económico actuará en alguna dirección, generando acciones y reacciones que pueden elevar la capacidad potencial de los efectos no deseados de la referida reforma sobre la economía dominicana, como el clima de incertidumbre.
Uno de los desafíos que se le presenta a los agentes económicos y a los consumidores, es la de predeterminar el patrón de comportamiento de las variables económicas y del que puede surgir entre los empresarios, por las interacciones que están obligados a establecer para permanecer en el mercado. Estar atento al tipo de reforma fiscal resulta una tarea fundamental para el accionar de los agentes económicos y los consumidores.