Desarrollo rural y reducción de vulnerabilidades
Por Carlos Checo Estrella
Los fenómenos naturales no constituyen en sí mismos desastres, provocan desastres cuando afectan a países vulnerables, golpeando con mayor fuerza a las más pobres.
La amenaza y la vulnerabilidad son condiciones necesarias para expresar el riesgo.
Los desastres naturales señalan la relación entre la pobreza y vulnerabilidad.
El diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al desarrollo, elaborado por la Universidad del País Vasco, en España, como “el nivel de riesgo que afronta una familia o individuo a perder la vida, sus bienes y propiedades y su sistema de sustento ante una posible catástrofe”.
La pobreza es un factor clave de vulnerabilidad porque limita la capacidad de las personas para construir viviendas seguras, acceder a seguros, evacuar o recuperarse económicamente después de un desastre.
Los desastres pueden agudizar la pobreza, al causar la pérdida parcial o total de los medios de subsistencia; creando un círculo vicioso de pérdidas y empobrecimiento que obstaculizan el desarrollo.
La pérdida de activos y de empleo, dificulta los esfuerzos para salir de la pobreza.
Para mitigar los impactos negativos de los fenómenos naturales en nuestras comunidades, en especial en el área rural se hace urgente tomar medidas integrales que promuevan mejoras en la vida de miles familias dejadas a su suerte, en un área rural sin servicios, ni infraestructuras que hagan posible una vida digna.
En las zonas rurales se encuentran las economías más desfavorecidas, en muchas de los cuales no hay acceso a agua ni servicios sanitarios. También el acceso a educación y salud es limitado.
La pobreza rural, expresada en bajos niveles de empleo, bajos ingresos, ausencia de servicios básicos como salud, educación, vías de acceso y viviendas vulnerables.
Los altos niveles de pobreza en el área rural limitan su capacidad aportación al desarrollo nacional.
La pobreza hace que la gente abandone el campo, lo que terminará por vaciar de una vez y por siempre nuestra área rural campos, en busca de oportunidades de desarrollo y bienestar que se les niega en sus comunidades.
El desarrollo rural busca mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales y su economía, protegiendo los ecosistemas.
¿Quiénes producirán los alimentos y garantizarán la necesaria seguridad alimentaria?
Para que República Dominicana avance de forma sostenible y equilibrada, es necesario que el desarrollo del área rural tenga un rol primordial dentro su desarrollo integral.
Sin desarrollo rural nos será difícil alcanzar el desarrollo nacional.
El desarrollo rural debe ser parte del desarrollo equilibrado del territorio. “Reduciendo la disparidad urbano-rural e interregional en el acceso a servicios y oportunidades económicas, mediante la promoción de un desarrollo territorial ordenado e inclusivo» (END).
La recién pasada tormenta Melissa, causó grandes daños en el área rural, comunidades aisladas, viviendas destruidas, agravamiento del deterioro de los caminos y producción mermada.
La gestión del riesgo de desastres debe estar integrada a la planificación y a las políticas que promueven el desarrollo territorial.
Las medidas de remediación de los estragos provocados por la tormenta Melissa, deben formar parte de un programa de reducción de vulnerabilidades y fortalecimiento de la capacidad de respuestas ante fenómenos naturales. Que incluya un programa de regeneración forestal y saneamiento de cuencas.
Mejorar la productividad, el empleo y el ingreso, requiere el inicio de un proceso dinámico permanente de transformación de las estructuras económicas sociales y políticas prevalecientes en campo.
Mediante la implementación de un programa integral de desarrollo rural, que mejore las condiciones de vida del campo, apoyando la producción agropecuaria y el fomento y desarrollo de actividades económicas no agropecuarias.
En adicción al fomento y apoyo a la producción son necesarias medidas que mejoren las condiciones del campo, promoviendo el acceso a servicios y a otras oportunidades económicas; aumentando el gasto social en educación, salud y servicios comunitarios.
Así como inversiones en infraestructuras. Dotando de acueductos y sistemas de tratamiento de aguas negras, construyendo escuelas, clínicas, reconstruyendo caminos vecinales.
Es hora de saldar la deuda social con el campo dominicano, sin desarrollo rural, no habrá desarrollo nacional.

