Dimensiones de la Guerra Cognitiva

N° 2. La Mente Insatisfecha

Por José Garcés
Psicólogo

Dice la Psicología budista que el 95 % de las cosas que legitiman a una mujer como madre están fuera de la conciencia. Nadie recuerda cuando salió del vientre de una mujer. Nadie recuerda cuando fue alimentado bebiendo la leche que producía una mujer. Nadie recuerda cuando esa mujer le salvó la vida porque, de bebé, iba a meter los dedos en un enchufe. Nadie recuerda que esa mujer lo limpió muchísimas veces de las heces, que lo curó muchísimas veces, que muchas, muchísimas noches se mantuvo en vela al lado del niño enfermo, etc. etc. Sin embargo, casi todos recuerdan la vez que su mamá le gritó o no lo dejó ir para una fiesta. Los recuerdos negativos que se tiene de una madre son absolutamente desproporcionados con respecto a los recuerdos positivos. Es decir, se recuerdan mucho más las cosas negativas que las cosas positivas que ha hecho una madre.
Este esquema puede ser aplicable a la gestión de Gobierno. El ciudadano común recuerda más fácilmente las cosas negativas que las cosas positivas y eso parece ser una tendencia general del ser humano. Benedetti escribía: “Si conociéramos las cosas que tenemos con tanta claridad como conocemos lo que nos falta” y Shakespeare: “Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos proviene de la falta de gratitud por lo que tenemos”. De manera que pareciera que nos enfocamos más en lo que nos falta que en lo que tenemos. El Buda había enseñado: “La mayor riqueza es la mente satisfecha”, haciendo ver que la mente insatisfecha, la que no se satisface con nada, ni siquiera con todos los tesoros de la tierra, es la que nos causa sufrimiento. En la cosmogonía budista se habla de los Preta, que son unos personajes que tienen una barrigota muy grande, y un cuello muy largo y delgadito. De manera que nada puede pasar por ese cuello tan delgadito, y nada de lo que coma puede llenar esa barrigota tan grande. Así, los Pretas siempre tienen hambre, por eso se les llama los “Espíritus hambrientos”. Nosotros tenemos mucho de Preta, ya que siempre andamos buscando más y nunca nos conformamos con nada. Por ello nos convertimos también en una suerte “Espíritus Hambrientos” en la sociedad.
El sufrimiento de los Espíritus hambrientos es definitivo y conspicuo. Nada lo satisface, anda de aquí para allá y nunca consigue nada que le ayude a vivir la vida, para ellos la vida es una sucesión de días grises e insípidos que no tienen ningún sentido. El Buda decía que los Pretas encarnan la mente de la pobreza, y ésta es como el sediento que toma agua salada; siempre tiene sed. El capitalismo conoce muy bien esta tendencia natural a la mente insatisfecha. Por eso nos entrena a comprar muchas cosas, que sabe que no nos van a satisfacer y al aparecer la insatisfacción, nos vende muchas otras cosas, que también sabe que no nos van a satisfacer, y así ad infinitum.

LA MENTE SATISFECHA Y LA GESTIÓN DE GOBIERNO
En todo caso y desde el punto de vista político, es menester desarrollar la mente satisfecha para evaluar la gestión de Gobierno. Por ejemplo, el Gobierno bolivariano recientemente alcanzó la cifra de 4.400.000 viviendas entregadas. No creo que ningún gobierno en ninguna parte del planeta haya llegado a tan monumental logro. Sin embargo, este esfuerzo, aunque titánico, pasa por debajo de la mesa. El hecho de que más de 6 millones de familias (no de personas) reciban puntual y mensualmente una bolsa con alimentos ya forma parte del paisaje y no se valora en la gigantesca dimensión que tiene. De nuevo, no creo que ningún gobierno en el mundo haya alcanzado un logro sostenido como ese. El hecho de que hayamos pasado de importar casi todos nuestros alimentos a producir el 82% de lo que comemos, es un logro del que casi nadie habla. Millones de personas reciben gasolina subsidiada a través del Sistema Patria y la pagan con los bonos que les da el mismo Sistema Patria. De manera que son cientos de miles los que no tienen que sacar dinero de su bolsillo para pagar la gasolina. Lo mismo ocurre con las tarifas del teléfono y la energía eléctrica, las mismas pueden ser pagadas solo con los bonos que se reciben a través del Sistema Patria. En este punto habrá algunos que digan que no todos reciben los bonos, y esto es cierto. Pero es innegable que los miles que sí los reciben pueden olvidarse de sacar de su bolsillo pagar gasolina, luz y teléfono, y es como si el Estado se los diera gratis. Lo verdaderamente admirable de estas cifras es que fueron obtenidas en medio de la más cruenta guerra económica. Estos logros fueron alcanzados durante el bloqueo económico más criminal que ha sufrido la patria y enfrentando o evadiendo casi un millar de sanciones económicas por parte del Imperio económico más grande y hostil que ha tenido la humanidad. Tampoco queremos significar que esto es el Sumun de la felicidad, sigue habiendo muchos problemas, lo único que queremos hacer ver con estos datos es que son logros de la Revolución a los que no se les da la importancia que merecen.
Llegado a este punto, algunos estarán pensando en lo malagradecido que puede ser el pueblo al no valorar el ingente trabajo que hace el Gobierno por su bienestar. No es nuestra intención valorar lo agradecido o malagradecido que puede ser el pueblo con respecto a la gestión de Gobierno. Este tópico no corresponde al objetivo de este escrito. Creo que identificar las variables que dan cuenta de este fenómeno es una necesidad imperiosa de los científicos sociales, y el conocimiento de estas variables pueden nutrir el intelecto de algunos dirigentes que creen que la gestión de gobierno por si sola es razón suficiente como para que el pueblo esté contento y sea agradecido. El hecho social es siempre complejo de entender y mucho más complejo de explicar, y esta debe ser una idea que esté presente en la mente de esos dirigentes de visión limitada a los que me refiero. En realidad, no se puede esperar que el pueblo sea agradecido solo porque se haga una buena gestión de Gobierno, así como una madre no puede esperar que su hijo reconozca todo lo abnegada que ha sido para con él.
Si lo miramos bien, la Guerra Cognitiva puede servirse de esa falencia y, además, convertirse en una de esas variables que influye en la percepción y valoración de la gestión de Gobierno. Partamos de la siguiente ecuación:
Por un lado, está la tendencia natural de los seres humanos a valorar más lo que NO se tiene y prestar menos atención a lo que SI se tiene (mente insatisfecha). Si a esto le sumamos toda la estructura ideológica del capitalismo y todo el entrenamiento que hemos tenido en él, tendremos una tendencia muy bien definida. Pues la cosa sigue más allá, sumemos el producto anterior a los efectos que, inteligentemente, puedan generar quienes dirigen la Guerra Cognitiva contra al Proceso bolivariano. Si hacemos esa suma, tendremos una ecuación que beneficia a los enemigos de la Revolución.
De manera que una campaña de propaganda contra el Gobierno bolivariano, en la que se haga énfasis en lo que no tenemos, debe ser una campaña exitosa. Basta con publicitar lo que no se tiene y la mente insatisfecha hará el resto. Esto ya se ha hecho en el pasado, no estamos descubriendo el agua tibia. A donde quiero dirigir la reflexión, es a que la sociedad venezolana todavía no ha superado la ideología capitalista y ésta favorece el desarrollo y mantenimiento de la mente insatisfecha.
la Revolución bolivariana aun no desarrollado un esquema ideológico propio de la Revolución y se sirve todavía de la ideología capitalista. El canal de televisión Tves es una muestra de ello. También lo son algunos de los conciertos “para el pueblo” en los que los “artistas” que ocupan las tarimas lo que hacen es legitimar los conceptos de la ideología capitalista. Como sabemos, la televisión y las canciones forman parte de la Super-Estructura o ideología que tiende a repetirse y genera mecanismos para su automantenimiento. Borges cita a Andrew Fletcher quien dice: “Si me dejaran escribir todas las tonadas de una nación, no me importa quien escriba sus leyes”. Así, las canciones generan conductas y así de seguro está el capitalismo de vencer en la batalla cultural. He planteado en muchos foros que tenemos un problema muy serio: Estamos construyendo una revolución que favorece al colectivo sobre bases culturales que favorecen el individualismo. Este es el verdadero problema.

ANÁLISIS
La ideología, en su presentación como “Cultura” es la Super-Estructura que legitima la estructura de dominación capitalista. Harnecker decía, sí la estructura económica del capitalismo fueran bloques, la Super-Estructura (la ideología) sería el cemento con que se pegan esos bloques. Por tanto, incorporar el dominio ideológico en el estudio de la Guerra Cognitiva es fundamental. La ideología constituye entonces un determinante estructural que no podemos dejar de lado en el análisis de los procesos de la G.C.
Observamos por tanto que existe una tendencia a valorar más lo que no se tiene y a minimizar la importancia de lo que sí se tiene. Esta es una tendencia estructural de la sociedad venezolana que debemos tener muy presente a la hora de cualquier análisis.
Cuando Fidel refería que la Revolución o es cultural o no es Revolución, se adelantaba al problema que plantea este escrito.

COROLARIO
En el esquema propuesto por Garces (2022), se describen 9 pasos para la ejecución de acciones de manipulación psicológica que se realizan en virtud en la Guerra Cognitiva. Estos pasos son los siguientes:
a) Ofrecer al gran público gran cantidad de información.
b) Estructurar la Percepción Serial.
c) Disminuir la capacidad de análisis.
d) Impactar a la opinión pública con un evento de grandes proporciones que genere respuestas emocionales difíciles de manejar.
e) Difundir e Instaurar el “Mensaje ideal”.
f) Estructurar el Sesgo Cognitivo.
g) Guiar a los sujetos para que ejecuten conductas a favor de ese sesgo cognitivo.

El problema expuesto en este escrito puede inscribirse en el literal f), ya que resulta muy fácil estructurar el sesgo cognitivo a partir de la tendencia natural del ser humano a minimizar lo que tiene, al entrenamiento que nos ha dado el capitalismo durante más de 100 años y las estratagemas propias de la Guerra Cognitiva.

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