Diomedes Núñez : Trump-Putin y el simbolismo de Alaska
Este análisis forma parte de nuestra serie editorial de domingon.com la revista, en colaboración con fuentes reconocidas como el periódico Hoy y autores de prestigio como Diomedes Núñez Polanco.
Análisis editorial | Diomedes, Trump-Putin y el simbolismo de Alaska
Por el equipo de Domingon.com la revista
Primera entrega de análisis desde domingon.com la revista.
El artículo “Alaska, Roosevelt y la cumbre Trump-Putin” de Diomedes Núñez Polanco, publicado en el diario Hoy, ofrece un enfoque histórico y geopolítico que va mucho más allá del simple hecho noticioso de un encuentro entre dos mandatarios. Diomedes, con su habitual habilidad para tejer pasado y presente, proyecta esta cumbre como una señal geopolítica con resonancias profundas, no solo entre Estados Unidos y Rusia, sino en el marco del nuevo orden internacional en transformación.
Alaska como símbolo histórico
Núñez Polanco nos recuerda que Alaska fue una adquisición estratégica en tiempos de reconfiguración imperial. El hecho de que Trump y Putin se reúnan precisamente en Anchorage, ciudad militarizada y de alto valor estratégico, remite inevitablemente a las raíces de la expansión estadounidense tras la guerra civil. La evocación de la compra de Alaska a Rusia en 1867, en un momento de debilidad económica del zarismo, establece un paralelismo con la actualidad: ¿acaso estamos presenciando otra jugada de influencia territorial y diplomática en un momento de vulnerabilidad global?
Desde domingon.com la revista consideramos que este tipo de simbolismo geográfico no es accidental, sino parte de una narrativa cuidadosamente construida, tanto por los Estados Unidos como por Rusia, en una disputa por la narrativa del poder y la paz.
¿Una nueva Yalta o un teatro geopolítico?
Núñez Polanco, compara esta cumbre con la de Yalta (1945), lo cual resulta provocador. En aquel entonces, Roosevelt, Churchill y Stalin dividieron el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, la intención declarada es la paz en Ucrania, pero no es menos cierto que ambos líderes —Trump y Putin— se juegan mucho más: legitimidad interna, hegemonía internacional y hasta la posibilidad de redefinir bloques globales.
Lo que resalta Diomedes —y que compartimos— es que el mundo se encuentra en pleno “cambio de época”: la decadencia del hegemón norteamericano, el ascenso económico y diplomático de China, la reconfiguración de los BRICS y el agotamiento de las estructuras nacidas en Bretton Woods.
Desde Domingon.com, añadimos que este contexto requiere una lectura crítica de los eventos: ¿se trata de una negociación genuina por la paz o un reajuste estratégico del poder global bajo una nueva máscara?
El Nobel como recompensa (o estrategia)
La referencia de Diomedes a los deseos de Trump por recibir el Premio Nobel de la Paz no debe pasar inadvertida. En el fondo, lo que se perfila es una carrera por el relato moral. Trump busca reposicionarse como pacificador, justo cuando su figura polariza dentro y fuera de EE.UU. El Nobel sería, para él, un blindaje simbólico, tal como lo fue para otros presidentes norteamericanos. Ahora bien, el hecho de que mencione a Roosevelt, Carter y Obama, plantea la pregunta de si verdaderamente estos premios son reflejo de políticas efectivas o más bien instrumentos diplomáticos de consagración.
Reflexión final.
Este artículo de Diomedes Núñez Polanco es más que un ejercicio de crónica: es una invitación a observar el mundo desde una lente compleja, donde el pasado explica el presente, y donde los símbolos (como Alaska) tienen tanto poder como las palabras.
Desde nuestro blog en Domingon.com, valoramos este enfoque por su capacidad de conectar los puntos históricos con los dilemas contemporáneos. Seguiremos de cerca los resultados de esta cumbre, así como los movimientos que le sucedan, especialmente si se concreta la trilateral con Ucrania.
Sigue leyendo análisis independientes y reflexivos como este en domingon.com la revista, donde exploramos las conexiones entre historia, política y actualidad desde una mirada crítica y abierta al diálogo.
Artículo completo de Diomedes publicado en el Periódico Hoy
Alaska, Roosevelt y la cumbre Trump-Putin
Diomedes Núñez Polanco 1-2

Los ojos y la atención del mundo han estado pendientes de la cumbre celebrada ayer entre los presidentes Donald Trump (Estados Unidos) y Vladimir Putin (Rusia), en la base militar Elmendorf-Richardson, en las cercanías de Anchorage, la capital de Alaska. Ha despertado grandes expectativas, como si se tratara de otra Conferencia de Yalta (la reunión de los gobernantes José Stalin, Winston Churchill y Franklin Delano Roosevelt, antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial), o el Habemus Papam, que antecede el anuncio de un nuevo pontífice en el Vaticano.
Tanto así, que los propios protagonistas se han expresado con optimismo frente a los caminos que transitan en búsqueda de la paz. Putin: “La actual administración estadounidense…está haciendo, en mi opinión, esfuerzos bastante enérgicos y sinceros para detener las hostilidades, frente a la crisis y alcanzar acuerdos que sean de interés para todas las partes involucradas en este conflicto”. Y destacó que la cumbre tiene “como objetivo crear condiciones a largo plazo para la paz entre nuestros países , así como en Europa y en el mundo en su conjunto”.
Trump dijo el jueves que cree que “Putin va a llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania. Creo que ahora está convencido. Creo que lo hará”. Y observó: Si la cumbre transcurre de manera positiva, se celebrará casi de inmediato una reunión trilateral que incluirá también al presidente ucraniano.
Independientemente de los matices de sus conclusiones, o del proceso de las conversaciones, la cumbre constituye un gesto trascendente en este difícil y complejo momento que atraviesa la humanidad, expresado en varias manifestaciones: proceso de declive de Estados Unidos como poder hegemónico global; el cada vez mayor ascenso de China en la economía, especialmente su proyecto emblemático de la ruta de la seda; la presencia del bloque de países de economías emergentes de los BRICS, que incluye representantes de varios continentes y regiones del planeta; y el hecho vivir el tránsito de un cambio de época, hacia un nuevo orden económico y socio-político.
Estados Unidos consolida su poder hegemónico luego de la Segunda Guerra Mundial, expresado en los acuerdos de Bretton Woods que, entre otras medidas, estableció el dólar como la moneda de referencia internacional, pero es a partir de finalizada guerra civil, con una dinámica económica y política, cuando amplía su economía hacia nuevos mercados y su decisión de expansionismo territorial.
El siglo XIX fue la época y América Latina, especialmente el Caribe, el escenario. Ya su territorio continental se había ampliado con la Florida, la Luisiana y los espacios usurpados a México. En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX se dieron procesos de compra, como los de Alaska, Cuba y las Islas Vírgenes, en las pequeñas Antillas, entre otros; y de anexión, como los casos de Canadá y el proyecto de los presidentes Buenaventura Báez y Ulises Grant, con la República Dominicana, en 1868-71; y a principios del siglo XX las ocupaciones militares de Haití, República Dominicana y Nicaragua.
En ese contexto, Alaska es vendida por Rusia a los Estados Unidos en momento de gran dificultad financiera del imperio del zar Alejandro II, luego de la derrota rusa en la guerra de Crimea (1853-56). La negociación se llevó a cabo durante el gobierno de Andrew Johnson, en marzo de 1867, por 7,2 millones de dólares (unos 140 millones hoy).
Muchos comentan los deseos del presidente Trump por obtener el Premio Nobel de la Paz, lo que conseguiría si logra su meta de facilitar el fin de la guerra de Ucrania. Otros gobernantes de su país lo han recibido: Theodoro Roosevelt , Jimmy Carter y Barack Obama.