No obstante, la tendencia a la desdolarización se percibe desde el 2020, ya que, durante el cuarto trimestre, los activos en dólares estadounidenses en los bancos centrales del mundo cayeron 59%, mientras que en el primer trimestre la caída se mantuvo, según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI).
A esto se suma el hecho de que la Reserva Federal de EEUU y los inversores de Wall Street manejan una política monetaria egoísta, encaminada a satisfacer necesidades inmediatas del mercado interno, «creando altibajos cíclicos de liquidez y crisis inflacionarias» como la actual, de más de 8,5%, cifra no vista desde hace 40 años.
Esto, a su vez, repercute en países emergentes que padecen fuga de capitalesy se ven obligados a suspender los pagos de deuda externa, como ocurrió en Sri Lanka.
Ejemplo de ello es la propia Rusia, quien, una vez impuestas las sanciones, estableció en rublos el pago de exportaciones de petróleo y gas, así como de granos y fertilizantes químicos, lo que ayudó a mantener la estabilidad de su divisa.
Además, a unos meses de iniciar las sanciones, Moscú ya vendió casi todos sus bonos en dólares mientras que «las otras economías importantes del mundo comienzan a deshacerse de los bonos del Tesoro de EEUU y otros activos estadounidenses en dólares».
«Ahora, hay informes de los medios que dicen que los países BRICS están tratando de discutir la profundización del comercio en sus propias monedas. Por ejemplo, se ha propuesto la iniciativa R5, cuyo objetivo es el uso de las respectivas monedas nacionales de los BRICS: rublo (Rusia), rupia (India), rand (Sudáfrica), real (Brasil) y renminbi (China), para ayudar a liquidar comercio entre ellos», recuerda Sheng.
Los intentos por negar el crecimiento económico de China —incluyendo boicots tecnológicos—, la adquisición de deuda para lidiar con la pandemia de COVID-19, y las políticas monetarias restrictivas antes mencionados, son elementos que, según Wen Sheng, permiten iniciar un cambio monetario para acabar con el dominio del dólar.