El aire de Nueva Delhi es «veneno» para sus niños
AFP. Ayansh Tiwari, de apenas un mes, llora en una cama de hospital con una máscara nebulizadora que cubre su carita. Tiene una tos seca y persistente que los médicos atribuyen al aire acre que envuelve cada año Nueva Delhi.
La espartana sala de emergencias del hospital público Chacha Nehru Bal Chikitsalaya de la capital india está llena de niños con dificultades respiratorias, muchos con asma y neumonía, que se disparan cada invierno en el pico de contaminación de esta megaciudad de 30 millones de habitantes.
Nueva Delhi suele aparecer entre las ciudades con más contaminación del planeta, con una mezcla de emisiones industriales y automovilísticas agravada por las quemas agrícolas estacionales.
Donde sea que mires, hay esta niebla venenosa», dice Julie Tiwari, de 26 años, mientras intenta calmar a su pequeño bebé en su regazo.
«Intento mantener cerradas puertas y ventanas tanto como es posible. Pero es como respirar veneno todo el tiempo. Me siento tan impotente», explica conteniendo las lágrimas.
El jueves, el nivel de PM2,5, unas micropartículas muy peligrosas y tan pequeñas que pueden penetrar en la sangre, llegó a 390 mg/m3, según la compañía de vigilancia de la calidad del aire IQAir, más de 25 veces el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los esfuerzos del gobierno indio no consiguieron atajar el problema de la calidad del aire. Un estudio en la revista médica Lancet estimó que 1,67 millones de personas murieron prematuramente en 2019 por la contaminación en el país más poblado del mundo.
Morir del aire o de hambre
«Es un ajetreo de locos en nuestra sala de emergencias durante este tiempo», asegura Dhulika Dhingra, neumóloga y pediatra en este hospital infantil que atiende una de las zonas más empobrecidas y contaminadas de Delhi.
El aire sucio impacta gravemente a los niños, con efectos devastadores en su salud y su desarrollo. La evidencia científica muestra que los niños que respiran aire contaminado tienen mayor riesgo de desarrollar infecciones respiratorias graves, según un informe de Unicef del año pasado.
Un estudio publicado en la revista Lung India en 2021 halló que casi uno de cada tres escolares de Nueva Delhi sufrían asma y obstrucción respiratoria.
Los niños son más vulnerables a la contaminación que los adultos porque respiran más rápidamente y sus cerebros, pulmones y otros órganos no están totalmente desarrollados.
«No pueden estar sentados en un sitio, siguen corriendo y con ello el ritmo respiratorio aumenta todavía más. Por ello son más proclives a los efectos de la contaminación«, dice la pediatra Dhingra.
El vendedor Imtiaz Qureshi ingresó a su hijo Mohammad Arsalan, de once meses, al hospital durante la noche también por problemas respiratorios.
«Tenemos que vivir día sí y otro también con este aire«, dice el hombre de 40 años, que empuja a diario su carro de verduras por las calles.
«Si salgo a la calle, el aire me matará. Si no salgo, la pobreza me matará», se desespera.
Reprimenda del Tribunal Supremo
El hospital ofrece tratamiento y medicina gratuitos. Ninguno de sus pacientes puede permitirse la sanidad privada y muchos ni siquiera pueden comprar un simple purificador de aire para sus apartamentos de una sola estancia en los barrios pobres de la ciudad.
La pediatra Seema Kapoor, directora del hospital, dice que el flujo de pacientes aumenta de forma constante desde que empieza a llegar el frío y los contaminantes quedan atrapados más cerca de la superficie.
«Un 30-40 por ciento del total de atendidos es principalmente por enfermedades respiratorias», explica.
La neumóloga Dhingra dice que el único consejo que pueden ofrecer a los padres es limitar las actividades en el exterior de sus hijos.
«Imagine decirle a un padre que no deje salir a su hijo a jugar en este ambiente tóxico», afirma.
El gobierno de Delhi anunció cierres de escuelas de emergencia, paralizó la construcción y prohibió la entrada de vehículos diésel a la ciudad en un intento de reducir la contaminación.
Pero la quema de rastrojos por parte de los granjeros de los estados vecinos, que contribuye notablemente a la contaminación de Delhi, sigue fuera de control, lo que provocó el martes una reprimenda del Tribunal Supremo.
El sofocante aire de Nueva Delhi lleva al «completo asesinato de nuestra población joven», dijo la corte.
Arshi Wasim, ama de casa de 28 años, llevó a su hija de año y medio Nida al hospital con neumonía.
«Tose sin parar», explica. «No toma leche ni agua porque sus pulmones están obstruidos. A veces le tenemos que dar oxígeno y correr hacia el médico dos o tres veces al día».
«Cada año es la misma historia», lamenta.