Juana, Pepe y Lupita cumplen un año de libertad

DL. El domingo 27 junio de 2021 se abría el cerco que daba libertad en Bayahíbe a los tres manatíes que estuvieron en cautiverio en el acuario nacional por varios años. El acto, esa mañana, estuvo presidido por el entonces ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, quién tomó la decisión de liberarlos al poco tiempo de asumir el cargo en 2020.

La tarea fue encomendada al viceministro de Costeros y Marinos, José Ramón Reyes, en coordinación con la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), con sede en Bayahíbe, y con el Acuario Nacional.

Al abrirles la oportunidad a la libertad, se abría también la posibilidad al fracaso, pues en el caso de Pepe y Juanita, ambos llegaron cuando eran muy pequeños al acuario. Ocho años de cautiverio les privaron de aprender a desenvolverse en su hábitat, tanto por experiencia como por el aprendizaje directo de su madre. En el caso de Lupita, llegó un poco más grande, lo que la hacía con el mejor pronóstico de supervivencia.

Se le enseñó a comer pasto marino y buscar fuentes de agua dulce, en un proceso largo y costoso a cargo de Fundemar. Para todos los involucrados era una experiencia nueva, pues nunca se había liberado un manatí en cautiverio en el país y tres al mismo tiempo aumentaba el nivel de dificultad.

Para poderles dar seguimiento, se les instalaron rastreadores de última generación adquiridos en los Estados Unidos. Cada rastreador identifica individualmente a los animales, enviando pulsos diariamente con coordenadas GPS a un servicio de satélites. Además de enviar una señal de radio cuando el animal está cerca o en superficie, que permite ubicarlos con una antena hasta en un radio de cinco kilómetros.

Los rastreadores, sujetos a sus colas, también poseen un color distintivo para identificación visual. Estos poseen un mecanismo que si el rastreador se enreda con cualquier objeto o planta, se desprenda si excede cierta tensión.

En los últimos 12 meses el monitoreo ha sido constante, tanto desde el sistema de satélites vía web, como por seguimiento en persona.

Las primeras semanas los tres animales se mantuvieron en la zona de Bayahíbe, La Romana y la Isla Saona. Fue Lupita la que primero se aventuró a explorar la zona, donde también se le vio interactuar con otros manatíes silvestres.

Esta es la situación actual de cada manatí.

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Infografía
Personal de FUNDEMAR y el Ministerio de Medio Ambiente durante el cambio de batería del rastreador de Juana en el río Isabela el pasado jueves, 16 de junio. (PEDRO BAZIL)

Juanita

Emprendió un viaje de 100 kilómetros hasta los ríos Ozama e Isabela en Santo Domingo. Desde el pasado noviembre explora las aguas de estos ríos, donde ha corrido diferentes peligros, pero también se ha ganado el corazón de los habitantes de la zona.

Su estado de salud es bueno, se mantiene en peso y se le ve comiendo principalmente lilas en el río, que son abundantes.

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Infografía
Lupita el pasado tres de junio en el río Yuma.(MARVIN DEL CID)

Lupita

Ha pasado gran parte del tiempo entre Bahahíbe y la Isla Saona, la cual ha rodeado completamente en un par de ocasiones. Hace menos de un mes tomó rumbo hacia Boca de Yuma, donde permanece.

Su estado de salud es excelente y es la más activa de los tres. También es la que más interactúa con las personas.

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Pepe en su camino a Bayahíbe.(FUNDEMAR)

Pepe

Estuvo cerca de 10 meses dentro de las aguas del río Chavón y hace cerca de dos semanas regresó a Bayahíbe, hizo un viaje mar adentro de varios kilómetros para retornar a río Salado, en La Romana, donde se encuentra actualmente.

Pepe, para finales del año pasado, había perdido peso considerablemente. Esto obligó a los cuidadores a intervenir en su alimentación. Actualmente ha recuperado gran parte de su masa corporal y se le ha dejado de suministrar alimentación.

Los retos

Para Rita Sellares, directora de Fundemar, el reto mayor este año ha sido sensibilizar a la gente. Por ejemplo, en río Salado alguien le quitó el rastreador a Juanita. A Lupita la gente le daba agua y comida. Romper con esto ha sido un estrés constante para el equipo, explica Sellares.

Otro reto ha sido mantener a los animales con los rastreadores activos, para su reemplazo y cambio de baterías, que ha sido sin capturar a los animales. Cosa que ha sorprendido a los expertos internacionales. Para Rita esto se debe en parte a la colaboración de Juana, Pepe y Lupita como a la destreza que ha adquirido el equipo.

En estos primeros 365 días de monitoreo, Fundemar ha destinado por lo menos tres personas a diario para dar seguimiento a los animales. En el caso de Pepe, hasta hace dos semanas el monitoreo y alimentación era los siete días de la semana. En el caso de Juana y Lupita, se ha ido espaciando el tiempo, hasta dos y tres semanas cada monitoreo.

Los recursos para el cuidado y monitoreo de Juana, Pepe y Lupita provienen en gran parte de la iniciativa privada y cooperación internacional como la Embajada de Alemania, Martí, Jumbo y una contrapartida del mismo Fundemar.

Para José Ramón Reyes, viceministro de Costeros y Marinos del Ministerio de Medio Ambiente, celebrar un año de libertad de Juana, Pepe y Lupita confirma que la decisión tomada fue absolutamente correcta y justificada. Los conocimientos y capacidades adquiridos contribuyen a las prácticas de conservación con acciones intersectoriales.

“Como ministerio entendimos que cuando se tiene la voluntad se puede lograr lo nunca esperado. Pusimos a la República Dominicana en el mapa de la conservación de mamíferos marinos con resultados de éxito”, concluyó el funcionario.

Con el cambio de baterías de los rastreadores de Juana y Lupita y el próximo cambio de batería de Pepe, Fundemar espera dar seguimiento un año más a los tres animales. Aunque en el caso de las hembras, si perdieran el rastreador, no se intentaría colocarlo de nuevo.

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