El auge del neo conservadurismo ideológico como antesala al fascismo político. 1/3
Por Juan Carlos Espinal.
Hace apenas 60 años que en Santo Domingo se postulaban las ideas contra revolucionarias de los intelectuales orgánicos de la dictadura para-militar de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Cuenta la historia contemporánea qué en la República Dominicana de entre 1930-1978 se desarrolló uno de los más sangrientos procesos histórico-políticos que desde el Plan Cóndor recuerde América Latina y el Caribe.
Este ensayo colonial irrumpe tras la invasión militar de entre 1916-1924, a consecuencia de la expansión imperial del capitalismo industrial de los Estados Unidos en el hemiferio occidental.
Esa nueva etapa colonial vino precedida de la proscripción de las libertades públicas, la conculcación de los derechos fundamentales, la tortura, el exilio, el asesinato político y la conjura social.
En el presente artículo nos proponemos analizar el impacto de la dictadura militar en la cultura nacional, para entender la americanización de la sociedad Dominicana.
Ante el peligro de olvidar las causas y las consecuencias del militarismo, denunciamos el complot geopolítico instaurado por el Departamento de Estado de Estados Unidos en el Caribe.
Una serie de antecedentes marcan con acento anglosajon la visita de Marco Rubio al país.
Entre esos antecedentes podemos establecer la presencia del Comando Sur de EU en la Isla, la guerra civil haitiana en franca expansión geográfica, el respaldo del gobierno del presidente Abinader al fascismo europeo, el auge de la economía fondomonetarista y la expansión de las inversiones chinas en Santo Domingo.
La incondicionalidad del gobierno del presidente Abinader con el Fondo Monetario Internacional, el deterioro de las relaciones diplomáticas con Cuba, Venezuela y Nicaragua y el advenimiento del gobierno del presidente Donald Trump en Estados Unidos, representa un parte aguas para la estabilidad democrática de la región caribeña.
En el siglo 21, existen políticos tradicionales de esos que sin vergüenza se desplazan de unos partidos a otros, mientras se crean las condiciones sicológicas para el ingreso de otros reciclajes.
No obstante, la relación cuantitativa entre deserciones, liderazgos y transfuguismo variará de unos intereses económicos a otros, presupuestos líquidos o solicitud de empleos, por ejemplo.
Los nombramientos en diversos sectores y estratos de la composición social de la sociedad civil organizada involucrados en la operación del transfugismo político dependerá de la competitividad de las empresas, las estrategias mediáticas, las políticas gubernamentales, el entorno institucional y la posición relativa de la socialización de la conspiración.
El resultado específico de este tipo de inventos dependerá de la interacción de la economía fondomonetarista con el mercado de capitales, y su interés electoral dependerá en buena medida de factores macroeconómicos y contextos sociopolíticos.
En general, las proyecciones de los políticos dominicanos de la democracia representativa 1966-2024, y su potencialidad más allá de las contra reformas estructurales prevén un aumento de las divisiones internas, desplazamientos, aislamiento, éxodos constantes, de un lado para otro, y un incremento moderado de la conveniencia entre las élites.
Ese es precisamente el contexto de este artículo.
La involución del pensamiento político afectó de manera sensible la estabilidad de los partidos políticos dominicanos.
Aún cuando no podríamos decir que el ausentismo político es un dato fijo, o un argumento estático, como para anticipar un derrumbamiento del sistema populista a tasas desproporcionadas, creemos que las oscilaciones oficialismo-oposición, la caída espectacular de la economía dominicana pos COVID-19 y la inmigración interna proyectan estadísticas socio demográficas inestables.
Para comprender la extinción del Estado de Derecho deberíamos entender en buena medida las decisiones determinadas por la economía fondomonetarista del Banco Central.
Sugerimos ampliar el debate sobre los efectos socioeconómicos de la devaluación del peso en la sociedad política.
Investigar sobre el impacto de la tecnología en la participación ciudadana, – sus aspectos socio culturales-, y comprender las tasas de desocupación, cuyo ciclo vital se hace inherente a la variación global del neoliberalismo.
La evolución de la actual mega-crisis del capitalismo financiero rompe con los valores tradicionales en la familia dominicana de pos guerra, – en cuanto a su distribución-, incidiendo en el derrumbe de la productividad de la jornada laboral, afectando el ciclo vital de la producción nacional e implosionando el sistema de inter relaciones sociales.
Advertimos que el uso intensivo de la tecnología de la información en la economía, por sí misma no causará movilidad social, aunque reducirá el tiempo de trabajo por individuo, limitando los costos.
Pero, en el paradigma socio político del neoliberalismo, el tipo de transfuguismo político cambiará en cantidad y calidad.
En cuanto a la naturaleza del trabajo que de ahora en adelante se realizará dependerá de la necesidad del individuo.
Asimismo, como la economía informacional es global, el desempleo crecerá entre la economía informal, especialmente entre las mujeres.
En algunas regiones del país, como Santiago de los Caballeros, Higüey, San Cristóbal, Puerto Plata y el Gran Santo Domingo, por ejemplo, la mega-crisis que paraliza la economía podría convertirse, en efecto, en una zona de baja competitividad.
Si desde la provincia Dajabón se continúa restringiendo la competencia con el mercado de Haití, y si el modo de regular la relación entre el capital y el trabajo no se transforman, la guerra civil haitiana se expandir a aún más colisionando las 14 provincias del Cibao.
Lo mismo se puede decir sobre las provincia de Espaillat, Bonao, La Vega y San Francisco de Macorís.
El endurecimiento de la lógica clientelar ha fomentado la polarización ideológica a pesar de la mejoría ocupacional.
Esta tendencia sociocultural es irreversible ya que en el tiempo que le resta el gobierno del presidente Abinader no podría rectificar por políticas deliberadas dirigidas a equilibrar la estructura de las micro y medianas empresas.
Pero, dejadas por su cuenta, las fuerzas políticas de oposición empujarían la unidad política sin restricciones, fomentando el éxodo masivo desde el PLD a Fuerza del Pueblo o desde la sociedad civil a la oposición política. E incluso desde el PRM a los indecisos alterando el orden hegemónico de las clases dominantes.
La flexibilidad de estos procesos sociológicos será inducida por los mercados laborales que afectan profundamente las relaciones sociales de producción heredadas del pos industrialismo trujillista, introduciendo un nuevo modelo de transferencia inflexible y un nuevo tipo de político clientela.
Las tendencias sociopolíticas hacia el año 2028, mirando desde el 2025, serán inducidas por el inmovilismo político, la concentración del voto en regiones territoriales asoladas por la desaceleración económica y aceleradas por la presencia de nuevos actores y paradigmas transnacionales.
El Gobierno del presidente Abinader pretende centralizar a los partidos políticos sistémicos transformando el viejo contrato social.
El crecimiento de los políticos de oposición dependerá de las alianzas municipales, el tiempo parcial de sus actividades proselitistas dirigidas a los estudiantes universitarios, los jóvenes de primer voto y la abstención electoral.
La nueva organización social y económica basada en las tecnologías de la información permitirán, al mismo tiempo, la descentralización de la burocracia administrativa del modelo político creando redes inter-activas en tiempo real, ya sea entre continentes o entre vecinos, auto gestionando las contradicciones y aumentando el tamaño de la participación.
Pero, República Dominicana es culturalmente diferente al resto de los países del Hemisferio Occidental.
Aunque no tanto como los observadores internacionales suponen o suelen pensar.
Y es que, toda estructura política que pretenda explicar los nuevos fenómenos históricos, y con ello marcar tendencias en la organización del trabajo colectivo, debe ser capaz de tomar en cuenta la excepcionalidad de la situación geopolítica de la Isla, que es demasiado importante para Estados Unidos como para dejarla de lado en el análisis.
Sin pretender nunca que sea una excepción a la regla o una rareza para la teoría comparativa, el neo conservadurismo socio político es una realidad electoral.
No obstante, República Dominicana es muy diferente, antropológica y políticamente hablando al resto.
Así pues, consideremos ese detalle:
Su estructura social, por ejemplo, se caracteriza por una diversidad interna, así como por un patrón complejo de situaciones fluidas que se resisten a la generalización y a su estandarización.
Para la mayor parte de los analistas de la contemporaneidad, de esos que uno lee a menudo y que se encuentran medrando en el sistema representativo, el modelo de partidos políticos dominicanos significa simplemente un conglomerado de intereses económicos e individuos que, como en las empresas privadas o las cerradas estructuras corporativas de la sociedad civil organizada, luchan por jubilarse al más corto plazo.
En circunstancias comunes es un asunto de privilegios, no de derechos.
Y en gran medida, la plutocracia tiene razón en su lógica binaria solo que esa práctica es utilizada por una ínfima minoría del aparato lo que limita su permanencia.
De hecho, ese es el núcleo de la desestabilización.
Así pues, en la superficie, el Fascismo ideológico en la sociedad dominicana se está dializando, con un crecimiento considerable del vértice económico y la base politica.
Aunque en ambos extremos de la polarización, oficialismo – oposición, reduce en gran medida la parte de las movilizaciones de clases medias, con un ritmo tan acelerado que dependerá del Congreso Nacional la suerte de la democracia representativa 1966-2024.
Como cada día que sucede a otro se aproxima el abismo político, en el fondo de la estructura social naciente, el cambio generacional influirá en la participación ciudadana pues se ha desatado un proceso conservador más fundacional.