El derecho a portar armas y la libertad de matar

Por Diana Valido Cernuda

Cada vez que ocurre un tiroteo masivo en Estados Unidos, con sus consiguientes efectos en pérdidas de vidas humanas, se reactiva el debate sobre el control de armas. Un debate que se enfrenta una y otra vez al mismo muro conformado por obstáculos históricos e intereses económicos que sirven de base al culto perenne a la violencia armada.

En un país donde existen más armas que  personas, donde es más fácil comprar un rifle que una cerveza para un joven que acabe de cumplir 18 años,  la palabra “control” tiene que partir de las voluntades legales. Pero ¿qué sucede cuando la Corte Suprema y el Senado toman medidas antagónicas entre si? En este reportaje nos adentramos en los últimos acontecimientos relacionados con el control de armas en Estados Unidos.

La Corte Suprema y el Senado  en direcciones contrarias

El testimonio de una niña que debió cubrirse con la sangre de su amigo para hacerse pasar por muerta en la reciente tragedia de Uvalde, Texas movió las conciencias de los senadores (aunque no mucho) para aprobar una ley bipartidista que ponga freno a la tenencia de armas en manos de personas peligrosas.

Es conocido que los demócratas  han exigido durante mucho tiempo medidas para el control de armas y aunque la ley recién aprobada no cumple todas las expectativas es una iniciativa en la dirección correcta. Sin embargo, para muchos  expertos, todavía se considera una ley epitelial que no profundiza en las causas del fenómeno.

El documento titulado Ley Bipartidista de Comunidades Más Seguras, mejorará las verificaciones de antecedentes para posibles compradores de armas menores de 21 años. Dirigirá millones de dólares a los estados para implementar las llamadas leyes de bandera roja u otros esfuerzos de intervención en crisis, que ayudarán a detener los asesinatos y suicidios relacionados con la violencia doméstica.

El doctor en ciencias históricas y profesor titular del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de la Habana, Hassan Pérez Casabona,  en entrevista para nuestra investigación explicó que  “entre los aspectos positivos de la ley  se dispondrá de más de 13 mil millones de dólares para programas relacionados con la salud mental. También propone insertar el registro de menores en un sistema para un cruzamiento de datos y la revisión de antecedentes penales. Se logró  encontrar solución  a la denominada laguna del novio que era un acápite, un resquicio de la ley de violencia  doméstica que exoneraba a las parejas violentas que no estuvieran casadas  legalmente”.  

La nueva ley agrega “parejas de citas serias” a la lista de abusadores domésticos a los que se les prohíbe comprar armas.  Una  diferencia  notable ya que actualmente, la ley federal de Estados Unidos solo prohíbe que las personas adquieran un arma de fuego si las condenan por violencia doméstica mientras vive con su pareja, está casado o tiene un hijo con dicha pareja.

Entre las limitaciones de la nueva ley se encuentra el hecho de  no se prohíbe el uso de los rifles de asalto y el uso de  los cargadores que tienen mayor cantidad de municiones.  De acuerdo  con Hassan  Casabona  la tenencia de armas, está engendrada hasta  los tuétanos en la sociedad estadounidense. “Hay que buscar las causas de fondo  de este fenómeno y sobre  que la estructuras políticas  estadounidenses logren  concertar posiciones comunes. También sabemos que la sociedad estadounidense está dividida y con un proceso de declive y contradicciones que se refleja en su proyección exterior”

Precisamente esa división se expresó radicalmente  cuando  la Corte Suprema tomó una medida a favor de la libre tenencia de armas  mientras el Senado aprobaba la ley antes mencionada. El alto tribunal anuló, con 6 votos a favor y 3 en contra, una ley que restringía la tenencia de armas en la vía pública en el estado de Nueva York.  Ahora, cualquier persona con licencia para tener armas de fuego podrá legalmente salir a la calle con ellas en algunas de las principales ciudades del país.

Como un retroceso califica  el experto cubano esta decisión de la Corte.   “Dicha  institución ha tenido una fuerte tendencia al conservadurismo. De  los nueve jueces actuales seis fueron nombrados por presidentes. Se sabe que el proceso para designarlos es el nombramiento del presidente cuando hay alguna vacante porque  tienen un carácter vitalicio y luego tienen que ser confirmados por el senado. Hay seis que están adscritos a posturas conservadoras y tres que quedan de carácter liberal, dos que designó  el presidente  Obama  y uno que quedaba de la etapa de Clinton. En el caso de Trump, entre abril de 2017 y el 2020  nominó a 3 jueces y además realizó un impulso en todo lo relacionado con el sistema jurídico de Estados Unidos, lo cual se refleja en este tipo de decisiones conservadoras. Estas figuras  tienen un peso enorme  porque pueden establecer legislaciones y lo que aprobaron sientan un precedente muy peligroso”.

Bajo el escudo de la Segunda Enmienda

La  Corte Suprema  dio el apoyo que la Asociación Nacional del  Rifle (NRA)  necesitaba para volver a justificar su status y el derecho a portar armas con  la segunda enmienda como bandera, un documento que no puede contextualizarse  en el momento actual. «El derecho a la autodefensa y a defender a la familia y seres queridos no debe terminar en casa. Este fallo brinda a los estadounidenses que respetan la ley una justicia que salva vidas», afirmó en un comunicado Wayne LaPierre, vicepresidente ejecutivo de la NRA

Pero, ¿qué dice específicamente la tan nombrada segunda enmienda? El 15 de diciembre de 1791, los Estados Unidos de América ratificaron la Declaración de Derechos, las diez primeras enmiendas a la Constitución, que confirman los derechos fundamentales de sus ciudadanos. La segunda enmienda textualmente refiere: Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas». De este modo, la tenencia de armas quedaba al mismo nivel que la libertad de expresión, prensa, religión o reunión.

“En aquel contexto la idea de los padres fundadores era la necesidad de estar armados porque había un cuestionamiento a las estructuras monárquicas europeas. Actualmente las fuerzas más retrógradas se han apegado a una idea que no tiene  nada que ver con el contexto de hoy. Existe  una posición inamovible del conservadurismo, muy relacionado con el componente económico que hay detrás de todo esto porque el negocio de la industria armamentista no solo es el más lucrativo y Estados Unidos es su punta de lanza, sino que es el más rentable. Hay una constante capacidad de invertir en ese terreno cuyas válvulas de escape son las guerras y la  violencia armada”, explica el experto cubano.

Para entender los profundos vínculos de la NRAcon el stablishment estadounidense  hay que remontarse a los orígenes como argumenta  Casabona. La  NRA  se creó en 1871 en un momento donde el culto a las armas ya tenía un anclaje en la sociedad estadounidense, recordemos la Remington de 1816 y  el papel del Winchester por ejemplo. En un primer momento la  Asociación  tenía  una finalidad deportiva.

De acuerdo con  Casabona, “el gran salto a la política ocurre en 1934.  La NRA logró aprobar la ley para el uso de las armas que tuvo una reinterpretación en 1968. La Asociación Nacional del Rifle está vinculada al establecimiento político de Estados Unidos de una u otra manera a través de comités de acción política, de institutos, a través de la política de educación que consiste en identificar a los políticos que son influenciables para que puedan tener vínculos o aquellos con los cuales tendrán diferencias. La NRA tiene un sistema de evaluación para los políticos que va desde la A hasta la F. El senador Marco Rubio por ejemplo tuvo durante mucho tiempo la calificación más alta y en base a esto recibía montos millonarios.”

La posición tradicional de muchos de los republicanos y de las fuerzas armadas retrógradas ha sido resolver el problema de la violencia armando a profesores, creando espacios de vigilancia, dando presupuestos para instalar policías en las escuelas, algo  que no tiene nada que ver con la raíz del asunto.

Contradictoriamente, días después de  los sucesos de Uvalde, Texas donde  un hombre armado asesinó a 19 niños y dos maestros, el director ejecutivo de la Asociación Nacional del Rifle , Wayne La Pierre, destacó los esfuerzos de su organización para reforzar la seguridad en las escuelas.

Describió a los escolares como “su recurso más preciado” que merecen seguridad y protección. “Es por eso que la NRA lanzó nuestro programa School Shield, para ayudar a promover y financiar la seguridad necesaria que todo niño en edad escolar necesita y merece”, dijo LaPierre en la convención de la NRA en Houston el pasado 27 de mayo.

Pero en realidad, la NRA ha dedicado solo una fracción de su presupuesto a proteger las escuelas. La cantidad total de fondos de la NRA otorgados a las escuelas para mejorar la seguridad desde que comenzó el programa en 2014 es menos de $2 millones, o el 0,08 por ciento de los $2,200 millones en ingresos que la NRA y su fundación asociada han recaudado en el mismo período, desde 2014 hasta 2019, según una revisión de NBC News de declaraciones de impuestos caritativas e información de la organización de la Segunda Enmienda. [1]

Las balas que matan negros y latinos

Lo sucedido en tiroteos recientes como el de Texas y Búfalo, también son evidencia de cuánto dañan los tiroteos a las poblaciones negras y latinas.  La Robb Elementary School de Uvalde tiene unos 600 estudiantes, de los cuales casi el 90% son latinos y alrededor del 87% proviene de familias económicamente desfavorecidas.

De acuerdo con una investigación de  Aministía Internacional en Estados Unidos, los homicidios causados por armas de fuego afectan de manera desproporcionada a las comunidades afroamericanas, especialmente a los varones jóvenes negros. En 2017, 14 mil 542 personas perdieron la vida por armas de fuego en Estados Unidos; el 58,5% de ellas eran afroamericanas, a pesar de que representan sólo el 13% de la población estadounidense.[2]

La misma  investigación también señala que la mayoría de los niños y niñas que mueren en Estados Unidos a causa de la violencia armada pertenecen a comunidades minoritarias. Los homicidios son la segunda causa de muerte entre los niños y niñas negros, y el 65% de estos homicidios se cometen con armas de fuego.

El fenómeno de la violencia armada vuelve a ponerse en el ojo público cuando ocurren los tiroteos masivos, pero no son estos hechos los que más pérdidas de vidas humanas provocan. “Mucho más típico es un amigo que le dispara a otro, un esposo que mata a su esposa o, lo más común de todo, un hombre que se suicida. Los escépticos dirán que si la gente quiere suicidarse, no hay nada que podamos hacer. De hecho, resulta que si haces que el suicidio sea un poco más difícil, las tasas de suicidio bajan”.[3]

Desde el inicio de año hasta el 14 de junio se han registrado ya 245 tiroteos masivos en Estados Unidos. En muchos casos los asesinos habían adquirido armas de uso militar de manera totalmente legal.

La idea de una legislación que regule qué tipo de persona puede tener un arma ayudará a evitar un importante número de homicidios. The New York Times en una investigación publicada en 2017 expone la comparación de dos estados, Missouri y Connecticut. En 1995, Connecticut endureció las leyes de concesión de licencias, mientras que en 2007 Missouri suavizó las leyes de armas.

¿El resultado? Después de endurecer las leyes sobre armas de fuego, las tasas de homicidios con armas de fuego cayeron un 40 por ciento en Connecticut. Y después de que Missouri relajó las leyes de armas, las tasas de homicidios con armas aumentaron un 25 por ciento.[4]

Un elemento a destacar en la reciente ley aprobada por ambas cámaras es que el presupuesto destinado a salud mental no asegura detener a los tiradores en masa sino se conjuga con otras medidas más fuertes de control. A pesar de que se ha manejado a nivel mediático la hipótesis de que estos individuos tienen problemas de salud mental, no existen estudios confirmados que aseguren esa idea.

La mayoría de los tiradores masivos no sufren de una enfermedad mental diagnosticada . Estos jóvenes son frecuentemente fantasmas. A menudo experimentan traumas en la primera infancia, como abuso o intimidación extrema. En la escuela nadie los conoce. Los niños y niñas les dan la espalda. Luego, cuando los periodistas entrevistan a sus maestros o vecinos, se los recuerda como retraídos y distantes. Estos jóvenes a menudo no tienen habilidades sociales.[5]

El fenómeno de la violencia armada en Estados Unidos se debe analizar desde diferentes ángulos pero los pasos para cambiar el escenario actual pasan por romper esa barrera cultural que defiende una enmienda con varios siglos de antigüedad, para sustentar una industria armamentista.

Un cambio real se enfrenta también a la simbiosis entre poder económico y político de la Asociación Nacional del Rifle que mueve sus conexiones a lo interno de estructuras como la Corte Suprema o el propio senado para que la situación siga fluyendo a su favor. Todo esto mientras la sociedad iza a media asta su bandera y atraviesa periodos de luto como una epidemia  cada cierto tiempo, porque algún individuo decide entrar con un rifle a una escuela o un supermercado.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.