El dólar es una herramienta para castigar a los países del Tercer Mundo
DIARIO OCTUBRE. El dólar es una herramienta para castigar a los países del Tercer Mundo, según Jafar Bedru Geletu, subdirector del Instituto de Asuntos Exteriores de Etiopía. La desdolarización promovida por los Brics y apoyada por muchos países emergentes resolvería el problema del dólar como arma que sirve para castigar o interferir en la política interna de países soberanos, dijo Geletu, que participa en la 20 ronda de discusiones del Club Valdai.
Las potencias occidentales han utilizado durante mucho tiempo las necesidades de los países en desarrollo para imponer sus propias condiciones, utilizando su ayuda financiera para interferir en los asuntos internos de otros países, dijo Geletu.
Los países en desarrollo necesitan un importante apoyo financiero y técnico, razón por la cual buscan ayuda de la comunidad internacional y de Occidente en particular.
Sin embargo, los países occidentales a menudo tratan de aprovecharse de la situación, ignorando las posibles consecuencias para las naciones afectadas y descuidando sus aspiraciones e intereses, afirmó Geletu.
“Esta ayuda se ha utilizado como arma para interferir en la política interna, en los asuntos internos de los países. Por eso necesitamos una fuente diversificada de ayuda. Esta asistencia debe entregarse a quienes la necesitan, sin ningún interés geopolítico”, señaló el etíope.
La desdolarización ‘solucionaría el problema de la moneda única’
La ayuda financiera no debe utilizarse como medio para promover la agenda de un país. Sin embargo, esta práctica se ha vuelto común desde el final de la Guerra Fría, lamentó el investigador, que destacó el efecto nocivo del uso del dólar en las transacciones internacionales.
Según Geletu, el monopolio de una moneda vinculada a una nación específica “no es bueno” porque puede conducir a un uso irresponsable del poder en interés de un solo país. Por eso varios Estados han coincidido en la necesidad de diversificación.
“La cuestión de la desdolarización se sugirió como una solución para diversificar la moneda de reserva y alejarse del dólar, porque el dólar había sido utilizado como una herramienta para castigar a países como Rusia [que] fueron víctimas de esta dominación del dólar”, explicó.
La imposición del dólar como moneda principal ha permitido a los países occidentales promover su ideología liberal y presionar a otros para que adopten sistemas políticos, económicos y sociales similares, continuó Geletu.
También se ha utilizado como instrumento de política exterior “para castigar a los países con el fin de que se adopten las ideas de las culturas occidentales”.
Sin embargo, los países en desarrollo tienen sus propias estructuras y sistemas y ya no están dispuestos a ceder a las presiones externas ni a adoptar valores extranjeros, afirmó.
“La desdolarización y otras formas diversificadas de comercio global resolverían este problema de una moneda única […] que se ha utilizado para abusar de la soberanía de otros países.
Por eso es una buena idea diversificar estas monedas”, continuó Geletu.
Los Brics desafían la correlación de fuerzas en las relaciones internacionales
A medida que China, Rusia y otros países Brics ganan influencia a nivel mundial, están comenzando a cuestionar las prácticas sesgadas y selectivas de las instituciones multilaterales utilizadas por las potencias occidentales para promover sus propios intereses, señala el etíope.
Esos países cuestionan los “abusos occidentales” del actual sistema financiero e intentan promover los intereses de la mayoría mundial dentro de este marco. Según Geletu, plantean cuestiones vitales sobre la equidad de la arquitectura financiera global.
En este contexto, han cobrado impulso los llamamientos a transformar el sistema actual, afirmó. En su opinión, esta evolución es una señal positiva de que el mundo se encuentra ahora en una fase de transición.
“Debemos equilibrar la necesidad de reformar y equilibrar estas instituciones para que sirvan a los intereses de todos los países de manera equitativa y respetando los intereses soberanos de estos otros países”, dijo.
Hablando sobre el el papel de Etiopía en los cambios actuales, señaló que su país se esfuerza por mantener un delicado equilibrio entre las grandes potencias y sugiere que estas naciones sopesen sus intereses y autorregulan sus acciones.
Geletu reiteró que la transición hacia un mundo multipolar está en marcha y que es necesario un acuerdo negociado para que las naciones resuelvan sus diferencias.
Si bien aumenta la influencia de los Brics y otras economías emergentes, las potencias occidentales todavía poseen “el poder heredado para controlar el sistema mundial”.
El grupo Brics ha presentado propuestas alternativas para combatir el mal uso de las instituciones internacionales, incluido el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), complementando así el sistema actual, explicó.
“Pero consideramos que los Brics complementan las instituciones existentes, no las reemplazan, ni las consideran un desafío como fuente alternativa de organización competidora, sino que complementan las brechas en las organizaciones existentes”.
Beneficios de la expansión de los Brics para Etiopía
Al comentar la expansión de los Brics, Geletu dijo que Etiopía podría obtener beneficios económicos y políticos de su incorporación a los Brics en términos de salvaguardar la soberanía y adquirir fuentes alternativas de financiación para su desarrollo.
“Como parte del grupo Brics, esto va a ser muy importante porque aumentará la capacidad de Etiopía para mejorar su economía y salir de la pobreza. En el frente económico, la incorporación de Etiopía a los Brics “aumenta nuestro potencial de desarrollo económico”, explicó Jafar Geletu.
Etiopía, un país en desarrollo, necesita ayuda monetaria sustancial, apoyo tecnológico y asistencia técnica de “países avanzados como Rusia”, añadió. Políticamente, eso permitirá a Etiopía impedir que alguien aproveche sus debilidades financieras para interferir en sus asuntos internos.
Los Brics garantizan la implementación plena y fiel de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, preservando la independencia y respetando las fronteras soberanas.
Los Estados miembros de esta organización tienen como objetivo fomentar un sistema político internacional en el que los países convivan pacíficamente y se respeten mutuamente, llevando a cabo “intercambios económicos mutuamente beneficiosos”, concluyó Geletu.