El gas natural líquido: ¡al rescate!
Miguel Andújar
La semana pasada los precios del gas natural cerraron en su precio más alto de los últimos 13 años.
Muchos estiman que este será el pico de los precios tras concluir el fin del verano, aunque la realidad es que los fundamentos del mercado nos dicen lo contrario.
Tradicionalmente los precios del gas natural han sido influenciados por las condiciones del clima, primordialmente durante el invierno y el verano. No obstante, la historia ha cambiado, pues en numerosas ocasiones hemos expresado cómo un mercado local pasó a ser un mercado global, como es el caso de los EE.UU., donde los precios se han convertido en una variable dependiente de los precios globales del gas natural licuado (GNL).
En nuestra entrega al inicio de este mismo año bajo el título “Gas Natural:Entre Rusia y Ucrania”, explicábamos el rol vital que tendría el GNL de EE. UU. ante una eventual invasión de Rusia a Ucrania, y hasta el momento todo ha venido siendo así. La exportación de Gas Natural Líquido de nuestro principal aliado comercial proyecta, de acuerdo a la Administración de Información de Energía de los EE.UU. (EIA), un incremento de exportación de[1] 9.76 bcfd en el 2021 (cifra récord) a 12.19 bcfd para el 2022, lo que implica un aumento de alrededor del 25% en las exportaciones de este commodity .
Este incremento en la exportación, por obvias razones, refleja el gran compromiso entre los Estados Unidosy Europa a fin de erradicar la dependencia de la región euro del gas ruso, lo que, por consecuencia, a medida que observamos la evolución del mercado como suplente del gas natural ruso, que regularmente distribuye vía oleoductos por toda Europa, notamos una gran discrepancia entre los precios en Europa y el mercado spot en este lado del hemisferio.
Para el cierre de los mercados, la semana pasada el gas natural se situaba en US$ 22 MMBtu en Europa y, aunque este precio suena descabellado para nuestra región, es una disminución en un 75 % del pico del precio de este este año para ese mercado. Esto nos indica que de manera gradual el norteamericano al igual que el de Latinoamérica ya iniciaron una competencia por la producción de gas natural procedente de EE.UU. con Europa por su disminución del consumo del ruso. De igual manera los países asiáticos desean gas estadounidense para poder reducir su dependencia del carbón, que provoca mayores emisiones de carbono.