El llamado de Bukele a la unidad
Jhonny González
Para algunos, el llamado del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, a la unidad de los países de Centroamérica, pudiese significar otro salto al vacío, sin más trascendencia que la de un nuevo deseo por encauzar el proceso integracionista por la senda de un mayor y real compromiso de los actores en favor de la materialización de la unidad y los beneficios que la misma conlleva para los habitantes de esta importante región del mundo.
La convicción del presidente Bukele sobre la importancia estratégica de Centroamérica lo lleva a reafirmar que la posición geográfica de los siete países que la componen, convierte, a la que podría ser la Confederación de Países de Centroamérica, en “la mejor posición geográfica del planeta”.
Y si a eso le agregamos, expresó el mandatario, la sumatoria del PIB de cada uno de los países, tendremos inmediatamente, sin mover un dedo, solo sumando las partes, un PIB 238 mil millones de dólares, es decir, la quinta potencia económica de Latinoamérica y la número 45 economía en el mundo, con una proyección de llegar a la número 33 en 10 años, muy por encima de países del mundo desarrollado como Dinamarca, solo para poner un ejemplo.
Bukele se explaya en las cifras para fortalecer su tesis de la necesidad de la integración: “Con la integración, Centroamérica no solo sería una nación de 50 millones de habitantes, con un canal interoceánico como el Canal de Panamá, con el 8% de la biodiversidad del mundo en solo el 1% del territorio, con un PIB, reiteramos, de 238 mil millones de dólares, los negocios de los puertos y los aeropuertos, sino que además, tendríamos ese bono demográfico, esa cantidad de niños y jóvenes con la mejor educación del mundo”.
Sin embargo, y muy a pesar del contagioso entusiasmo del presidente Bukele, la interrogante está en cómo pasamos de la utopía a lo concreto. De qué manera transformamos la conciencia del liderazgo regional en favor de la causa colectiva de la integración, para pasar de la teoría ilusoria a la praxis, del discurso obnubilante, a la acción concomitante.
Centroamérica ha avanzado, no obstante, en el tortuoso camino de la integración regional. El Sistema de Integración Centroamericano (SICA) cuenta con los instrumentos idóneos para impulsar la unión de los países que lo conforman. Plataformas como el Banco Centroamericano de Integración Económica -BCEI-, Corte Centroamericana de Justicia -CCJ- y el Parlamento Centroamericano -PARLACEN-, evidencian una aptitud del liderazgo regional en favor de la integración.
Un informe reciente del Banco Mundial señala que la integración regional es una fórmula ya probada y que el impulso de este proceso ha sido influenciado por el éxito de la región Asia Oriental y el Pacífico, donde el comercio intrarregional y las exportaciones al resto del mundo han aumentado significativamente los ingresos.
En conclusión, la búsqueda de acuerdos políticos formales para fortalecer los lazos económicos dentro de la región, podría impulsar el crecimiento en Latinoamérica y el Caribe. Una estrategia comercial puede hacer una región mucho más eficiente y poderosa.
Permite compartir conocimientos; tener tarifas más competitivas; tener tarifas entre los socios que abaraten los costos de los productos; generar más negocios; y, en última instancia, ser económicamente más competitiva con el resto del mundo.