El papel protagónico del Ejército en la matanza de 1937

Por Rafael Darío Herrera. George Leger, ministro de Relaciones Exteriores de Haití, quien en diversas ocasiones declaró poseer evidencias de que hubo una gran matanza de haitianos en la cual tomaron parte oficiales y soldados del Ejército, ante la fórmula manejada por los diplomáticos dominicanos de que solo se trataba de “pequeños incidentes fronterizos”.

El proceso de concentración del poder y monopolio de la violencia, como supuestos básicos para la constitución del Estado capitalista, se inició durante el gobierno de Ramón Cáceres con la creación en 1907 de la Guardia Republicana y una ley de Policía en 1911 y se cristalizó durante la Ocupación militar norteamericana (1916-1924) con la creación de un Ejército moderno y el desarme general de la población. En los años posteriores, este aparato represivo desempeñó funciones cruciales, principalmente en el ascenso de la prolongada dictadura de Rafael L. Trujillo en 1930.Este Ejército se caracterizaba por poseer una “estructura organizativa muy tradicional y profundamente verticalista” en la configuración de sus mandos, además de “una disciplina y sentimiento de casta” que desarrolló la ideología trujillista. Sus miembros se hallaban penetrados de la idea que este era una entidad superior y segregada de la sociedad. Dicho sentimiento de pertenencia a la casta militar “colocaba a las tropas y mandos militares en una situación de sometimiento carismático a la figura del “jefe”. En esta lógica de “casta militar” lo esencial consistía en “la lealtad al dictador, como jefe carismático y patrimonial, no tanto la lealtad al cargo y la función”. (1)

Esta docilidad ante las iniciativas del “Jefe” explica la activa participación de sus miembros en el genocidio de 1937, lo cual representa una de sus principales máculas en su devenir histórico. La mayoría de los militares cumplieron cabalmente la orden de asesinar a la indefensa población haitiana sin reparar en ningún criterio étnico. A una minoría de sus miembros le aborrecía participar en el festín sangriento y para poder cumplir el “servicio” encomendado se embriagaron, pues a los que se negaban los encarcelaron o los fusilaron en el acto, en tanto otros desertaron pues tenían parientes haitianos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.