El péndulo histórico anuncia giro político en República Dominicana.

Por Juan Carlos Espinal.

En la América Latina y el Caribe pos covid19, las altas tasas de interés, el uso del encaje legal, las quiebras de cooperativas, la inflación, la deuda pública, el déficit fiscal, el desempleo juvenil, la catástrofe medioambiental y la militarizacion han cambiado el viejo orden político de pos guerra.

El rostro de las instituciones políticas nacionales se ha transformado dando paso a estructuras políticas, desmitificando los antiguos liderazgos, derrumbado las actividades económicas y logrado hacer colapsar el estado de derecho.

La caída del apoyo a la reelección del presidente Luis Abinader experimenta una serie de rebeliones históricas que se convierten en violencia política, militarización, paro y huelgas.

La movilización popular implica que el estado comienza a transformarse.

Las insurrecciones sociales son la expresión final de la descomposición política y de la creencia de que el hombre tiene derecho a cambiar su medio.

Que no solo posee la capacidad, sino además tiene el derecho de hacerlo.

La violencia estructural desde el gobierno del presidente Abinader se utiliza para evitar la transformación de nuevas formas de producir el cambio social, político y económico.

El reordenamiento político-electoral es el dominio consciente del hombre común sobre la continuidad del gobierno del Cambio.

En la oposición Dominicana, el Cambio implica la extensión de la conciencia social a los nuevos actores para impulsar mayor participación ciudadana en la política.

Ese reordenamiento político implica el desarrollo de nuevas técnicas para promover el cambio social.

La esencia de la transformación política consiste en la expansión de la conciencia social a una velocidad suficiente que permita la existencia de la democratización en el seno de las instituciones.

El nuevo orden social que viene implica la creación de un nuevo orden político.

Un nuevo orden politico sugiere la construcción de nuevas instituciones vinculadas a la rápida secuencia de los cambios globales.

En la era pos COVID-19, se han acelerado las insurrecciones desde arriba que han derrumbando las instituciones políticas del antiguo sistema liberal, que a su vez han terminado con el derrocamiento del viejo orden político.

La secuencia de las elecciones presidenciales de América Latina y el Caribe muestran una tendencia fundamental hacia la destrucción del viejo orden político.

Las causas y las consecuencias del retorno de Leonel Fernández a la presidencia de la República esta marcado por el retroceso social, político y económico de la administración del gobierno del presidente Luis Abinader.

La insatisfacción popular frente a la continuidad del PRM se fundamenta en las brechas económicas existentes.

La transformación política ha comenzado con un repentino reconocimiento de que el estado y los partidos de oposición deben unificarse.

Empieza sencillamente cuando desaparece el estado de derecho, se suprimen las condiciones que permitían la estabilidad democrática.

Cuando el reeleccionismo comienza a dividirse se gestan los grupos económicos que luchan entre sí por el control del poder político.

La caída de la imagen del gobierno del presidente Abinader inicia con las división política de sus aliados a seguidas de la ausencia de autoridad pública, renuncia de militantes y caos generalizado.

La causa de la salida del PRM del gobierno consiste en una combinación de antiguos vacíos de poder, discrepancias entre el mandante y los mandados, el inmovilismo socioeconómico y la intervención en la política de nuevas fuerzas sociales.

Si no existen grupos sociales y políticos dispuestos a respaldar la continuidad del modelo de gestión se sustituyen los poderes públicos por la judicializacion de los partidos para evitar la aparición del nuevo gobierno.

Por razones tácticas e ideológicas los estratega de la oposición ensanchan la participación política, atraen nuevos actores sociales y acrecientan la influencia del poder popular.

Con la quiebra institucional de los ministerios y las Direcciones generales distintos grupos de poder económico y político han logrado cooptar y socializar el monopolio del orden establecido con cierta ventaja natural frente a sus rivales.

De ahí que la transformación social se haga más radical en la medida en que las clases medias y los trabajadores son lanzados a la balanza política.

Este proceso político conduce a la redefinición de la comunidad electoral creando los cimientos para un nuevo orden.

En la actualidad, la caída simbólica o real del liderazgo del presidente Luis Abinader puede tener fecha vencida.

Este período de distopía constitucional señala el comienzo de un largo proceso electoral, la movilización de nuevos grupos en política y la pérdida de la hegemonía del PRM en ayuntamientos y Congreso.

A medida que la división del PRM lucha por el monopolio del poder se materializa la dinámica social que lleva a convocar a los colectivos más amplios del pueblo.

A la larga, la ilegitimidad democratica derrumba el vacío de autoridad existente.

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