El poder y los pactos en las relaciones internacionales
Por Franklin González
«Vosotros sabéis, como nosotros sabemos, que, tal como suceden las cosas en el mundo, el derecho es un tema del que tratan sólo los que son iguales entre sí por su poder, en tanto que los fuertes imponen su poder, tocándoles a los débiles padecer lo que deben padecer». (Tucídides en la Historia de la Guerra del Peloponeso).
En estas reflexiones tocaremos dos variables. El poder y los pactos en las relaciones internacionales
El poder en las relaciones internacionales
De la simple observación del escenario internacional se puede evidenciar que la igualdad jurídica de los estados no existe, es una ficción y la razón está en que unos estados tienen más poder que otros, lo cual conduce a decir que el derecho internacional, en palabras de Marcelo Gullo, sería una especie de telaraña que atrapa a la mosca más débil pero que deja pasar a la mosca más fuerte.
Ciertamente los estados existen como sujetos del sistema internacional, pero en tanto y en cuanto poseen poder y sólo aquello que poseen poder puede tener la capacidad de construir su propio destino.
Los estados no son iguales unos a otros, sencillamente, porque algunos tienen más poder que otros. Por la propia naturaleza del sistema internacional, donde rige, en cierta forma, una situación que se asemeja al estado de naturaleza, los estados con poder tienden a constituirse en estados líderes o a transformarse en estados subordinantes y, por lógica consecuencia, los estados desprovistos de los atributos del poder suficiente para mantener su autonomía tienden a devenir en Estados vasallos o estados subordinados, más allá de que logren conservar los aspectos formales de la soberanía.
En el escenario internacional existen señores y siervos. Estados subordinantes y estados subordinados. Y para el ejercicio de su dominio, los estados subordinantes utilizan tanto el poder militar, el económico, y también todo el poder cultural. Para un estado periférico, el querer decidir sobre su propio destino implica, siempre, una tensión dialéctica entre el temor a las sanciones que pueda recibir y el deseo de alcanzar la libertad o la máxima capacidad de autonomía posible que es capaz de conquistar.
En momentos como los actuales, en los cuales las grandes potencias se encuentran en disputa por la hegemonía mundial, se presentan condiciones favorables para que un estado ubicado en la periferia del sistema intente consolidar su poder nacional y alcanzar el máximo de autonomía posible. («Apuntes para una teoría de las Relaciones Internacionales» de Marcelo Gullo).
Pactum societatis o pactum subiectionis
Como sabemos en las relaciones internacionales existen muchas formas de resolver los conflictos entre los países y las naciones.
Una, la hobessiana (de Thomas Hobbes), que, partiendo de su visión negativa del ser humano, asume que todo debe resolverse a través de la fuerza y de la imposición del «más fuerte». Las únicas «reglas de juego» y de convivencia que se respeta es el de la «naturaleza» que vive de la guerra y de un juego de «suma cero», donde unos ganas -los poderosos-, y otros pierden -los débiles-. Aquí se hablaría de enemigos. Ha existido y seguirá existiendo para siempre y es la que con frecuencia violenta las normas y/o leyes que deben regular el comportamiento de los Estados y gobiernos en el escenario internacional y levanta la máxima de que cada «Estado es libre de perseguir sus fines en relación con otros, sin restricciones morales o legales superiores a las que quiera imponerse el propio Estado» (Rodríguez Hernández, Leyde Ernesto Generalidades de teoría de las relaciones internacionales sobre seguridad internacional: 1).
Dos, existe otra forma de resolver los conflictos y las diferencias, fue la se dieron todos los Estados al firmar, el 26/06/1945, la Carta de las Naciones Unidas. Allí bajo la concepción liberal lockeana (de John Locke) o grociana (de Hugo Grocio), se establece el respeto a la soberanía, independencia y autodeterminación de las naciones y se contempla que las controversias deben resolverse de forma pacífica y en correspondencia con los estatutos establecidos para tales efectos. Es decir, se establecieron las «reglas de juego» en el comportamiento internacional bajo los principios del Derecho Público Internacional. Aquí se hablaría de rivales
También se encuentra la visión «idealista» o «universalista» representada por Immanuel Kant, que establece el desiderátum de lo que debería ser el comportamiento internacional entendido desde la cooperatividad y no desde la política del conflicto o del uso de la fuerza. En este sentido, se le dará importancia a los derechos y obligaciones legales internacionales (derecho internacional) y a la armonía natural del interés nacional como regulador de la paz internacional. Aquí se hablaría de amigos.
Estas tres concepciones consideran que los estados buscan el poder en un juego eterno y se inscriben dentro de lo que Robert Cox llamaría «teorías de resolución de problemas», esto es, pretenden mantener el statu quo dominante. (Cox, Robert W. «Fuerzas sociales, estados y órdenes mundiales: más allá de la teoría de las relaciones internacionales»:150-159). Pero Robert Cox también habla de las concepciones que buscan el cambio y la transformación y en este sentido se encuentra la concepción marxista que plantea la superación de la tradicional concepción estatocéntrica existente en esta disciplina. A partir de la noción de clase social como actor transnacional, de la noción de la lucha de clases y de la existencia de las contradicciones, se introduce una nueva manera de enfocar los asuntos en la arena internacional. El Estado como producto de las relaciones antagónicas entre las clases sociales, juega papel en la política internacional pero como actor secundario. El nivel de análisis sería el de Sociedad Mundial, es decir, se parte del concepto de totalidad como unidad de los fenómenos de la realidad social considerada globalmente. El marxismo ve a la sociedad en perpetuo cambio, en constante transformación.
Finalmente, en el texto (2017: 17-19) Así se domina el mundo. Desvelando las claves del poder mundial, del coronel del Ejército español Pedro Baños, se sostiene que el mundo de hoy es como un patio de colegio donde se encuentran los estudiantes que domina y los que son dominados.
Y ciertamente, al recordar los años de estudios en nuestras escuelas y liceos, viene a la mente los alumnos que eran líderes natos e impuestos, los que se aliaban por razones de conveniencias, los que pasaban inadvertidos, los que destacaban por tus talentos académicos, culturales o deportivos y los que gozaba de un respeto por todos sus compañeros.
Como conclusión de esta parte digamos que en la esfera internacional es fácil distinguir entre el pactum societatis (pacto de asociación) o pactum subiectionis (pacto de sumisión). De allí que sea importante conocer las singularidades de los sujetos de estos entornos para poder comprender ciertas actuaciones y escenarios.
*Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor Titular jubilado, ex director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, Con dos postdoctorados. Profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomático «Pedro Gual» del Ministerio del Poder Popular para la Relaciones Exteriores. Profesor del Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Embajador en Polonia, Uruguay y Grecia. Miembro editorial de la Revista Amerika Latina y el Karibe. Director de Publicaciones de Intersaber y analista nacional e internacional.

