¿En qué consiste el pacto de clase para imponer la economía fondomonetarista contra los trabajadores?
Por Juan Carlos Espinal.
Hasta ahora, en los partidos políticos de la democracia representativa de pos guerra, los intereses de clase de los grupos económicos y políticos que constituyen el consenso bipartidista, han podido sofocar los indicios de ruptura de amplios núcleos sociales y políticos insatisfechos, mantener el control social y definir la agenda nacional a su antojo, resistiéndose a la expansión de la participación.
En el contexto de las Reformas Laboral, la Reforma Constitucional y la Económica, sea cuales fuesen las intenciones del grupo económico que representa al presidente Abinader, es obvio que inevitablemente se veran empujados a pagar el costo politico de la insatisfacción popular.
Las pasadas elecciones municipales, congresionales y presidenciales indicaron con claridad que la sociedad en su conjunto mostró un amplio rechazo al modelo Presidencialista.
El plan de judicialización de los partidos políticos de la democracia representativa 1966-2024, propiciado por el gobierno del presidente Abinader, con el apoyo de elementos empresariales, actores de sociedad civil y medios de comunicación corporativos pareció un guión político que se repetiría de manera permanente tratando de imponer el borrador fondomonetarista.
Muchos analistas del establecimiento esperaban que la derecha económica gobernante, la derecha política opositora, el CONEP, ANJE,FINJUS, el tinglado de medios de comunicación corporativos propiedad del sector financiero nacional así como el consenso bipartidista se uniese a la campaña de retiro de la Contra reforma fiscal y se desactivara el movimiento de insatisfacción colectivo.
Para eliminar la posibilidad de la unidad del movimiento popular, el gobierno del presidente Abinader retira el proyecto de Reforma fiscal presentado ante el Congreso tan solo unos dias después tomar más de 37 mil millones de pesos en préstamos.
Es de suponer que las marchas anti haitianas, los Cacerolazos en torres de clase alta así como la agitación mediática, qué en la opinión pública y en las plazas se instaló previo al retiro de la contra reforma fiscal haya sido parte de la naturaleza del conflicto de clase que provenía de los grupos económicos afines al consenso bipartidista, cuya identificación tan directa con el presidente Abinader, las empresas, las ONGs o con determinadas capas sociales y económicas del contrapeso político sugería un libreto previo existente.
En cierta medida, la derecha política opositora había creado las condiciones sicológicas para convencer al gobierno de retirar el libreto fondomonetarista.
En 2024, es obvio que, ante las Reformas Económica, Laboral y Constituciónal presentadas de manera simultánea, impulsaría mayores niveles de endeudamiento, provocaría la caída de la calificación de los bonos soberanos y disparará aún más la devaluación del peso.
A diferencia de no ser un líder carismático o de poseer una determinada fuerza social propia el presidente Abinader encontró en el conflicto social y político la brecha que hasta ahora le ha permitido cierta gobernabilidad en medio de la mega-crisis.
La victoria política de la derecha económica gobernante es un excelente ejemplo de que los partidos de la derecha política opositora no ganan divididos; de que las instituciones nacionales pueden corromperse sin la participación de la militancia orgánica y de la necesidad de que los trabajadores y la clase media aprendan las lecciones del inmovilismo socioeconómico y político que la co-habitación bipartidista instala.
En mi opinión, en el contexto político el PLD continuará debilitándose sirviendo de vehículo al pacto de clase que ironicamente le hace extinguirse como partido hegemónico.
Una organización política a la cual no todos pueden pertenecer tiene menos posibilidades que otra de su misma identidad a la cual todos pueden participar.
El pacto de clase de la derecha económica gobernante y la derecha política opositora traerá como consecuencia que la mega-crisis impulse mayores niveles de ingobernabilidad.
La derecha económica gobernante y la derecha política opositora han logrado desactivar la insatisfacción popular para crear las condiciones políticas que permitan la inevitable respuesta popular.
En ese escenario bipartidista es posible que a futuro Fuerza del Pueblo se convierta en una opción electoral con potencialidad de unificar el pacto de clase.
La insatisfacción de diferentes segmentos de la población con el gobierno en medio de la pandemia, el inmovilismo del PLD derivado del profundo rechazo del voto independiente insta a tomar en cuenta que en 2024 se pudiese estar pensando en un nuevo consenso de gobernabilidad similar a las crisis de la democracia de entre 1990 y 1994.
Hay que tomar en cuenta que Danilo Medina y su grupo económico no sobrevivirá a la judicializacion política del gobierno de Luis Abinader.
La legitimidad del gobierno de Luis Abinader esta estrechamente vinculada a generar confianza para tratar de sensibilizar a sus electores.
En ese sentido, los vanos esfuerzos en superar la pandemia COVID-19, la desaceleración económica, las altas tasas de interés y el descontento popular suponen en 2025 alcanzar el ritmo de la popularidad que llevó al poder al PRM en 2020
No obstante, el crecimiento geográfico de Fuerza del Pueblo tiene tres explicaciones :
La inestabilidad política, la ingobernabilidad democrática, la complejidad social del contrapeso, las causas y las consecuencias del confinamiento en COVID-19 que aún persisten.
la necesaria cohabitacion de la derecha política opositora con el PRM primero, con el PLD después implica la expansión de su base política.
También debemos señalar que la velocidad del desencanto posee una determinada conciencia social y política que no tiene partido y no se ve representada en ninguno de los partidos políticos de la democracia representativa 1966-2024.
La esencia de la movilidad política desde el PLD hacia Fuerza del Pueblo o desdecel PRM hacia la división interna asimilará el liderazgo joven buscando espacios de participación electoral.
Una nueva división política en el PRM no debería descartarse.
La auto destrucción del PRM será lenta y rápida y la secuencia de las deserciones se ampliara en la medida en que las aspiraciones de los peremeistas no logren ser satisfechas.
Entre una cosa u otra existe una diferencia fundamental en materia de secuencia.
Como lo sugieren los ejemplos de las divisiones históricas del PRD y PRSC, el PLD carece de legitimidad política ante la población.
El que Danilo Medina y Gonzalo Castillo no alcanzaran imponer una nueva dinastía se debe al hecho de que Leonel Fernández está habilitado.
Ello completó el aislamiento de Danilo Medina frente a la sociedad y lo privó de la autoridad politica necesaria para contrarrestar las fuerzas desintegradoras representadas por los planes de la reelección.
Con la quiebra moral del orden político 2020-2028, la balanza electoral impulsará un pacto de clase tripartidista.
A la larga, Fuerza del Pueblo se abré espacio con su propio capital político, irónicamente a expensas de otros que constituyeron su emergencia, que en su momento instaló el equilibrio de fuerzas que permitió la gobernabilidad de entre 2004-2020.
Para el pacto de clase, esta fase histórica trata de convertirse en la última oportunidad de reinvindicar el equilibrio de la agonizante democracia representativa 1966-2024.