Estados Unidos a días de….
Por Alejandro Sánchez
A días, ¿de qué?
Más que comentar sobre las elecciones, esta vez cargaremos la mano a lo que viene después, pues parece que nuestros pronósticos sobre la victoria de Donald Trump, se están haciendo reales.
En el análisis, sea cual sea, no se hacen predicciones. No se adivina, mucho menos se expresan deseos o gustos personales. Se estudian tendencias, circunstancias, historia, hechos y se proyectan diversos escenarios. Estos pueden darse o no, pero eso es lo que hay.
En 2016, el panorama alrededor de las elecciones era muy similar al actual, con excepción de que la crisis total de Estados Unidos no era tan evidente, ni para la élite, y mucho menos para el público medio estadounidense. Sin embargo, Trump ganó.
En 2020, se voltearon las tornas y aunque Trump ganó con el voto popular, atención a este dato que es muy importante, perdió. ¿Por qué? Pues más porque una parte del Gran Capital, quizás el más poderoso en términos financieros hablando (grandes bancos, el complejo militar-industrial), no estaba contento con Trump y sus políticas proteccionistas, conservadoras. Se alinearon muchos astros, se apeló a las “izquierdas” estadounidenses muy ligadas a las agendas globalistas, y perdió en los votos electorales.
Pero, ¿qué pasa hoy? Ya lo hemos explicado hasta la saciedad.
Una cosa es el Estados Unidos virtual, y otra muy distinta, la América real. Y a la gran masa de habitantes en ese país, no solo los clásicos “WASP” o los “No Urban White”, el derrotero de su país no les gusta. Cada vez, más urbes pierden sus habitantes y se convierten en “ciudades fantasmas”, el salario promedio no sube hace más de 40 años, por el contrario, aumenta más el subempleo, la contratación informal o no protegida (sin seguro médico o de trabajo, sin vacaciones remuneradas, etc), y los sueldos precarios; existe inflación y no se aprecia posibilidad de controlarla; se encarece el nivel de vida; las infraestructuras sociales colapsan por la falta de financiamiento dada la privatización y el desvío de fondos púbicos a otros intereses, como financiar guerras ajenas.
Si a eso se le suma la violencia, el miedo a perder sus libertades individuales y los valores morales que definen a su sociedad desde aquellos peregrinos expulsados de Inglaterra, ante la avalancha de transgéneros, niños independizados de sus padres, cultura LGTBIQ+ y yuppie impuesta, contenido audiovisual made in Hollywood de integración forzada, entre otras cosas que se ven como abominaciones, se podrá entender que la sociedad no está muy contenta con los demócratas y sus políticas “socialistas”.
Por lo anterior, Trump ganará. Por eso y otras cuestiones que explicaremos posteriormente. Los últimos actos de campaña, las últimas estrategias del lado demócrata, solo muestran desesperación. Como esa pregunta en público de Michelle Obama en un evento público; ¿qué más le piden a Kamala? O su esposo, Barack, rapeando una canción de Eminem. Algo que no hizo ni en sus campañas propias.
Y para los que siguen fijándose en las barbaridades de Trump y sus acólitos; olvídense de un político que dijo en el Madison Square Garden que Puerto Rico es una isla de basura flotante; los puertorriqueños, como buena colonia, no tiene derecho al voto en las elecciones presidenciales. Así que de más está que JLO o Marc Anthony, o peor, Bad Bunny se quejen. Su público no cuenta para las estadísticas.
Hace días una investigación arrojaba que más del 60% de los estadounidenses están de acuerdo en que se encierre a los inmigrantes ilegales en prisiones militares antes de ser deportados. Un país de inmigrantes que piensa así, ¿de verdad cree que se va a preocupar porque Trump u otro cualquiera diga que hará la mayor deportación de la historia del país? Por favor.
Otro elemento a observar es que, contrario a lo que ocurría hasta septiembre, la prensa mainstream, la que más ve el mundo e influye en su percepción sobre Estados Unidos; New York Times, Washington Post, CNN y otros por el estilo, se están desmarcando de apoyar a tal o más cual candidato. La tendencia era apoyar a Kamala. Ya eso no es así. Esa es la prensa que ve el mundo, porque los yanquis, los verdaderos yanquis, consumen la prensa corporativa más nacional, Fox o CBS, por ejemplo.
Un error gravísimo en el análisis es juzgar un escenario a través de una limitada perspectiva. Cuba y muchos otros en el mundo, pero especialmente nosotros a pesar de todo el daño que ese país nos ha hecho, seguimos viendo Estados Unidos y su sociedad a través del prisma de algunos intelectuales, de esa prensa liberal, gentes de “izquierda”, algunos buenos amigos y otros que nos tienen lástima, así como de quienes vienen a hablarnos con la zanahoria. Esos, en su mayoría, son demócratas o gente que quiere desmontar nuestras defensas, nuestras prevenciones y suspicacias. Pero ese, no es el verdadero pueblo norteamericano, esa no es la élite política y económica norteamericana. El verdadero estadounidense, sea del 1% o de la media, odia cualquier cosa que huela a Comunismo, y Cuba es comunista. Si Cuba vence, vence la opción socialista del mundo, lo cual es impensable para el sistema financiero, bancario y de dominio capitalista mundial. Solo recuerden eso y pregúntense, ¿Por qué entramos a los BRICS?
La realidad es que Estados Unidos no puede seguir su derrotero actual.
Aunque las élites norteamericanas nacionalistas, (olviden las que no tienen identidad nacional como BlackRock, Raytheom, o Meta), quisieran continuar dominando el mundo, se dan cuenta que al ritmo actual no pueden. El sistema financiero internacional que dominan gracias al dólar como moneda de reserva internacional está a punto de colapsar, quizás no ahora mismo, pero que solo el 30 o 40% de las transacciones mundiales ya no se hagan en esa divisa, significaría una desaceleración descomunal para la economía estadounidense, así como la pérdida real del valor de su moneda y el reflujo de esta hacia el país con una consiguiente hiperinflación. La que será agravada por otras cuestiones.
Ahora mismo, la deuda pública de Estados Unidos es 150% veces su PIB, y aun deteniendo las guerras, recortando todos los fondos públicos posibles, elevando las tasas de interés y subiendo los impuestos a las mayores fortunas, lo cual dudo mucho que hagan, no podrán pagar ese adeudo. Me perdonan las personas que opinan lo contrario, ya que basan su análisis en que la economía norteamericana seguirá estable, creciendo o manteniéndose a un ritmo aceptable para pagar esa deuda con su propio crecimiento. No será así. Nada dice que su economía tendrá estabilidad y solvencia.
Primero, depende enormemente de las reservas de petróleo de otros países, las cuales están siendo absorbidas por otras potencias en surgimiento, y naciones en desarrollo. Ese petróleo, o lo roba o lo tiene que pagar. ¿Por qué si no declaraciones recientes de Trump diciendo que Maduro puede ser su amigo? La otra opción es consumir lo que le queda. Quizás para 15 años les dé. ¿Y después?
Otro dilema para Estados Unidos es la competitividad de sus producciones. Sin materias primas suficientes, con energía muy cara, y salarios más altos que los que se suelen pagar en las maquilas de Centroamérica o el Sudeste asiático, ¿Cuál es el costo de las producciones estadounidenses? ¿Qué competencia tiene hoy contra los productos chinos? Esta última se las respondo yo, Ninguna. O sea, el costo de las producciones norteamericanas no será competitivo, lo cual, nuevamente, ralentizara su economía. Además, un país que vive del gasto interno, del consumo, si el poder adquisitivo disminuye, ¿Qué creen que pasará? ¿Cómo crece su PIB?
Para este año, el PIB de Estados Unidos se calcula alrededor de un 2,6% y el de 2025 se calcula a la baja: 2,2. Esa ha sido la tendencia en los últimos 20 años. El PIB de China será este año del 4,8 % y en 2025, de 4,5. El de Rusia será de 3,9% y se prevé en 2025, un 1,5 (lo cual pudiera cambiar mucho). Ahora mismo, y en el futuro menos, no se ve que esta realidad pueda variar. Entonces, ¿con qué economía podrá Estados Unidos pagar su deuda pública?
Los BRICS crecerán en 2024-2025, en 3,8, mientras que la tendencia mundial (léase Estados Unidos y sus aliados europeos, principalmente), 3,6.
Sin consumo interno o impactado por la inflación, el otro factor que pudiera hacer crecer la economía norteamericana es la venta de combustibles y de armamento.
Si no tienen combustible ni para ellos, ya que tienen que comprar alrededor de un 20% del que consumen, y sus reservas se agotarán en unos 15 años al ritmo actual, imagínense explotándolo en demasía. O sea, no pueden contar con eso. ¿Las armas? Cuando Rusia gane la guerra en Ucrania contra toda la OTAN, e Irán destruya a Israel, cuando los THAAD queden desprestigiados, e iraníes, rusos, chinos y norcoreanos sigan dominando la tecnología hipersónica, ¿a quién le compraran armas las naciones en desarrollo, a rusos o yanquis?
Europa al aumentar su gasto militar puede convertirse en el sostén yanqui, pero, ¿hasta cuándo? Cada vez más países están en desacuerdo con esa locura; Chequia, Hungría, hasta la propia Alemania. Pero, además, ¿con sus economías en crisis y recesión, tendrán el dinero para esos gastos? El negocio armamentístico se ha vuelto tan lucrativo que es muy costoso. Estados Unidos gasta e invierte más dinero, mano de obra, energía y tiempo, en fabricar armas, que Rusia o China. Los rusos se han vuelto tan eficientes en ese tema que pueden suplir todas sus necesidades mucho más rápido que los 17 países que están sosteniendo a Ucrania.
Irán puede suplir sus necesidades, y las de yemeníes, Hezbolá, Siria y Hamás, mucho más rápido y barato de lo que lo hace Israel, a costa de Estados Unidos.
Según las palabras de George Galloway, político y periodista británico, la dolarización del comercio del petróleo y el poderío militar norteamericano, son lo que convierten a Estados Unidos en una potencia. Sin esas dos cosas, sería un país del Tercer Mundo.
Hoy, ya no existe el convenio de los Petro-dólares. Arabia Saudita, no refrendó ese tratado y hoy se puede comprar petróleo en cualquier moneda. En cuanto al poderío militar, pues eso ya está visto; hoy Rusia y China, son los dos ejércitos más poderosos. Sin discusión. Y si Trump cumple sus amenazas de reducir el costo militar, ¿Cómo creen que podrán mantenerse las 800 bases militares fuera de su territorio, 76 de ellas en Latinoamérica?
¿Qué le queda a Estados Unidos?
Muy poco. Le queda la paz por la fuerza, le queda arramblar con América Latina, prácticamente única fuente de materias primas que le va restando en el mundo, le queda convertirse en un país policial, cuasi fascista para lograr controlar en algo los problemas sociales que se le avecinan en su muy diverso y loco país.
Desde el año pasado se viene hablando de hechos de violencia post electorales. No pienso que sean masivos, aunque sí que los haya de perder Trump. Sin embargo, el panorama estadounidense se aprecia tan sombrío que no creo imposible que surjan fuertes disturbios en momentos posteriores.
Una vez propuse a un amigo periodista y crítico cultural que era bueno hacer una análisis de cuántas series y películas distópicas se han estrenado en los últimos 20 años, de esas en las que Estados Unidos se ve a sí mismo luego de una guerra interna. La última de ellas, “Guerra Civil”, ¿podrá ser una premonición? Primero esperemos a ver si acertamos en la victoria de Trump. Lo demás, vendrá, no lo duden. El mundo multipolar no puede convivir con el Estados Unidos actual. Así de sencillo.