Farmacias comunitarias de Inglaterra reportan crítica escasez de medicamentos

RT.

La escasez de medicamentos en Inglaterra (Reino Unido) se encuentra en niveles tan críticos que los pacientes corren el riesgo de sufrir daños inmediatos e incluso la muerte, informa The Guardian.

Según un estudio publicado el jueves por Community Pharmacy England (CPE), además de los riesgos inmediatos para la salud y el bienestar de los pacientes, los problemas de suministro de medicamentos están afectando a las empresas farmacéuticas, sumándose a las ya intolerables presiones operativas y financieras a las que se enfrentan. Sin intervención, estas presiones conducirán al cierre de más farmacias, poniendo en mayor riesgo el suministro de medicamentos.

«Los desafíos de suministro de medicamentos que enfrentan las farmacias comunitarias y sus pacientes son más que críticos», afirmó la directora ejecutiva de CPE, Janet Morrison. Las farmacias comunitarias son empresas independientes contratadas por el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra para brindar ciertos servicios a las poblaciones locales.

«Pacientes con una amplia gama de necesidades clínicas y terapéuticas se ven afectados a diario y esto va mucho más allá de las molestias, generando frustración, ansiedad y afectando su salud», dijo Morrison. «Para algunos pacientes, no tener acceso a los medicamentos que necesitan podría tener consecuencias muy graves, incluso obligarlos a acudir a urgencias«, agregó.

Además, la directora ejecutiva de CPE enfatizó que «la escasez de medicamentos está provocando retrasos en el acceso oportuno de los pacientes a determinados medicamentos críticos o que podrían salvar vidas«.

En estas circunstancias, casi todos los farmacéuticos (98 %) se ven obligados a emitir «deudas» a los pacientes, es decir, dispensar solo una parte de la receta del paciente, que tiene que volver a la farmacia en otro momento para recoger el resto de sus medicamentos.

Como consecuencia, los compradores a menudo expresan agresión a los empleados de las boticas. «Hemos tenido pacientes molestos y enojados, y ocasiones en las que la gente nos escupió», contó Fin McCaul, propietario de una farmacia. «Regularmente tengo a miembros del personal llorando al final del día debido a la enorme presión», agregó.

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