Gilles Lipovetsky, el hiperindividualis-mo y la cultura dominicana
Wilson Castillo
Un hiperindividualismo que se recrea en la pura “banalidad”, consumista, narcisista y hedonista, me parece que está muy lejos de la forma en las que se expresa el individualismo en la cultura dominicana.
Por varios años me resultó paradójico y difícil de concebir que dos sociólogos contemporáneos de la misma época y país, ambos de nacionalidad francesa, hayan desarrollados dos perspectivas culturales de la sociedad actual de formas “dicotómicas y “excluyentes”. Me refiero a Gilles Lipovetsky y Michel Maffesoli.
Por un lado, Gilles Lipovetsky ha propuesto el concepto de hiperindividualismo para incorporar la nueva forma que ha adquirido el individualismo contemporáneo. Mientras que Michel Maffesoli propone una representación del comunitarismo actual, a partir del concepto de tribalismo.
Ambos sociólogos, han desarrollado dos teorías, dos representaciones, modelos, tipos ideales, imaginarios o formas culturales que, a pesar de las grandes diferencias que puedan existir, nos ayudan a comprender las diversas formas en las que se expresan el individualismo y el comunitarismo en la cultura dominicana.
De manera que, en este primer artículo, nos vamos a interesar por la propuesta de Gilles Lipovetsky, el objetivo es tratar de presentar y describir la figura del hiperindividualismo y su recepción en la comprensión de la cultura dominicana.
Para el sociólogo Francés Gilles Lipovetsky, el rasgo central de nuestra época es la hipermodernidad, caracterizada por la transición de un capitalismo de producción, a uno de consumo. De los medios de comunicación de masas: cine, radio, televisión, al auge de la internet, las redes sociales y los celulares. De una moral social rígida a una ética de la ligereza y, de un ciudadano liberal a un hiperindividualismo consumista.
En ese sentido, para Lipovetsky, la cultura hipermoderna está organizada a partir de la lógica de la moda, es decir por el “imperio de lo efímero”, por el flujo permanente de la banalidad consumista, hedonista y narcisista que vemos en las pantallas de los medios: el cine, la televisión y, producción de megas estrellas.
Pero que, en la actualidad, la banalidad consumista, se ha individualizado a través de la internet y las redes sociales, donde cada uno de nosotros, tiene el potencial de convertirse en una mega-estrella; produciendo contenidos, imágenes, subirlos a las redes, los nuevos medios y, obtener millones de views, fans y seguidores.
En la cultura hipermoderna actual reina la indiferencia de las masas, pues no están interesadas por su pasado, tampoco por las religiones seculares que prometen la salvación en el futuro. El individuo hipermoderno solo se interesa por el presente, el aquí y el ahora, en una eterna re-creación de la moda, lo efímero, el lujo eterno y la banalidad consumista.
En ese sentido, para resumir, podemos caracterizar la propuesta del hiperindividualismo de Gilles Lipovetsky, a partir de algunos rasgos: Primero, el culto hedonista, asociado a las búsquedas de los placeres: sexuales, lúdicos, estéticos, de las modas, las fiestas, los teteos, del estar y pasarla bien de los individuos.
Segundo, el culto narcisista, una orientación hacia el “yo”, caracterizada por la búsqueda de protagonismo individual, de la autorrealización personal que, se expresa en el cuidado de sí, de las terapias sexuales, matrimoniales y, el auge de los textos de autoayuda.
Tercero, el culto al cuerpo que ha dado lugar al auge de la cultura del deporte, del body fitness, del jogging, la dietética, la cosmética, la cirugía estética, los piercings y tatuajes en la cultura contemporánea.
Cuarto, el culto de la conexión, asociado al hiperactivismo del cibermundo, del estar conectado, informados, del ver y dejarse ver, inducido por la revolución de la tecnología de la comunicación, el internet y los celulares.
Estos rasgos de la cultura hipermoderna, a decir de Gilles Lipovetsky, han configurado la tiranía del individualismoy un declive de la esfera pública. En ese sentido, el hiperindividualismo ha dado lugar a un ciudadano escéptico y distanciado de la política. Ha producido un derrumbe de las ideologías políticas emancipatorias, las crisis de los ismos, del capitalismo, el socialismo y un escepticismo generalizado hacia la democracia y los partidos.
El hiperindividualismo, ha incrementado el deseo de construir relaciones sociales a la carta,estructurando una crisis existencial y social, caracterizada por el aumento de las separaciones, la soledad, el consumo de antidepresivos, las drogas, tranquilizante y, el deterioro de las relaciones sociales en las familias, las parejas, las iglesias y, la educación.
Sin embargo, se advierte que, para el autor, estas formas de expresión de la cultura hiperindividualista, no se puede tratar como una tragedia moderna, desde una posición moralista, tampoco como un apocalipsis como piensan losreligiosos, sino, como una crisis de la educación y, la formación estética- humanista que procure el bienestar y la autorrealización individual.
Como podemos ver, la figura del hiperindividualismo de Gilles Lipovetsky es muy potente para interpretar las diversas formas del individualismo en la cultura dominicana. Pero también, presenta grandes debilidades que, brevemente, reducimos en tres aspectos: Primero, el autor, presenta un concepto de hipermodernidad muy radical, que no permite reconocer la influencia de la tradición, las condiciones históricas y estructurales de las diversas expresiones del individualismo en la cultura dominicana.
Segundo, su propuesta se organiza desde una perspectiva muy unidimensional y psicologista, donde las diferentes formas de consumos estético-culturales, aparecen como una patología psíquica, como un hedonismo o narcisismo de los individuos, subestimando la dimensión del consumo cultural como un acto creativo de producción social de sentido, de los actores sociales e individuales en una coyuntura determinada.
Y, tercero, asume un concepto de individuo como un monigote, un idiota, una marioneta dominada y alienada por la cultura del consumo. Subestimando la capacidad de los actores de construir estrategias de acción, de contrapoder, de agencia, de reflexividad y de producción de sentido, en sus experiencias de producción y consumo cultural en su vida cotidiana.
A mi manera de ver, la imagen que presenta Lipovetsky, de un hiperindividualismo que se recrea en la pura “banalidad”, consumista, narcisista y hedonista, me parece que está muy lejos de la forma en las que se expresa el individualismo en la cultura dominicana.