Gobierno de Biden insiste en intervenir en Haití

REDCOM. Según el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, «existe un consenso sobre la necesidad de algún tipo de fuerza multinacional que apoye el trabajo de la policía para intentar crear un espacio y un clima de mayor seguridad, para que el trabajo que estamos haciendo para reforzar la policía y los servicios de seguridad en Haití tenga tiempo de afianzarse y el gobierno pueda recuperar el control del país y no esté dominado, como lo está en tantas localidades, por las pandillas», así se expresaba Blinken en Guyana.

Blinken, participó en Trinidad y Tobago en la cumbre de la Comunidad del Caribe (Caricom), de la que Haití es miembro. El secretario de Estado se reunió en Puerto España con el primer ministro haitiano, Ariel Henry, donde subrayó que era «imperativo» que la comunidad internacional se una en torno a este tema.

Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, no celebra elecciones desde 2016 en medio de una grave crisis provocada. Designado primer ministro apenas 48 horas antes de que el último presidente, Jovenel Moise, fuese asesinado en julio de 2021, Henry enfrenta cuestionamientos a su legitimidad.

Bandas armadas controlan hoy buena parte de la capital, Puerto Príncipe. Bandas que la CÍA y el MOSAD crearon con la participación del paramilitarismo y del Estado colombiano y con la colaboración de los servicios de inteligencia dominicanos. Su armamento moderno es constantemente suministrado desde la Florida-EEUU.

Ha sido el propio Henry que, bajo presión yanky, ha pedido la «intervención internacional» desde hace casi un año, propuesta que tiene respaldo, obviamente, de la ONU, pero ningún país se ha declarado dispuesto a liderarla. Brasil y Canadá son los países más implicados en las discusiones.

El propósito real, que se esconde detrás de la intervención asistida, es el de reprimir la rebeldía de un pueblo movilizado que demanda la destitución de Ariel Henry, un tránsito soberano a la democracia, justicia social, y proceso constituyente.

Como era de suponer, ante el pedido de Henry, los yankys recogieron inmediatamente el guante y se pusieron manos a la obra. El que lleva la voz cantante en toda esta puesta en escena, para lograr la adhesión internacional, es Blinken. Quien señaló:

«Mantenemos conversaciones muy activas con países de la región y fuera de ella, también mantenemos conversaciones activas por supuesto con Naciones Unidas, sobre lo que podría hacer para dar a esta fuerza el ‘imprimátur’ adecuado de la comunidad internacional», señaló Blinken.

Para imprimirle mayor dramatismo a la situación, que de por sí es dramática, Blinken expresó que Haití «demanda» una «urgencia feroz» y añadió que Washington ya ha contribuido con «ayuda humanitaria» y recursos para las fuerzas de seguridad. «Aunque es necesario, no es suficiente», concluyó.

Los medios de comunicación hegemónicos hacen también su trabajo en connivencia con la Administración Biden. Por ejemplo, France 24 destaca en uno de sus artículos propagandísticos pro intervención, que «la violencia no para. Al menos 264 personas acusadas de pertenecer a pandillas en Haití murieron a manos de autoproclamados justicieros desde abril», citando a la ONU.

Giro abrupto de EEUU

Los yankys han dado un giro abrupto en favor del envío de tropas, decisión que estuvo contenida mientras el caos no se salía de su control y mientras el CARICOM estuvo opuesto a la invasión.

Pero, ¿por qué esa situación ha variado en este último tiempo? La respuesta es muy sencilla. Y es que «el pueblo haitiano ha decidido organizarse y armarse con machetes, palos, piedras y candela», para hacer justicia contra esas pandillas criminales por su cuenta y «ha logrado vencer algunas bandas, reduciendo progresivamente su implantación territorial en la Capital haitiana», así lo detalló el politólogo y analista internacional Narciso Isa Conde.

Según Conde, esto ha provocado que una parte de la policía se una a la resistencia popular. Y a eso EEUU le tiene terror y parece haber valorado que la situación está saliéndose de su control, lo que sin dudas afecta su estrategia de dominación en esta frontera imperial y sus planes agresivos contra Cuba, Venezuela, Nicaragua, así como su férreo dominio de la República Dominicana y toda la isla.

En segundo término, el imperio logró doblegar la resistencia de CARICOM, lo que le facilita invadir; y por esos dos motivos –y no por otra cosa- es que «decidió no dilatar más su intervención militar en Haití, señaló el politólogo.

En tercer lugar, Conde destaca que Abinader -en competencia con otras facciones racistas anti haitianas- aplaude con manos y pies esa decisión de Biden; sin reparar en lo que podría pasarle a interventores y asociados a lo largo de esa ominosa aventura, con pinta de masacre e impactos terribles en toda la isla.

Un tema no menor y que hace a la complejidad de la cuestión, es que Washington está financiando y organizando movilizaciones de la facción de la diáspora haitiana bajo su tutela, en el marco de una cruzada mundial pro-invasión Haití, que apoya Biden y a favor de la “paz” de los cementerios.

Lo cierto es que, «la crisis no es exclusiva de Haití, sino que ella es solo una pequeña expresión de una crisis global impuesta a la humanidad por la larga decadencia del varias veces centenario imperialismo occidental, en todos los continentes y en todos los órdenes de la vida en sociedad».

Con información de: France 24/Kaos en la Red/

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