Guerra cognitiva contra Venezuela

Julio Díaz Campusano

Mi difunto tío Romeo Díaz Ravelo, ex–Alférez de Fragata de la Marina de Guerra de República Dominicana, que me quería mucho, y sabía de mi firme militancia revolucionaria, quien había recibido en España unos cursos en telecomunicaciones, que era su especialidad, me dijo un día, después de la Guerra Patria de Abril de 1965:

“Sobrino, quiero que usted sepa, y que nunca se le olvide, que. a partir de ahora, se conjugan tres elementos científicos y tecnológicos que van a tener un impacto muy fuerte en la geopolítica mundial. Ellos son: La información, la psicología y la cibernética”.

De la información (comunicación), y la psicología, lo comprendí de inmediato. Pero de la cibernética no entendí nada. Era un término nuevo en el lenguaje revolucionario, por lo menos para mí. A lo sumo lo que yo conocía, y creo que también muchos revolucionarios de la época, era la famosa frase del jefe de propaganda de Adolfo Hitler, el tristemente célebre Paul Joseph Goebbels​​ de: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá”.

Lo que pasó en Venezuela, previo y a partir de las elecciones presidenciales del 28 de julio, fue una brutal “Guerra Cognitiva”, que me puso a pensar en el consejo que me diera mi tío Romeo, hace casi 60 años. Y lo recuerdo porque leí a raíz del “affaire” Elecciones venezolanas un artículo, que, entre otras cosas, dice:

“Hace aproximadamente dos años la OTAN financió un informe de un militar francés que hizo la guerra cognitiva, que iba a ser en definitiva la síntesis de las cinco formas de guerra de la OTAN, pero mucho más específicamente del IPC, es decir, de la guerra de la información, de la guerra psicológica y de la guerra cibernética”.

“Es decir, ya tiene planteada la OTAN la guerra cibernética que es parte de lo que aplicaron en la República Bolivariana de Venezuela, pero en realidad lo que aplicaron fue la guerra cognitiva porque implica la guerra de información, empiezan a dar un montón de información, inclusive información falsa que va generando una forma de pensar y de asumir psicológicamente las cosas que luego se plantea en función de las emociones y que va acompañado de una guerra cibernética para hackear los distintos espacios del estado, pero específicamente al Consejo Nacional Electoral”. (Guerra cognitiva en Venezuela (Hablan los especialistas). www.telesurtv.net, Ricardo Romero Romero, 11 de agosto de 2024).

Siguiendo el guion transmitido a través de las redes sociales, infectadas de programas   bots, el mismo viralizó dos grandes   mentiras   que   afectan psicológicamente el cerebro del ciudadano común, y no tan común, en el mundo entero, pregonando las veinticuatro horas del día, por todas sus plataformas mediáticas, de que en Venezuela hay una dictadura, y que en las elecciones Presidenciales del 28 de julio hubo fraude.

Esta campaña  contó el 16 de agosto, a partir de la toma de posesión del presidente Luis Abinader para un nuevo periodo 2024-2028, con el apoyo de la Declaración de Santo Domingo,  de 22 países, Argentina, Canadá, Chile, República Checa, Costa Rica, Ecuador, España, Estados Unidos, El Salvador, Guatemala, Guyana, Italia, Marruecos, Países Bajos, Panamá, Paraguay, Perú, Reino Unido, Surinam, Portugal, República Dominicana y Uruguay, que demandó “”transparencia” al  Gobierno  de  Venezuela y la publicación «inmediata de las actas de las Elecciones”.

A raíz de que el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), señor Elvis Amoroso, proclamara al ciudadano Nicolás Maduro ganador de las elecciones del 28 de julio,  y ante los disturbios de la oposición  fascista,  que  dejó  25  muertos y 192 heridos, la mayoría chavistas, y varios daños a la propiedad pública, acciones tipificadas de preparación de un golpe de Estado, el Presidente  electo acudió  al Tribunal Supremo de Justicia para interponer un recurso a fin de que se realizara “un peritaje”, donde estableciera “la verdad” del resultado electoral.

Esa actitud valiente y responsable del presidente Maduro se desarrolla, ante la ofensiva del candidato perdedor de la oposición fascista, Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) y de su asesora María Corina Machado, excandidato que nunca se presentó ante el CNE a depositar las actas que dice tener y “que sustentan su triunfo”, y peor aún, se autoclandestinizó, ocultándose, no se sabe de qué o de quién, porque tanto él como la católica Santa Corina saben perfectamente, que es el Presidente Maduro quien más desea que no se le toque ni con el pétalo de una rosa, como siempre ha sido, y si no que se le pregunte al fantoche ex-presidente del dedo largo de Washington, Henrique Capriles.

Pero siguiendo el guion a pie juntillas Edmundo González Urrutia, rechazó el veredicto del Tribunal Supremo de Justicia, que confirmó a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio.

De su parte, el presidente Luis Abinader sigue metiendo, cada vez más hondo a República Dominicana, en la intromisión de los asuntos internos de Venezuela, siguiendo la orden del gobierno de los Estados Unidos, que está perjudicando los intereses dominicanos, a causa de estos asuntos tan sensibles del hermano país bolivariano. De ahí, la firma de República Dominicana nuevamente, ahora desde Santiago de Chile, de la Declaración Conjunta de 11 países, el 22 de agosto, rechazando el veredicto del Tribunal Supremo de Justicia, que confirmó a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio.

¿Cree usted amiga lectora o amigo lector de este mi artículo, que esta narrativa contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro va a parar? Pues no, ya que este melodrama oligárquico-imperialista es parte de la estrategia de

Washington para combatir la Revolución Bolivariana Chavista, que cuenta con los funestos medios CNBC,  propiedad de NBC Universal y la  Agencia  Reuters,  que  siguen los  mismos  pasos  de  CNN,  el Washington Post, New  York Times y el Wall Street Jornal, y todos sus malvados medios electrónicos.

Ninguna persona honesta debe dejarse engañar por estos fariseos de nuevo tipo. Contra Venezuela, lo mismo que contra Cuba y Nicaragua sandinista, y contra los gobiernos y países que han decidido aplicar un desarrollo autóctono, Estados Unidos le tiene montado una guerra mediática, psicológica y cognitiva, donde se les pinta de negro y carente de toda virtud.

Contra Cuba no sólo le tienen un genocida bloqueo económico, comercial y financiero por más de 60 años, que pedimos le sea levantado de inmediato, sino también la monstruosa mentira de que la isla promueve el terrorismo internacional, por lo que los amigos de Cuba solicitamos sea eliminada de esa lista mentirosa.

Para terminar, sólo quisiéramos agregar a todos los opositores de la Revolución Bolivariana de Venezuela que: “El puerco no se rasca en javilla”, y también al presidente Luis Abinader que: “Quien por su gusto muere hasta la muerte le sabe a gloria”.

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