Guerra Patria de Abril de 1965
El doctor José Francisco Peña Gómez informó al país el 24 de Abril de 1965, como a las tres de la tarde, por Tribuna Democrática que se transmitía por Radio Comercial, que se había producido un contragolpe de Estado constitucionalista, y llamaba al pueblo a lanzarse a las calles para defender la democracia.
Se había iniciado, pues, la Guerra Civil del 24 de Abril de 1965, que inicialmente fue un movimiento para reponer al destituido presidente constitucional de la República, profesor Juan Bosch, quien había sido derrocado por un golpe de Estado el 25 de septiembre de 1963, por fuerzas balaguerista-trujillistas, promovido por el gobierno de Estados Unidos.
Este evento armado se transformó en Guerra Patria de Abril de 1965, al intervenir Estados Unidos el 28 de abril con 42 mil marines, con armas y equipos de los más potentes de la época, para apoyar y potencializar a las destartaladas fuerzas militares de San Isidro, y asumir la dirección del Estado dominicano, que de haber seguido su curso a favor de los constitucionalistas y el pueblo en armas, iba a ser un gran golpe político para las clases dominantes dominicanas y extranjeras.
Esa segunda intervención militar a nuestro país, el gobierno de Estados Unidos quiso encubrirla con la llamada Fuerza Interamericana de Paz (FIP), integrada además por Brasil, Costa Rica, Paraguay y Honduras, y bendecida por el Ministerio de Colonias, o sea, la Organización de Estados Americanos, la tristemente célebre OEA, que siempre está a favor del poder de Washington.
La Guerra Patria de Abril de 1965 fue el acontecimiento político, social y militar de mayor trascendencia histórica del Siglo XX en República Dominicana, donde se produjo una alianza de clases, entre sectores de la burguesía y amplios sectores de la masa pobre, de trabajadores, de obreros y de clase media, a favor de la “vuelta a la constitucionalidad sin elecciones”, vale decir, a la instauración del Proyecto de Juan Pablo Duarte de Patria Libre e Independiente de toda potencia extranjera, y de bienestar general para el pueblo dominicano.
O sea, la Guerra Patria del 28 de abril de 1965 fue esencialmente una Revolución Democrática de Liberación Nacional, además de una revolución popular, concentrada en la capital Santo Domingo, donde incluso gente de distintos municipios se desplazaron hacia la zona constitucionalista.
El liberal Partido Revolucionario Dominicano (PRD), de ese entonces, liderado, en ausencia del profesor Juan Bosch, por el doctor José Francisco Peña Gómez, tuvo la hegemonía política de esa revolución, pese a la importante presencia de partidos de izquierda, como el 14 de Junio, el MPD y el PCD.
El coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez fue el ideólogo, organizador y promotor del movimiento constitucionalista para reponer el gobierno democrático del profesor Juan Bosch y reinstalarlo en el Palacio Nacional, pero que al ser deportado al poco tiempo a España, como “agregado militar”, después del derrocamiento de dicho gobierno, quien asume el liderazgo del movimiento constitucionalista fue el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
¿Por qué fue derrocado el presidente constitucional profesor Juan Bosch?
Por el contenido de su programa de gobierno y por la Constitución de 1963, muy avanzados para la época, que proclamaba el primero, entre otros temas, reforma agraria, donde se distribuiría la tierra a los campesinos y se le prestaría dinero con tasa blanda de pago; desarrollo económico independiente, tanto agropecuario como industrial; prohibición a extranjeros de ser propietario de tierra; que los trabajadores tuviesen derecho a organizarse en sindicatos, y recibieran una parte de la ganancia de los empresarios; racionalización de los recursos y ponerlos al servicio de la educación, la salud, la energía, los recursos hídricos y la calidad del recurso humano; y, en la segunda: derecho de la población a reunirse con fines pacíficos, libertad de expresión, libertad de movilización (libertades prohibidas durante de tiranía), educación laica, igual salario para igual trabajo sin importar el sexo, derecho de la mujer al aborto, etc.
Inmediatamente la oligarquía dominicana, el imperialismo norteamericano y la Iglesia católica, con sus movilizaciones de “Reafirmación Cristiana”, encabezada por el padre Marcial Silva, comenzaron un proceso de conspiración que culminó el 25 de septiembre de 1963 con el derrocamiento del primer gobierno democrático en más de 30 años de dictadura trujillista, gobierno que sólo duró siete meses.
Entre el 26 y 27 de abril se escenificó la batalla del puente Duarte, que fue el combate más trascendente de la resistencia constitucionalista frente a las tropas del bando que dirigía el general Elías Wessin y Wessin, quienes se replegaron hacia su base aérea de San Isidro. De esta batalla surge el coronel Francisco Alberto Caamaño de Deño como líder de la revolución constitucionalista.
Con esa derrota militar de San Isidro, y viendo la desmoralización que podría causar en los mandos de todas las provincias del país, el presidente de Estados Unidos, Lindon B. Jhonson, y sus halcones, ordenaron el 28 de abril la intervención militar de sus 42 mil marines.
A partir de ese hecho, y obligado por el Cordón de Seguridad trazado por los mandos interventores desde del puente Duarte hasta la Av. Máximo Gómez, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, ordenó a las fuerzas constitucionalistas atrincherarse en once barrios de la ciudad capital: Ciudad Nueva, Zona Colonial, San Miguel, San Antón, San Lázaro, Villa Francisca, Villa Consuelo, Ensanche Lugo, Santa Bárbara, San Carlos y Gazcue.
Con esas fuerzas constitucionalistas fijadas en esos once barrios, la otra parte que quedaba en la zona alta de la ciudad capital, pese a las grandes y heroicas batallas libradas contra las tropas del CEFA, donde se destacaron, entre otros, Arturo Duvergé, Aniana Vargas, José González Espinoza, Eligio Blanco Peña ( El Pay), finalmente fue derrotada, y arrasada en la horripilante “Operación Chapeo”, donde los combatientes que quedaron vivos o heridos fueron asesinados, incluida también gente sencilla del pueblo, por el solo hecho de residir en los barrios de esa amplia zona de la capital.
Es en esas condiciones que el 3 de mayo, el Congreso Nacional elige al coronel Francisco Alberto Caamaño Deño Presidente Constitucional de la República en armas, quien al día siguiente toma juramento en el Parque Independencia.
El bando anti-Patria también proclamó la formación de su gobierno, militar y anticonstitucional, el Gobierno de Reconstrucción Nacional, cuyo presidente lo fue el traidor general Imbert Barreras. Ese gobierno respondía a los intereses de la oligarquía dominicana y a Washington. Esencialmente era un gobierno títere.
En esas condiciones históricas se decide la creación de Los Comandos, que eran organizaciones del poder popular, integrados por la población de los barrios y militantes de los partidos de izquierda, y a veces también por militares constitucionalistas, quienes les impartían entrenamiento militares, y tenían, entre otras cosas, las siguientes obligaciones:
1. Mantener la resistencia en su zona, es decir, estar presto a combatir a los soldados norteamericaricanos y del CEFA.
2. Administrar los recursos que les llegasen,
para el abastecimiento del colectivo.
3. Mantener el control del orden público.
4. Mantener la orientación política de sus
miembros y de los habitantes de sus respectivos
barrios.
Los comandos no tenían diferencia de sexo. Por eso, la mujer al igual que el hombre, tuvo un destacado papel en la Guerra de Abril de 1965, tanto en los comandos como combatientes activas, en el traslado de armas, hacer guardia en los comandos, en el abastecimiento de comida, cuidar a los heridos o como instructoras militares.
Se destacaron, entre otras, Sagrada Bujosa Mieses, Hilda Gautreaux, Emma Tavárez Justo, Piky Lora, Fiume Gómez, Yolanda Guzmán, Aniana Vargas, Ana Joaquina Viñel Taveras (La China) y Elvira Grecia Johnson Ortiz.
Después de intensas conversaciones para poner término a la Revolución de Abril, finalmente se llegó a la firma de Acta de Reconciliación Nacional, del 3 de septiembre de 1965, entre el gobierno constitucional del presidente en armas Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño, y el doctor Héctor García Godoy, quien fue nominado presidente provisional de la República hasta la acordada celebración de las elecciones presidenciales a celebrarse en el 1966.
También se acordó decretar una amnistía general, así como el desarme de los civiles, y el retiro de las tropas norteamericanas y de la Fuerza Interamericana de Defensa (FID). En dicho acto de firma estuvo presente la OEA.
El gobierno de Reconstrucción Nacional de San Isidro se negó a firmar dicho acuerdo, pero publicó una declaración que Decía: “ceder el paso al Gobierno Provisional”, a fin de el país comenzara en “paz relativa, el gran período de reconstrucción que merece”.
Asimismo, se firmó el Acto Institucional en dicha fecha, una especie de Constitución, que estuvo vigente hasta el 28 de noviembre de 1966, cuando el Dr. Joaquín Balaguer, presidente constitucional electo proclamó la Constitución de su gobierno.
De la finalización de la de la Guerra de Abril de 1965, podemos sacar dos grandes conclusiones:
1. La ampliación del funesto dominio del imperialismo yanqui sobre nuestro país, que a mediados y lago plazo se trazó un plan de contrainsurgencia para ser ejecutado en el gobierno que surgiría de las elecciones del año 1966, y que recaería, claro está, en el doctor Joaquín Balaguer. Ese dominio imperial se ha profundizado y generalizado aún más hasta el día de hoy.
2. En los 12 años de los gobiernos dictatoriales y asesinos del doctor Joaquín Balaguer, quien completó la obra macabra que la intervención militar no pudo alcanzar, se inició un plan estratégico de reordenamiento y reorganización del Estado dominicano, el cual quedaría profundamente subordinado a los organismos militares y de espionaje norteamericanos, como los asesores militares, la Agencia Interamericana de Desarrollo (AID), hoy llamada USAI, la CIA, la DEA, etc.