India y Pakistán se enfrentan: ¿Quién ganó y por qué?

Corresponsal militar de The Cradle.

Ilustración: The Cradle

En el mayor combate aéreo desde la Segunda Guerra Mundial, dos rivales con armas nucleares ponen a prueba los límites del conflicto y la disuasión, con algunas sorpresas asombrosas.


India y Pakistán han intercambiado disparos a través de la Línea de Control (LoC) en Cachemira durante más de una semana, reavivando uno de los focos militares más volátiles del mundo. La última escalada se produce tras acusaciones mutuas de sabotaje.

Nueva Delhi afirma que los militantes implicados en un ataque anterior en Cachemira fueron entrenados y armados por Islamabad. Pakistán, por su parte, acusa a la India de albergar ambiciones expansionistas para apoderarse de toda Cachemira.

Si bien esta postura política es habitual, los contornos militares de esta ronda de conflictos no lo son. Por primera vez en la era moderna, dos potencias casi igualadas, especialmente en cuanto a poderío aéreo, se han enfrentado en combate abierto.

Las comparaciones con Ucrania son engañosas: Rusia, que cuenta con armas nucleares, disfruta de una clara superioridad militar y puede aislar a gran parte de su sociedad de las consecuencias de la guerra.

Por el contrario, la India y Pakistán cuentan con fuerzas aéreas avanzadas y poseen armas nucleares, con paridad tecnológica en muchos ámbitos convencionales. El resultado es un impasse de alto riesgo, a un paso de la catástrofe.

Una historia escrita en escaramuzas

Desde su partición en 1947, la India y Pakistán han librado múltiples guerras y se han enfrentado en innumerables escaramuzas. El mismo año de su creación, Pakistán aprovechó el caos posterior a la partición para enviar milicias tribales a Cachemira, de mayoría musulmana, entonces gobernada por un maharajá hindú.

La guerra de 1965 siguió un guion similar y terminó de la misma manera. Aunque Pakistán evitó pérdidas territoriales, sufrió claras derrotas en el campo de batalla.

La Guerra de Liberación de Bangladesh de 1971 supuso la derrota más devastadora para Islamabad. La armada pakistaní quedó destruida, más de 90 000 soldados fueron capturados y Pakistán Oriental se separó para formar un Bangladesh independiente. El conflicto de Kargil de 1999, de alcance limitado, volvió a terminar en la línea de control. A pesar de las ganancias iniciales de Pakistán, se vieron obligados a retirarse bajo la presión de Estados Unidos. Otro importante enfrentamiento tuvo lugar en 2001-2002.

El patrón es claro: estas guerras comienzan y terminan en terreno conocido, pero Pakistán sale cada vez más debilitado. La demografía, los arsenales militares, la capacidad económica y la geografía juegan a favor de la India.

Es fundamental señalar que la prueba nuclear realizada por Islamabad en 1998 no logró instaurar el tipo de equilibrio estratégico que había creado la disuasión de la Guerra Fría.

En cambio, ambos países se han instalado en una precaria ‘zona gris’ en la que los enfrentamientos breves y violentos evitan cruzar la línea nuclear, pero se acercan peligrosamente a ella.

Un equilibrio desigual

La India disfruta de superioridad militar en casi todas las categorías, desde el armamento y el número de efectivos hasta la producción nacional de defensa. Su población es de 1420 millones de habitantes, frente a los 245 millones de Pakistán.

Su PIB es 11 veces mayor. Estas disparidades le permiten adquirir más armas y fabricar armas más sofisticadas. La India cuenta con más del doble de efectivos en activo y en reserva que Pakistán.

Para compensar esta diferencia, Pakistán se apoya en gran medida en su disuasión nuclear y se centra en mantener la paridad en el aire. Mientras que la India posee el doble de sistemas de armas y diez veces más vehículos blindados, la diferencia es menor en cuanto a poderío aéreo.

No es casualidad: Islamabad ha dado prioridad a las capacidades de la fuerza aérea, invirtiendo en aviones de calidad, sistemas de radar y formación de pilotos.

Combate aéreo: cómo se comparan sus fuerzas aéreas

La flota de la India incluye aviones franceses Rafale equipados con radares AESA, que ofrecen sigilo, un seguimiento superior de los objetivos y resistencia a las interferencias. También opera más de 300 Su-30 y MiG-29 rusos, potentes y maniobrables, pero lastrados por unos sistemas de radar PESA obsoletos que limitan su alcance.

Algunos MiG-21 y Mirage-2000 indios siguen en servicio, aunque está previsto su retiro. Es fundamental señalar que la India también cuenta con aviones AWACS A-50 rusos actualizados con radares ELM-2090 israelíes, que le permiten detectar cazas no furtivos a 400-450 kilómetros (km), más del doble del alcance de los aviones de combate estándar.

Pakistán contrarresta con JF-17 y J-10C de fabricación china. Aunque más baratos, estos modelos de exportación cuentan con radares AESA y disparan misiles PL-15 BVR con un alcance estimado de 150-200 km, lo que los sitúa a la altura o por delante de muchos aviones de combate indios. Pakistán también cuenta con F-16 antiguos, comparables a los MiG-29 de la India, y utiliza AWACS Saab 2000 Erieye suecos, ligeramente menos capaces que los de la India, pero aún así eficaces.

El mayor enfrentamiento aéreo desde la Segunda Guerra Mundial

Esta ronda de conflictos ha estado impulsada en gran medida por enfrentamientos aéreos, con movimientos terrestres y artillería limitados, y ataques con drones kamikaze: Harops israelíes en el lado indio y Bayraktars turcos en el pakistaní.

Entre el 8 y el 9 de mayo, Pakistán derribó supuestamente cinco aviones indios, incluidos tres Rafales, y posteriormente anunció que había derribado seis aviones, en lo que ha sido el mayor combate aéreodesde la Segunda Guerra Mundial. Lo más destacado fue el despliegue masivo de misiles de alcance más allá del campo visual en un entorno de relativa paridad militar.

El New York Times (NYT) informó de que al menos dos aviones indios habían sido derribados. Los restosencontrados en territorio indio confirman la pérdida de al menos cuatro aviones: tres Rafales, un MiG-29 y un Su-30. Los restos de misiles PL-15 chinos sugieren que fueron disparados por JF-17 o J-10C pakistaníes.

Un alto funcionario de inteligencia francés, en declaraciones a la CNN, confirmó la pérdida de al menos un Rafale, lo que supone la primera pérdida en combate de este avanzado avión de combate en todo el mundo.

Los primeros ataques de la India utilizaron misiles de crucero franceses SCALP/Storm Shadow lanzados desde Rafales, lo que obligó a esos cazas a aventurarse cerca del espacio aéreo pakistaní. La falta de pérdidas pakistaníes confirmadas implica que sus aviones permanecieron en territorio amigo, posiblemente volando en silencio para no ser detectados por el radar o utilizando el terreno montañoso como cobertura.

Es posible que los AWACS pakistaníes hayan proporcionado datos de localización a los cazas, lo que habría permitido lanzar los misiles sin ser detectados por el radar. En la aproximación final, el radar a bordo del PL-15 habría tomado el control y guiado el misil de forma independiente.

Cabe destacar que, a diferencia de enfrentamientos anteriores, esta vez Pakistán parece haber salido victorioso frente a un adversario convencionalmente superior, “revelando las debilidades de la fuerza aérea india”.

La semana pasada, el viceprimer ministro de Pakistán, Ishaq Dar, en su discurso ante la Asamblea Nacional, declaró:

Nuestra Fuerza Aérea ha enorgullecido a la nación”, señalando que “los tan cacareados aviones Rafale fracasaron estrepitosamente y los pilotos indios demostraron ser totalmente incompetentes.

Escalada sin victoria

La India respondió con ataques contra bases aéreas militares pakistaníes. Las imágenes de satélite muestran daños en centros de control, pistas de aterrizaje, instalaciones de radar y refugios blindados para aviones, pero no se han confirmado pérdidas de aviones.

Pakistán respondió disparando contra bases aéreas y depósitos de armas indios. Las afirmaciones de que Islamabad destruyó los sistemas S-400 de la India siguen sin confirmarse.

La India ha recurrido a los drones israelíes Harop y a los misiles de crucero BrahMos, armas supersónicas de ataque marítimo y terrestre derivadas del sistema ruso Yakhont. Son difíciles de interceptar y muy precisos.

Pakistán, por su parte, ha lanzado misiles balísticos de corto alcance como el Fattah (150 km de alcance) y el Hatf (70 km), así como drones turcos Bayraktar.

La postura estratégica de la India sigue anclada en su Doctrina de Arranque en Frío(CSD), diseñada para permitir ataques rápidos y convencionales dentro de Pakistán sin desencadenar una represalia nuclear.

La CSD prevé que grupos de combate integrados lancen ataques en un plazo de 48 a 72 horas, atacando objetivos militares, no civiles. En respuesta, Pakistán ha desplegado armas nucleares tácticas Nasr/Hatf para disuadir tales incursiones.

Tensiones al límite

Ambos gobiernos se enfrentan a una creciente presión interna para intensificar el conflicto. En la India, el Gobierno del primer ministro Narendra Modi se basa en un nacionalismo hindú de línea dura, lo que deja poco margen para la retirada.

En Pakistán, el ejército sigue siendo la fuerza política dominante y puede considerar la escalada como un salvavidas político en medio de la agitación económica y la inestabilidad posterior al golpe de Estado que siguió a la destitución del primer ministro Imran Khan en 2022.

Aunque se ha anunciado oficialmente un alto el fuego, ambos países se acusaron mutuamente de violar la tregua el domingo, lo que sugiere que el ciclo de represalias podría prolongarse antes de que se alcance un punto de inflexión decisivo. El camino hacia la escalada es arriesgado, sobre todo porque ambos países poseen armas nucleares.

La evolutiva doctrina nuclear de Pakistán sigue siendo deliberadamente ambigua, lo que hace que sus umbrales para el primer uso sean poco claros.

Cualquier intento de la India de atacar objetivos estratégicos o lanzar una invasión más profunda podría provocar una respuesta rápida e impredecible. La falta de profundidad geográfica de Pakistán amplifica su sensación de vulnerabilidad.

No habrá una victoria fácil, ni siquiera sin una guerra nuclear

Ambos ejércitos son formidables. India tiene la ventaja sobre el papel, pero la frontera de Pakistán con China complica la ecuación. Pekín no tiene ningún interés en que India domine Cachemira o rompa el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), que constituye una arteria clave de la ambiciosa iniciativa multcontinental de Pekín, la Franja y la Ruta de la Seda (BRI).

Si India intenta apoderarse de todo Cachemira o bloquear el acceso terrestre de China, es muy probable que China intervenga.

Incluso sin la participación de terceros, una guerra a gran escala sería desastrosa. Es poco probable que ninguna de las parteslogre ganancias territoriales decisivas.

El coste humano y financiero rivalizaría con el de las guerras mundiales. Y dado que ambas naciones están gobernadas por estructuras políticas frágiles, ninguna de las dos podría absorber tales pérdidas en un conflicto convencional prolongado.

En última instancia, el riesgo no es solo el de una guerra, sino el de una guerra que se desborde y escape al control de cualquiera.

Traducción nuestra


*Realizado por Corresponsal militar de The Cradle

Fuente original: The Cradle

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