Juan Bosch y John F. Kennedy

Farid Kury

Tres días después de su contundente victoria del 20 de diciembre de 1962, el profesor Juan Bosch, como presidente electo, sale de viaje para Estados Unidos.

¿Qué motiva ese viaje?

Lo motiva el interés de contactar presidentes de países importantes e inversionistas con capacidad y deseos de invertir en la República Dominicana. Juan Bosch sabe que para sacar el país del atraso se necesitan técnicos, profesionales en diferentes aéreas y también muchos inversionistas capitalistas, y nada de eso, en cantidades suficientes, lo había en la República Dominicana.

En el aeropuerto lo despide el embajador John Bartlow Martin, y lo acompaña también su esposa Doña Carmen Quidiello de Bosch. El 26, desde Washington, la prensa anuncia un posible encuentro suyo con el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

Efectivamente, el 30 llega a Nueva York para esperar el año nuevo en esa ciudad. Y allí, recibe un telegrama del presidente Kennedy felicitandole por su triunfo, y además, le señala su agrado de reunirse con él.

La respuesta del profesor llegó al otro día a la Casa Blanca. Entre otras cosas, decía:

«Será un privilegio para mí tener la oportunidad de intercambiar opiniones con usted personalmente sobre problemas comunes de nuestros respectivos pueblos durante mi visita a Washington, DC., que tendrá lugar en pocos días. Con los mejores deseos de Año Nuevo, cordialmente suyo, Juan Bosch».

La reunión entre Bosch y Kennedy fue fijada para el 10 de enero. Pero antes de efectuarse, el Departamento de Estado y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) le enviaron a Kennedy documentos sobre Juan Bosch, en los que describen, detalladamente, aspectos de su personalidad, carácter e ideología. También tocaron los probables problemas que pudiera confrontar en su gobierno y son de interés para los norteamericanos.

En uno de esos documentos del 2 de enero, la CIA consigna que «Bosch es la persona más popular del país» y «es un hombre inmensamente agradable y con gran olfato para tratar a la gente». Y agrega: «Hasta donde se puede determinar, virtualmente no tiene un centavo y al parecer lo sostienen los amigos y partidarios».

Al otro día, el 3 de enero, el Departamento de Estado, en un memorándum enviado al presidente Kennedy consigna que «Bosch es considerado como básicamente anticomunista». Esa opinión era bien importante toda vez que la campaña montada en su contra por sus adversarios se basaba en que él era comunista, y como se ve, los gringos no se tragaron ese cuento. Sabían que esa campaña era un asunto político electoral para restarle votos.

Como se había acordado, el lunes 10 a las 12:00 m. Juan Bosch entró al Despacho Oval de la Casa Blanca, donde sería recibido por el presidente John F. Kennedy.

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La entrevista duró una hora y dos minutos, y trataron diversos tópicos. De acuerdo con el Memorándum de Conversación preparado por el Departamento de Estado, Juan Bosch, tras ser felicitado por el presidente Kennedy, respondió «que ahora le toca a la nueva administración demostrar al pueblo y a todo el hemisferio que la democracia realmente funciona».

Más adelante, respondiendo una pregunta, señaló que el país tenía «necesidades a corto plazo como resultado del desempleo, de la poca inversión, de la falta de caminos del campo a los mercados y de una producción lenta e ineficiente «. También dijo que «si la República Dominicana pudiera obtener de 35 a 40 millones de dólares para comenzar, podría resolver efectivamente la mayoría de estos problemas».

Refiriéndose a los ingenios azucareros, se consigna, que Bosch le dijo a Kennedy: «Serían puestos en manos de los trabajadores y administrados por medio de cooperativas. Externó preocupación por la situación del azúcar y la actual disminución de los precios preferenciales en el mercado de los E.U. Comentó que la cuestión básica de la propiedad era complicada por factores tales como el alto costo de producción del azúcar dominicano, la competencia mundial, la corrupción local y la firme creencia del pueblo dominicano de que las propiedades no deben regresar a manos privadas».

Respecto a las necesidades militares «el doctor Bosch indicó que necesitaba equipos y becas de entrenamiento para miembros de las Fuerzas Armadas…El Dr. Bosch insistió en que la Misión Militar de los E.U. podría y debería jugar un papel importante en recalcar a su contraparte dominicana acerca de la necesidad de apoyar la democracia «.

El presidente Kennedy, cumpliendo con el librito tradicional para esos casos, se mostró lo más cordial y dispuesto, comprometiéndose a ayudar al gobierno dominicano. Incluso el propio presidente electo salió convencido de que Kennedy se había condolido de la situación que le fue presentada. En Kennedy, Bosch vio a un presidente interesado en ayudar a este país.

Pero nada de eso sucedió, y lo que sí sucedió fue que el 24 de septiembre, el gobierno constitucional del profesor Juan Bosch fue derrocado con el auspicio y apoyo del gobierno del presidente Kennedy.

Ironía de la vida: ocho meses después de esa entrevista Juan Bosch estaba derrocado y exiliado, y diez meses después, el presidente John F. Kennedy estaba siete pies bajo tierra, al ser asesinado el 22 de noviembre en Dallas, Texas, en un hecho que aún no ha sido esclarecido.

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