La abstención y los nulos: la indignación como respuesta electoral

Ramón Antonio Veras.

1.- La República Dominicana, ubicada en la región más desigual del mundo, está integrada por una gran cantidad de gente que carece de lo indispensable para una vida digna, mientras el 1% de la población es dueña del 42% de la riqueza nacional.

2.- Entonces resulta que la clase dominante, la adinerada, se siente alarmada por el alto número de electores que no participa en los procesos electorales, municipales, congresales y presidenciales.

3.- La ciudadana y el ciudadano pobre, no tiene ninguna motivación, carece de aliciente para incidir en las votaciones o elecciones que se llevan a cabo en nuestro país. No se encuentra animado para sufragar.

4.- Esa persona que come a veces, no tiene base, fundamento alguno, para ir a un colegio electoral a votar, si está consciente de que su existencia no cambiará para bien.

5.- La abstención electoral es una censura como respuesta negativa de la población dominicana, con calidad para votar, al régimen económico y social vigente que la asfixia y le impide vivir dignamente.

6.- En la medida que el sistema social se hace más añejo e injusto, los marginados sociales con más fuerza reprueban la forma de querer legitimar el statu quo.

7.- El electorado dominicano, de manera inteligente, se ha ausentado, ha abandonado su derecho a elegir, porque comprende que votando no resuelve nada.

8.- Los grupos económicos y sociales que se benefician del orden social abusivo, están alarmados porque, en las votaciones del domingo 19 de mayo próximo pasado, más del 46% de las ciudadanas y los ciudadanos con derecho al voto, no lo hicieron, se abstuvieron.

9.- Está bien hecho por quienes, con derecho a sufragar, no lo realizaron como una forma de desdén. Es correcto de parte del electorado decente proceder a mirar para atrás, cuando se procura prolongar la legalidad de la desigualdad mediante el voto de los oprimidos.

10.- A los procesos electorales propios de sociedades degradadas como la dominicana, hay que hacerle el desaire, mirarlos por encima del hombro, de arriba abajo; darles con la puerta en las narices; tomar a risa los llamados a legalizar y prolongar la miseria mediante el voto.

11.- Hay que seguir motivando a lo mejor de nuestro pueblo, para desentenderse, inhibirse, privarse y de cualquier forma renunciar a ir a votar cada cuatro años para legitimar un orden social dañino, que trae miseria y males sociales de todo tipo.
12.- El rechazo a votar en un ambiente político como el dominicano, es repugnancia a la pobreza, protesta contra los ineficientes servicios públicos de salud y educación, así como a la no satisfacción del pueblo a sus necesidades indispensables.

13.- La abstención de ciudadanas y ciudadanos dominicanos en las votaciones transcurridas recientemente, es una condena cívica, una desaprobación generalizada al régimen económico injusto que padecemos.

14.- A las electoras y a los electores que se abstuvieron en las pasadas elecciones presidenciales, como desprecio a la forma como está organizada la sociedad, hay que sumarle los votos nulos, y en conjunto tomarlo como el mensaje de los negados a validar el modelo económico que daña a nuestro país.

15.- La falta de comida, desempleo, mala educación pública, no techo digno, la violencia, criminalidad, insalubridad, delincuencia desenfrenada y la corrupción, no merecen que una ciudadana o un ciudadano dominicano bueno, honre con su presencia en las urnas la causa que hace posible la sociedad inviable.

Santiago de los Caballeros,
22 de mayo 2024.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.