La licencia social y la presa de colas
Por Altagracia Paulino
Probablemente, si los ciudadanos de la provincia Sánchez Ramírez, donde opera la sexta mina de oro más grande del mundo, hubieran estado debidamente informados de que, para explotar su mayor riqueza, perderían tantas cosas valiosas como el agua, sus viviendas, su cultura alimentaria y parte de su dignidad, habrían pactado condiciones excepcionales antes de permitir las operaciones de la mina en Pueblo Viejo, como sería la licencia social.
La minera Barrick Gold tiene la concesión otorgada por el Gobierno, pero los conflictos existentes muestran que no trabajó en la obtención de la licencia social, la cual se gana con la transparencia, el respeto al entorno, la confianza y a la dignidad de los habitantes de la zona donde opera.
La licencia social se obtiene respetando la dignidad de las familias originarias, cumpliendo las promesas contraídas con la comunidad, lo que incluye la mejora del entorno y la restitución de los daños ocasionados.
Los conflictos que se han generado, como el ocurrido el 8 de enero, donde campesinos de la zona fueron reprimidos y golpeados por las fuerzas del orden, resultando varios heridos, entre ellos el padre Jony Durán, y la respuesta que dio la población el 22 de enero, son una muestra de que la empresa ha actuado al margen de la licencia social.
La licencia social es otorgada por las comunidades cuando consideran legítimas y claras las operaciones de las empresas mineras en sus territorios. Esta licencia legitima las actividades extractivas. En Canadá, por ejemplo, se toma muy en cuenta a los pueblos originarios, quienes participan en un compromiso no escrito basado en el respeto mutuo y permanente.
El concepto de licencia social es una condición con la que deben contar las empresas exploradoras y extractoras de recursos. Se ha definido como una aceptación continua de un proyecto por parte de la comunidad y otras partes interesadas como figuras claves.
Actualmente, la comunidad se ha levantado porque ha descubierto que la presa de colas representa un grave daño para las comunidades donde se instalaría, como El Naranjo, Las Tres Bocas, Las Lajas, El Higo y Arroyo Vuelta. En estas comunidades, se ha actuado con imposición y sin considerar sus intereses, lo que ha generado los conflictos existentes.
De acuerdo con los datos sobre presas de colas, los daños previsibles son inmensos y permanentes. Esta presa, que fue rechazada en la comunidad de Cuance, Monte Plata, debido a que contaminaría los ríos Ozama e Isabela, representa un serio peligro no solo para la provincia. Un colapso de esta llegaría en tres horas a Samaná y pondría en riesgo todo el Bajo Yuna, según reveló el experto canadiense Steven Emerman en una conferencia ofrecida el 7 de enero en el Episcopado Dominicano.
El experto ha sugerido que los desechos estériles pueden ser colocados en las excavaciones realizadas por la minera, lo que sería una forma responsable de mitigar los daños al ecosistema de la zona.
La licencia social es una especie de permiso tácito que otorgan las comunidades y es imprescindible para las mineras. Para lograrla, es fundamental que las empresas mineras establezcan una comunicación efectiva y transparente con las comunidades, además de contar con un valor intangible pero esencial: la confianza.
La licencia social forma parte del paquete contemplado en la norma ISO2600 de Responsabilidad social Corporativa y Empresarial del año 2010.