La otra guerra de trincheras
Frente a las expectativas de colapso del rublo y caos económico que presentaban los medios occidentales a causa de las sanciones introducidas por Occidente a raíz de la intervención rusa, estas semanas han mostrado que esos efectos no van a producirse a corto plazo. La prensa occidental ha tenido que aparcar los alarmistas titulares y los titulares sobre los 200 rublos por un dólar tendrán que esperar. Es más, algunos medios, que hace solo unas semanas anunciaban la debilidad del rublo como muestra del colapso de la economía rusa, alegan ahora que es precisamente su fortaleza la que muestra la debilidad de la economía rusa. Sin ninguna necesidad de mostrar coherencia, políticos y medios justifican la ausencia de una victoria definitiva en una guerra económica que, pese a las expectativas que se publicaron en la prensa, siempre ha sido planteada a largo plazo. Los aliados occidentales de Ucrania buscan en las trincheras debilitar al máximo a Rusia tanto militar como económicamente.
Guerra económica a largo plazo
Artículo Original: Colonel Cassad
Cedric Faiche, corresponsal de BFM TV: “Si recuerdan, cuando estuve aquí a finales de marzo, no vi ninguna consecuencia seria [de las sanciones] en el día a día de los rusos. No ha cambiado nada, salvo que han cerrado algunas tiendas de grandes marcas, que siguen cerradas. En algunas industrias, la situación incluso ha mejorado. Por ejemplo, hice un reportaje sobre una tensa situación con los medicamentos. Pero ahora todo se ha solucionado, ya que las empresas han encontrado otras fuentes de suministro. Ayer estuve en una zona en la que hay gran concentración de restaurantes y grabé algunas imágenes para que puedan comprender qué atmósfera reina en Moscú.
Vayamos primero al párking. Mercedes, BMW, Lamborghini, Audi, Porsche, fundamentalmente coches de alta gama europeos. Este lugar no es conocido por ser centro de multimillonarios, sino donde acude la juventud de Moscú, no necesariamente de la capa más privilegiada de la sociedad. Muchos, eso sí, vienen andando. Dentro, reina la sensación de fin de semana: es festivo el 9 y el 10 de mayo.
Si había alguna duda sobre posible escasez en Rusia, vean por ustedes mismos. Aquí se puede comer comida rusa, italiana, koreana, postres japoneses y beber cerveza belga como en los buenos tiempos. Yo mismo he tenido la ocasión de probar la comida tailandesa. Para ser sinceros, he visto muchos lugares así en Estados Unidos. Es como el corazón de la globalización, no un país destrozado por la guerra. Los precios no son excesivamente caros. Se puede comer fácilmente por menos de 10 euros. No es caro en relación con los salaries de Moscú, que rondan los 2000€.
La principal consecuencia de las sanciones es que es difícil para los rusos salir del país, ya que hace falta hacer paradas intermedias en lugares como Dubai. Eso alarga cuatro horas cualquier traslado y lo hace más caro. Pero tampoco antes había tantos rusos que pudieran permitirse viajar al extranjero.
Por supuesto, esto no es más que una confirmación más de que la guerra económica relámpago contra Rusia ha fracasado y su economía no se colapsó ante los impactos de los proyectiles en forma de sanciones. Así que todo se dirige a una confrontación extendida en el tiempo.
De hecho, ya en marzo, se dijo que las reservas de productos sancionados en una serie de categorías problemáticas podrían durar hasta seis u ocho meses, tras lo cual sería crítica la cuestión de buscar canales alternativos para su adquisición, lo que podría llevar a la escasez de ciertos productos occidentales, algo que se intentará reforzar con la imposición de sanciones secundarias.
Pero nadie ha cancelado los canales de suministro en la sombra a través de terceros países, así que, en realidad, todo depende de la capacidad de las personas responsables de organizar esos canales de cara al futuro. Y si incluso Irán fue capaz de hacerlo, Rusia, que es un país mucho menos cerrado y no tan aislado, será capaz de resistir con sus productos nacionales.
El principal problema son las tecnologías accesorias a la guerra, los semiconductores, tecnologías industriales y alta tecnología diversa, donde será más difícil adquirir los repuestos necesarios (si no hay producción propia) y donde también entra en juego el espionaje militar-industrial para introducir y hacerse con las tecnologías necesarias. Lo que hizo la Unión Soviética y lo que está haciendo China. Cuál es el resultado de ello se verá en el curso de la actual guerra fría.
En cuanto a los productos básicos, no creo que vaya a haber problemas. Tal y como muestran algunas campañas occidentales, claramente no quieren perder su mercado y pretenden aferrarse al mercado ruso incluso aunque sea a través de atajos, para no ceder así ante la competencia.
Sin embargo, a pesar de todo esto, siempre hay que tener en cuenta que Moscú es algo diferente del resto del país.