La política, los partidos y la nueva sociedad

Por Manolo Pichardo.

La sociedad global cambió su perfil e interactúa con los partidos desde el acceso al conocimiento que pone en sus manos las nuevas tecnologías de la comunicación y la información.

Cada modo de producción, en sus diferentes variantes, genera una estructura social que le es propia. Desde su núcleo primario hasta las más complejas formas de organización -incluso desde antes de la aparición del Estado- se asignan responsabilidades específicas a los individuos en la brega por producir las riquezas que satisfagan sus necesidades o demandas de consumo, las cuales estimulan conductas, valores y maneras de relacionarse.

Estas responsabilidades, desde su homogeneidad y armonía, se expresan en instituciones surgidas a la luz de los intereses y la realidad material impuesta por las relaciones económicas. A su vez, estas bases económicas sirven de base para forjar el carácter de una sociedad y, con ello, establecer la dinámica de su cotidianidad, marcada por  la conjunción o interacción de las fuerzas sociales, que desde la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción impulsan los procesos productivos.

Las clases sociales y sus luchas han dejado de ser el motor “único” de la historia, porque hoy, en la medida que la ciencia y la tecnología avanzan a manera de vértigo, esta confrontación de clases ha pasado a ser menos relevante, dado que con el desarrollo de estas, desde sus distintas ramificaciones, han logrado converger para producir una explosión de cambios súbitos que han impactado en la forma de generar bienes y servicios, de distribuirlos y ofertarlos, lo que a su vez empuja hacia una trasformación de la sociedad y, en consecuencia, de los partidos y de la manera en que debe hacerse la política.

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