Las características socioculturales de la derecha económica gobernante. 

Por Juan Carlos Espinal.

Para comprender la naturaleza ideológica de los representantes de clase de las corporaciones multinacionales, la sociedad civil organizada y los medios de comunicación corporativos propiedad del sector financiero nacional en el gobierno del presidente Abinader tendremos que analizar la composición social de su sostén político.

Los líderes mediáticos de la sociedad civil multinacional pro USAID, aunque inspirados por razones corporativas son mucho más jerárquicos que los líderes de los partidos políticos de la derecha política opositora.

Su principal tendencia ideológica es el transnacionalismo neoliberal y su principal característica ideológica es el respaldo a un holding central poseído por empresas familiares.

Además, son círculos íntimos de burocracias comerciales, controladas a control remoto desde Washington o, en todo caso, por los gobiernos.

 

Eso depende.

La familia fundadora, por ejemplo, conserva un estrecho control mediante el nombramiento, para los altos cargos de su administración, de miembros de la familia, conocidos del anillo y amigos íntimos.

Las oeneges corporativas reciben mil 500 millones de pesos anuales en contrapartidas estatales.

Las oeneges medianas y las más pequeñas desempeñan un papel secundario, a diferencia de lo que ocurre con la tribu del CONEP.

La mayoría de los miembros de la Cámara de Comercio Dominico Americana, por ejemplo, funcionan bajo una jerarquía coordinada de su dirección suprema y centralizada, reproduciendo a menudo su estilo neoliberal que llevaron a sus patrocinadores estatales, sobre todo después de 1964, a la bancarrota.

En el caso de Participación Ciudadana, por ejemplo, es un conglomerado multi sectorial, sus directivos se rotan o transfieren sus liderazgos de un sector a otro, con lo que se aseguran la unidad de la estrategia mediática o judicial y, por supuesto el intercambio de experiencias.

Los burócratas de FINJUS, por ejemplo, figuran hoy en día como la infantería nuclear de un sector del sistema financiero solo que son más de gabinete.

Aunque juntos no representan más que el interés de clase que los auspicia.

La mayoria de sus relaciones interpersonales con la ciudadanía se basa siempre sobre la premisa del capital de la familia, los contratos en conflicto y las subcontrataciones desempeñadas a lo largo de las competencias con otros grupos marginales de sociedad civil.

Desconfian de los políticos a quienes en privado los consideran parte de su mercado económico lo que determina el posicionamiento en las principales portadas de los noticieros y de los periódicos donde ellos poseen un sólido liderazgo virtual.

Estos burócratas poseen redes de información y grupos médiaticos cuyas obligaciones mutuas son cada vez más predecibles ya que trabajan más por el interés en conflicto que por reciprocidad o solidaridad.

Sus prácticas laborales también siguen un modelo de exclusión matizado por la alta concentración de capitales.

Como en la República Dominicana no existen regulaciones que se cumplan ellos desechan los derechos de los trabajadores dependiendo la doble contabilidad de sus empresas.

Las oeneges existen gracias a la disrupcion de los partidos políticos de la democracia representativa 1966-2024 y al afianzamiento de la derechizacion de los mismos.

Desempeñan una labor patriarcal y geopolítica aún cuando son aún más intensos en política que la mayoría de los líderes empresariales en sus negocios.

Su trabajo esencial consiste en una especie de lobismo cuyas directrices son a control remoto.

Las demás oeneges de sociedad civil son marginales en tanto representan la desconfianza de la población.

Obedientes al capital financiero, la sociedad civil multinacional en el gabinete del presidente Abinader insiste en desmentir su tendencia foránea atribuyendo su dependencia política a Washington o a la UE a una cultura de relaciones industriales.

No poseen identidad política aunque utilizan a algunos segmentos de las falsas izquierdas aliadas al PRM y uno que otro aventurero.

Los restantes líderes de la sociedad civil poseen profundas contradicciones con sus propios burócratas en el gobierno y sus preocupaciones son más bien personales o de familia.

En su conjunto, la organización empresarial dominicana se basa en firmas familiares y sus redes de negocios no son más que redes intersectoriales que suelen estar controladas por una familia tradicional.

Aunque la mayor parte de ellos posee formación y su desarrollo les permite asegurar cuotas de participación en el desbalance socio económico sus preocupaciones siguen siendo particulares.

Resulta interesante analizar la anatomía del pensamiento de la sociedad civil y sus empresas.

El componente clave de su participación activa en política es el familismo.

Cuando prosperan fundan otras compañías para aumentar los beneficios de los oligopolios.

Así pues, una vez han acumulado suficiente riqueza, ésta se divide entre sus miembros, que a su vez la invierten en otros negocios familiares, con mucha frecuencia sin relación con la actividad de la firma original.

 

Son castas.

A veces, el modelo de creación de nuevas empresas, -cuando la familia aumenta la riqueza- es intra generacional.

Pero si esto no contribuye a su crecimiento, respecto de otras familias, basan su estrategia en la sucesión patrilineal y el reparto equitativo de la herencia entre los hijos, quienes a su vez recibiran los activos familiares para iniciar su propia empresa sin pagar impuestos.

A pesar de las frecuentes rivalidades intrafamiliares, la confianza va más allá del capital y el ciclo parasitario comienza de nuevo.

Una y otra vez.

De este modo, las familias prosperan aún quebrando creando nuevas firmas, en cualquier sector comercial, socializando las pérdidas y traspasandolas al consumidor.

Las firmas familiares se codean con intelectuales inorgánicos o no, mediante acuerdos legales temporales y diversifican su poder social mediante conexiones de amigos en los gobiernos intercambiando información y porcentajes.

De este modo, la estructura organizacional dependerá de los puestos ya centralizados.

De este modo, como los intelectuales no son miembros de las familias tienden a ser representantes informales de la oligarquía de turno dominante con acciones compartidas.

La sociedad civil dominicana es verdaderamente muy subdesarrollada en cuanto a su pensamiento político, a tal punto que para resolver cualquier problema se requiere de un préstamo personal o alguna dadiva en el mercado de valores.

En grupos oligarquicos como esos, no se esperan lealtades de parte de los trabajadores, ya que su ideal es crear sus propias empresas, por lo que se sospecha de ellos como futuros competidores.

Los puestos directivos en la sociedad civil son a corto plazo y sin compromisos, lo que dificulta la planificación de la próxima concentración de la Marcha Verde contra la corrupción, por ejemplo.

Por otra parte, la extrema centralización e inflexibilidad de ese sistema de castas impide ajustes rápidos a la movilidad social, a los nuevos procesos de desarrollo y a los nuevos mercados.

El punto débil de la sociedad civil dominicana es que no posee conciencia de clase ni identificación socio política.

No soportan la competencia leal ni las transformaciones desde el Estado.

Cuestionan las inversiones en ciencia, tecnología y conocimiento porque no le son rentables a corto plazo, mediano y largo plazo.

El familismo empresarial dominicano solo fue parte, si bien consustancial, de la historia del éxito de la desigualdad.

Tras tantos fracasos históricos tuvo la inteligencia de proporcionar confianza e informacion a sus empresas sin sofocar totalmente la democracia representativa.

Cuando el poder y la riqueza se debían más a la productividad y a la socialización de la burocracia que a su propio país se atrincheraron en las exenciones tributarias.

Así pues, su organización económica se basa en redes empresariales tanto formales como informales.

Pero existen diferentes consideraciones político culturales entre las distintas sociedades civiles que han surgido con una lógica patrimonial.

Esa similitud con el neoliberalismo latinoamericano puede remontarse hasta las características culturales de la extrema derecha de pos guerra en el hemisferio.

Aunque a veces resulta un argumento demasiado indeterminado por su falta de especificidad, decir que la derecha dominicana es global, en comparación con sus pares latinoamericanos no es una exageración, en tanto que sus tendencias ideológicas son comunes.

Y si la jerarquía de Participacion Ciudadana coincide con la MUD oligarquica de la oposicion de Adecos y Copeyanos de Venezuela, por ejemplo, podriamos relacionar su confianza y reputación en Washington debido a que la Constitución de 2010 fue tratada como una regla básica de los tratados de libre comercio.

En verdad, La sociedad civil multinacional es impostora.

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