Las luces rojas que emite el excesivo endeudamiento de un gobierno irresponsable
Jhonny González
La República Dominicana enfrenta actualmente una sombra ominosa que se cierne sobre su estabilidad económica: el creciente endeudamiento del gobierno bajo la administración de Luis Abinader. A medida que la deuda nacional alcanza niveles alarmantes (US$40 mil millones de dólares-en solo tres años-), surge la inquietante posibilidad de que el país se sumerja en un escenario similar al non-payment que asoló a Grecia en 2015.
La gestión económica de Abinader ha estado marcada por un endeudamiento que ha ido más allá de lo razonable. Si bien es cierto que tomar deuda no es inherentemente malo, la cuestión radica en la falta de una estrategia clara para amortiguar los impactos a largo plazo. La deuda, en lugar de utilizarse como una herramienta para el desarrollo, parece estar convirtiéndose en una carga que amenaza con desestabilizar los cimientos económicos del país.
Resulta difícil ignorar las similitudes entre la situación actual de la República Dominicana y la crisis griega de 2015. Grecia, al perder el control de su deuda, enfrentó un non-payment que tuvo consecuencias desastrosas para su economía y su población. La administración Abinader parece seguir un guion peligrosamente similar, elevando las preocupaciones sobre la capacidad del país para cumplir con sus compromisos financieros sin recurrir a medidas draconianas.
La posibilidad de un non-payment en la República Dominicana conlleva repercusiones significativas. La confianza de los inversores se vería socavada, las tasas de interés podrían dispararse y los ciudadanos serían los que pagarán el precio. Ajustes dolorosos en el gasto público, posibles recortes a programas sociales y un aumento en la carga tributaria son amenazas palpables que se ciernen sobre la población dominicana.
Una de las mayores críticas a la gestión del endeudamiento por parte del gobierno de LuisAbinader es la falta de transparencia y rendición de cuentas. La opacidad en torno a la utilización de los fondos y la ausencia de un plan claro para el manejo de la deuda generan desconfianza tanto a nivel nacional como internacional. Los ciudadanos merecen una explicación clara y detallada sobre cómo se están utilizando los recursos y qué medidas se están tomando para evitar una crisis financiera.
La República Dominicana se encuentra en una encrucijada financiera, y la responsabilidad recae en el gobierno de Abinader para evitar el desastre económico. La gestión del endeudamiento debe ir más allá de la mera acumulación de préstamos y requerir una planificación estratégica que salvaguarde el futuro del país.
En consecuencia, los dominicanos debemosexigir transparencia y responsabilidad en la administración de los recursos al Gobierno nacional y su manada de cómplices del Congreso, y las alarmas deben sonar ante la posibilidad de un non-payment que podría sumir a la República Dominicana en una crisis económica de proporciones desalentadoras. El tiempo para la acción es ahora, antes de que las luces rojas se conviertan en una catástrofe financiera.