Las relaciones exteriores «atan a las economías» latinoamericanas e impiden un crecimiento sostenido
Armando Holanda
El contexto internacional, la dependencia de la demanda externa y el aumento del consumo privado como principal motor, estos son los factores que contribuyen al bajo crecimiento previsto para las economías de América Latina y el Caribe para 2024 y 2025.
El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para 2024 y 2025 destaca que América Latina y el Caribe continuarán en una trayectoria de bajo crecimiento económico, con proyecciones del 2,2% en 2024 y del 2,4% en 2025, cifras similares a las de 2023 (2,3%).
La previsión de crecimiento de la CEPAL para la economía latinoamericana en los próximos años ha sido recibida con escepticismo por expertos y analistas que la consideran un reflejo de las dificultades estructurales de una región marcada por la dependencia de factores externos.
Participación reducida
Esta tendencia refleja la menor participación de la región en el crecimiento de la economía mundial, según expertos entrevistados por Sputnik. El crecimiento económico mundial previsto para 2025 es del 3,2%, impulsado principalmente por las economías emergentes de Asia, con una expansión estimada del 5%.
Sin embargo, la desaceleración de Estados Unidos y China, principales socios comerciales de la región, tiende a reducir la demanda externa, comprometiendo las exportaciones latinoamericanas.
Este fenómeno indica la dificultad estructural que tienen las economías latinoamericanas para mantener un crecimiento sostenido y volver a los niveles de ingreso previos a la crisis. En 2024, el PIB per cápita de América Latina es el mismo que a finales de 2015, lo que refleja una recuperación lenta y limitada, con importantes desafíos para estimular el crecimiento económico de la región», agregó, a su vez, Chaib.
Dependencia de las exportaciones de materias primas
Amanda Harumy, estudiante de doctorado en Relaciones Internacionales y secretaria ejecutiva de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), señaló que el crecimiento previsto para América Latina es en realidad «bajo y no constituye una sorpresa, sino que refuerza aspectos estructurales de la economía de la región que dificultan el crecimiento y la reducción de la desigualdad social».
Según la analista, la dependencia de las exportaciones de materias primas sigue siendo uno de los principales obstáculos para un desarrollo económico sólido y resistente.
«La dependencia del PIB de sectores vulnerables a las fluctuaciones internacionales es un problema grave», afirmó, refiriéndose a la volatilidad de los precios de las materias primas, que afecta directamente a las economías locales.
Subrayó la «dependencia histórica y estructural» de América Latina de los organismos financieros internacionales y de la deuda externa.
«Estas relaciones, que atan a las economías de la región, forman parte de un círculo vicioso que hace que la superación de estas dificultades sea un desafío permanente», indicó.
La cuestión de la deuda externa, unida a la dependencia de los bancos internacionales, perpetúa una fragilidad económica que debe revisarse, según la experta.
Nuevo liderazgo
El impacto de los nuevos líderes latinoamericanos, según los analistas, será decisivo para el futuro económico de la región.
«Argentina, por ejemplo, al apostar [de nuevo] por la liberalización comercial y financiera, podría volverse aún más dependiente de la demanda externa, que no muestra signos de ser relevante a corto plazo para impulsar el crecimiento», analizó Medeiros.
En cuanto a Brasil, el experto destacó su plan ‘Nueva Industria Brasil’ que tiene como objetivo estimular la industrialización, promover la innovación y fortalecer el sector productivo, pero al mismo tiempo notó que «sus resultados dependerán de un ambiente macroeconómico más estable y de acciones de implementación consistentes».
«Además, será crucial que estos líderes promuevan esfuerzos coordinados para una mejor inserción internacional, atrayendo grandes proyectos de inversión de China y otros socios estratégicos, así como avanzando en la modernización y expansión de la infraestructura regional. A pesar de los desafíos estructurales y de las incertidumbres globales, una reorientación estratégica, apoyada en políticas económicas eficaces y en profundas transformaciones estructurales, es esencial para romper con las limitaciones históricas y garantizar un crecimiento sostenible para la región», concluyó la economista Diana Chaib.
SPUTNIK
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«Este contexto indica que no habrá auges comerciales similares al efecto China de la primera década del 2000. También destacaría un contexto de tendencias proteccionistas, especialmente en EEUU, y de menor integración comercial. Ante esto, América Latina y el Caribe tendrán que buscar estrategias para fortalecer sus economías internas y diversificar sus exportaciones», explicó Diana Chaib, economista e investigadora del Centro de Desarrollo y Planificación Regional de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG) de Brasil.
Según Fagner Joao Maia Medeiros, también investigador del mismo centro, la dependencia de la demanda externa impacta directamente en los resultados publicados por la CEPAL.
«El informe de la CEPAL revela que, después de la fuerte contracción económica causada por la crisis de la pandemia del COVID-19, América Latina logró recuperar los niveles del PIB [producto interno bruto] en el cuarto trimestre de 2021, que estaban cerca de los niveles anteriores a la crisis. Sin embargo, durante el período comprendido entre 2015 y 2024, el PIB per cápita de la región mostró una tendencia a la baja, y este indicador solo se recuperó en el cuarto trimestre de 2024, después de 36 meses», destacó el experto.