Los Candados Modernos de la Constitución de Abinader

Por Hipólito Martínez

 

El 27 de octubre del año 2024, quedará marcado como el día en que fue proclamada la Reforma Constitucional Abinader, la cual podrá denominarse también, la de los “Candados Modernos”, cuyas modificaciones, realmente son de muy poca trascendencia para el fortalecimiento democrático e institucional de la República Dominicana.

 

El presidente, apoyado en la mayoría legislativa del Partido Revolucionario Moderno, se dio el lujo de quedar en la historia como un mandatario que también impuso su voluntad política para producir cambios en el texto constitucional, que rige la nación Dominicana.

 

Las modificaciones constitucionales hechas con los candados “modernos “ del gobierno Abinader, son a todas luces reiterativas, retrógradas, contradictorias, antihistóricas y negadoras de los derechos fundamentales de los ciudadanos y recortan significativamente los niveles de participación política del pueblo en los procesos de toma de decisiones democráticas.

 

Veamos señores, las razones jurídicas y políticas por las cuales, la Constitución de los Candados Modernos, pasará a la historia como una reforma más, sin consenso político, impuesta por la fuerza de una mayoría congresional comprada, que redujo los derechos políticos-democráticos de los Dominicanos, sobreabunda en lo que ya existía y deja el mal sabor y el precedente negativo, de una modificación constitucional sin ningún nivel de legitimidad popular, cuando muchos juristas plantearon que era necesario someterla al referendo o aprobación del pueblo.

 

La llamada cláusula pétrea del tema de la reelección presidencial, es más de lo mismo, y el aporte que se dice hacer, carece de importancia, en el sentido de que en lo adelante ninguna reforma constitucional podrá cambiar la cantidad de periodos presidenciales, a los que puede optar el presidente de la república en ejercicio. Ese candado representa un llover sobre mojado porque ya estaba establecido con claridad meridiana, que el mandatario de turno podía optar por un segundo periodo y nunca jamás.

 

La unificación de las elecciones municipales con las presidenciales y congresionales para un mismo día, a partir del año 2032, es una especie de estocada mortal al desarrollo de los liderazgos locales , resucita el arrastre de lo presidencial sobre la autonomía local y pondrá a pruebas un sistema electoral que todavía no ha consolidado los niveles de transparencia y eficacia con los que debe operar la Democracia Dominicana.

 

Pero en el orden histórico, la Reforma de San Luis de Abinader es absolutamente contraria a la visión y los conceptos ideológicos del Doctor José Francisco Peña Gómez, quien en el Pacto por la Democracia del año 1994, en la Reforma Constitucional del citado año, impulsó la inclusión del tema de la separación de las elecciones municipales de las presidenciales, bajo la convicción política de que la Democracia se fortalece a partir de elecciones municipales independientes , separadas y particulares, en las cuales haya la menor injerencia de los que detentan el poder ejecutivo. De modo y manera que, visto el hecho, el presidente Abinader se presenta abiertamente contrario a los ideales del gran líder nativo de Guayacanes.

 

La disminución de 20 diputados a la representación del pueblo en el Congreso es un hecho político anti democrático, contraproducente, intrascendente, que marchita el poder popular, impulsado con la excusa de que se debe ahorrar recursos públicos y sin embargo, faltará comprobar que la chilata que se ahorre por ese concepto, sirva para resolver un problema específico y puntual del pueblo Dominicano.

 

El cambio en la composición del Consejo Nacional de la Magistratura, excluyendo el cargo del Procurador General de la República de la matrícula de miembros de referido órgano y consignar que dicho cargo será escogido por el CNM a partir de la terna que presente el poder ejecutivo, traerá una politización completa en la elección de la cabeza de un componente importante del sistema de Justicia de la nación y por consiguiente, los niveles de independencia que se pretenden alcanzar se perderán en los procesos complejos de las múltiples voluntades políticas a las que deberá su elección.

 

En resumen y finalmente, los bombos y platillos de los que se ufanan Abinader y sus colaboradores, presumidos como pocos, de haber hecho una Reforma Constitucional, como nunca antes en la historia, realmente, terminará siendo, en términos generales, una contrarreforma, innecesaria, mostrenca, ilegítima y negativa para el proceso de fortalecimiento democrático institucional que merece y demanda el Pueblo Dominicano.

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